martes, 27 de noviembre de 2018

Polémica absurda


Cd. Victoria, Tam. Es un NICOLÁS corpulento (1.93, según testimonio de ADELA MICHA) cuya venida a México se asocia hoy a los fríos de diciembre, aunque nada tenga que ver con NICOLÁS de BARI, el obispo oriental que dio vida a la leyenda de SANTO CLOS.
Para ser más exactos, este otro NICO se apellida MADURO, es mal querido en su patria Venezuela y goza de triste fama en el ambiente político internacional.
Entre otras razones, por su estilo lépero de dirimir diferencias y un manejo tan desastroso de la economía que posee el récord histórico (¡a escala planetaria!) en materia de inflación: un millón por ciento anual. Hablamos, pues, de un país donde resulta más fácil pesar los billetes que contarlos, al momento de las transacciones más elementales, como la cuenta del super.
Donde además se criminaliza y persigue a la disidencia, con cárceles repletas de presos políticos, periodistas asesinados, opositores desaparecidos y millares de exiliados, unos por acoso político, otros simplemente por hambre.
Por todo ello resulta comprensible que hoy muchos mexicanos repudien públicamente la anunciada asistencia de NICOLÁS a la toma de posesión de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, el próximo sábado primero de diciembre.
En medios y redes, ciudadanos y agrupaciones, aprovechan el viaje para equiparar (one more time) al propio LÓPEZ OBRADOR con MADURO, con su fallecido antecesor HUGO CHÁVEZ y todos los liderazgos de izquierda que les vengan a la memoria, LULA, DILMA, EVO, DANIEL, OLLANTA, NESTOR, CRISTINA y hasta los hermanos CASTRO.

ERROR DE ENFOQUE
Sin embargo, necesario es decir que la polémica es tan ociosa como inútil, además de errática en su exposición. El planteamiento mismo está mal hecho, peca de supina ignorancia.
Por principio, no es MADURO un “invitado de AMLO”. Esto es una barrabasada, si recordamos que el tabasqueño solo gozará de autoridad para convocar a sus colegas del mundo cuando tenga mando (en una semanita más).
En sentido estricto, la invitación fue girada por la administración de ENRIQUE PEÑA NIETO quien (aunque no lo parezca) todavía gobierna.
Para decirlo con mayor propiedad, constituye una tradición ancestral, práctica regular, rutinaria, del Estado mexicano, en ocasión del cambio de poderes.
Y, ojo, la cortesía se formula y extiende en automático, a todos los jefes políticos de los 193 países con los que México sostiene vínculos diplomáticos, entre embajadas, consulados, misiones permanentes y oficinas de enlace.
Se trata de una lista regular donde (¡por favor!) no caben palomeos ni exclusiones, por mal o bien que gobiernen los interfectos, sin importar la forma como se adjudicaron el poder, por elección o golpe de estado, herencia partidista o linaje de sangre.
Importa subrayar que además se trata de visitas rápidas, unas cuantas horas, sin mayor trascendencia o trámite que el saludo al nuevo mandatario mexicano y punto.
En todo caso, si lo que se busca es trazar un deslinde con los dictadores del mundo, esto debe manejarse con antelación suficiente, desde la más alta tribuna (las cámaras y, particularmente, el senado) para replantear de manera clara, explícita, concisa, con qué naciones queremos tener relaciones diplomáticas, con cuáles no y en base a qué criterios.

FILTRO IMPOSIBLE
Solo que si México decidiera romper (por citar un ejemplo) con Venezuela por sus consabidos modales antidemocráticos, resulta que hay, al menos, una treintena de naciones en condiciones similares (o incluso peores).
Es decir, si la condición para sostener relaciones fuera que dichos países tuvieran gobiernos emanados del voto popular (en elecciones libres, competidas y creíbles) no cabrían aquí Corea del Norte, ni China, ni Cuba, cuyos sistemas de partido único han operado sin interrupción por más de 60 años (desde 1948, 1949 y 1959, respectivamente).
O si la regla fuera excluir a los jefes de estado represivos, la lista es interminable, además de variada.
Empezando por el mundo árabe donde reyezuelos y sátrapas sanguinarios (tanto o más que MADURO) son el pan de cada día en naciones como Arabia Saudita, Jordania, Afganistán, Siria, Argelia, Libia, Yemen, Quatar, Brunéi y tantos más.
Si del África negra hablamos, hambrunas iguales o más graves a la que hoy registra Venezuela se observan en el Congo, Uganda, Ruanda, Camerún o Etiopía, a causa de gobiernos ladrones y entreguistas.
Y si dirigimos nuestra mirada al extremo oriente, tendríamos que mencionar (amén de la ya referida Corea del Norte) la notable ausencia de libertades que caracteriza a Camboya, Tailandia, Laos, Myanmar o Vietnam.
Pero, observe usted el disparate. Entre el coro de voces que hoy exigen retirar la invitación a NICOLÁS MADURO se encuentren los expresidentes VICENTE FOX y FELIPE CALDERÓN.
Cuestión de recordar que en sus respectivas tomas de protesta (2000 y 2006) jamás excluyeron a ninguno de los tiranos, autócratas o déspotas del planeta. Tan abundantes, por cierto, en aquellos años como ahora.
La polémica es absurda. Ni CALDERÓN ni FOX tienen, pues, autoridad moral, intelectual, profesional, política, para protestar. Como las putas viejas, aprontan consejo cuando ya no pueden dar ejemplo.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Guardia Nacional


