jueves, 17 de mayo de 2012

¿Policía militarizada?


Cd. Victoria, Tam.- Con distintos matices, JOSEFINA, ENRIQUE y ANDRES MANUEL, los tres principales candidatos a la Presidencia coinciden en prometer una policía nacional fuerte.
Recio y quedito, la señora VAZQUEZ MOTA ha venido repitiendo (quizás porque se escucha muy impactante) que bajo un gobierno a su cargo la corporación estaría formada con una estricta disciplina militar.
Sin embargo, necesario es recordar que cuando la Policía Federal Preventiva (PFP) nació en el penúltimo año de la administración zedillista (enero de 1999) había prisa por darle cuerpo y eso significó una inyección sustantiva de cuadros militares.
Dos años después, en 2001, el nuevo gobierno foxista creó la Agencia Federal de Investigación, dependiente de la PGR, bajo cuyo mando hoy se encuentra la Policía Federal Ministerial (PFM), realizando funciones que antes realizaba la Policía Judicial Federal.
Sustituir el nombre de “Judicial” por “Ministerial” ha sido una práctica también presente en las corporaciones estatales, buscando con ello una necesaria congruencia semántica, pues depende del ministerio público y no del poder judicial.
Desde el año 2009 el gobierno calderonista transformó a la PFP en una Policía Federal (PF) a secas, eliminando la tercera sigla (Preventiva) que ya no tenía sentido en una institución ahora dotada de facultades investigadoras.
Algo similar (y por las mismas razones) ocurrió en Tamaulipas cuando la Policía Preventiva Estatal fue reformulada como Policía Estatal.
En ambos niveles de gobierno, dotar a los antiguos preventivos de capacidad para investigar les otorgó un mayor (y muy necesario) papel protagónico en la actual lucha contra el crimen, mandando a un secundo plano (con un perfil público menor) a las policías ministeriales.
Desde luego, ambas vertientes trabajan de manera conjunta, aunque los más visibles siempre serán quienes cubren rutinariamente las tareas de vigilancia en calles y caminos: la Policía Federal y la Policía Estatal.
No es muy distinto lo que ha propuesto LOPEZ OBRADOR: incrementar sustantivamente el reclutamiento y dimensiones de la policía nacional para que esta asuma gradualmente las funciones que hoy realiza el ejército.
Es curioso, pero eso mismo prometió FELIPE CALDERÓN tras asumir su cargo en diciembre del 2006: echar mano de las fuerzas armadas (soldados y también marinos) mientras relanzaba el proyecto de una gran corporación policial.
Con mayor franqueza, ENRIQUE PEÑA NIETO habló el 9 de mayo pasado en San Luis Potosí de una “gendarmería nacional” (así le llama) integrada por militares, pero bajo un mando civil.
En este maramagnum de siglas, proyectos y programas, importa entonces señalar que la policía “con disciplina militar” propuesta por JOSEFINA en realidad ya existe.
Son los elementos castrenses que desde ZEDILLO han ido alimentando periódicamente a los diversos proyectos policiales y que ahora PEÑA NIETO pretendería formalizar.
Y mire usted, Tamaulipas parece ir por el mismo rumbo. Cualquier persona de otra entidad que visite (por ejemplo) Ciudad Victoria, verá soldados por todas partes, pero con diferentes uniformes.
Unos portan placa y colores del municipio, otros lucen las galas de la Policía Estatal y desde luego, está la SEDENA y su inconfundible presencia verde olivo.
En los tres niveles de gobierno, se trata de fuerzas de respuesta inmediata, bien dispuestas y pertrechadas, que han ido recuperando paulatinamente el control territorial fatalmente perdido en los años finales de la administración geñista.
El ideal de un “gobierno fuerte para todos” que hoy alimenta al gobierno del ingeniero EGIDIO TORRE CANTÚ es exportable a escala nacional.
No hay que teorizar demasiado a este respecto. Fue el debilitamiento paulatino del Estado y su pérdida del monopolio legítimo de la violencia (expresado alguna vez por MAX WEBER) lo que concedió espacios a la delincuencia.
Fortalecer es recuperarlos.