Cd. Victoria, Tam. Largo es el sueño mexicano de contar con una corporación civil con plena cobertura territorial, capacidad y preparación suficientes para cargar en sus hombros la seguridad interna del país y con ello mantener a las fuerzas castrenses en sus cuarteles.
Los antecedentes más remotos se remontan al gobierno del general PORFIRIO DÍAZ, cuando crea en 1900 el Resguardo Aduanal Mexicano y en 1908 la entonces denominada Policía Judicial.
El primero, como brazo fuerte de la política fiscal (Dirección de Aduanas, SHCP) y el segundo como brazo armado del Ministerio Público.
Un cuarto de siglo después, años 30s, otro general, el sonorense ABELARDO L. RODRÍGUEZ, avanzaría dos pasos en la misma dirección.
De manera paralela crea (1) en 1931 la Policía Federal de Caminos y (2) en 1934 añade a la Policía Judicial el apelativo de “Federal”.
No era para menos, a pasos agigantados, los automotores empezaban a desplazar a los caballos en la creciente red carretera nacional.
Durante los años siguientes, de sobre es conocido que todas estas corporaciones cayeron en el descrédito, al ser señaladas por sus prácticas represivas y muy corruptas, más preocupadas en vender protección a delincuentes, contrabandistas y narcotraficantes, que en cuidar la paz social.
En tal diagnóstico se fundan los ajustes institucionales que habríamos de observar en la última década del siglo 20 y la primera del 21.
En 1991, la administración de CARLOS SALINAS decide reemplazar al viejo y anquilosado Resguardo Aduanal por la Policía Fiscal.
En 1999, ERNESTO ZEDILLO crea la Policía Federal Preventiva que atrae hombres, mandos y funciones de las policías Fiscal y Federal de Caminos.
En 2002, un decreto de VICENTE FOX ordena la desaparición y reemplazo de la Policía Judicial Federal por una nueva dependencia que llevaría por nombre Agencia Federal de Investigaciones (AFI).
El gobierno foxista va a operar entonces con un brazo preventivo (PFP) y otro investigador (AFI) que muy frecuentemente entrarán en conflicto.
Es por ello que, en 2009, su heredero en el cargo, FELIPE CALDERÓN, dará vida a una entidad superior denominada Policía Federal, con las dos áreas de operación (vigilante y ministerial) bajo un mismo mando.

AVANCE ERRÁTICO
Podrían, incluso, distinguirse diferentes etapas en la accidentada historia de las corporaciones civiles mexicanas a lo largo del siglo 20 y lo que llevamos del 21.
Entre PORFIRIO DÍAZ y MIGUEL DE LA MADRID vemos un esfuerzo arcaico, irregular, con iniciativas poco articuladas que parecen responder a situaciones de momento y problemas específicos.
La capacitación es pobre, no se conoce siquiera el concepto de transversalidad, cada dependencia juega para su santo, tampoco hay estrategia territorial, ni visión de largo plazo.
De dicho vacío se nutrirá el avance gradual pero sostenido de las fuerzas castrenses desde que en los años 60s y 70s fueron enviadas a combatir la guerrilla en el estado de Guerrero (DÍAZ ORDAZ, ECHEVERRÍA).
En tiempo posterior, LOPEZ PORTILLO y sucesores involucran a soldados y marinos en el combate al narcotráfico, empezando por la misma zona del Pacífico, poquito más al norte, en entidades como Jalisco, Sinaloa y Sonora.
En aquella segunda mitad del siglo 20, no había policía nacional propiamente dicha. Solo dependencias precarias, focalizadas.
Alguien tenía que entrarle a la hora que aparece la guerrilla, crecen los grandes emporios mariguaneros del Pacífico, se dispara el procesamiento de drogas heroicas y se abre paso el mercado de la coca sudamericana.
Hoy se culpa a FELIPE CALDERÓN de haber sacado al Ejército a las calles para combatir a la delincuencia organizada. Lo cierto es que fue de un proceso más amplio, paulatino, irreversible, que lleva al menos medio siglo, desde hace nueve presidentes, por lo menos.
De manera comprensible, el desgaste (y el efecto corruptor) también alcanzaría a soldados y marinos, sin que México haya logrado desarrollar una institución civil que les reemplace.

FRACASO IMPLÍCITO
En este contexto se anuncia la creación de una Guardia Nacional, de composición militar, pero directamente controlada por el presidente civil ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
El caso tiene muchas aristas y refleja el fracaso rotundo de todos los experimentos (carísimos para el erario) que sucesivos mandatarios hicieron en el ramo de las corporaciones civiles.
Si AMLO hoy se decide nuevamente por un arma militar, sin duda es tiempo de preguntar qué le hicieron a todo el dinero que se gastaron en las últimas tres décadas, en esos fallidos intentos por crear demarcaciones eficaces y confiables.
Desde la Policía Fiscal creada por SALINAS, hasta la PFP de ZEDILLO, la AFI de FOX y la PF de CALDERÓN, incluyendo aquel organismo híbrido que generó tinta y papel a raudales, pero jamás le funcionó a PEÑA NIETO: la Gendarmería Nacional.
Ninguna de estas instancias resolvió el problema de la inseguridad, la impune criminalidad que hoy tiene a México contra la pared. Vamos por una nueva, la Guardia Nacional.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Capitalismo de compadres


Cd. Victoria, Tam. Si mala es la corrupción (dice la gente) peor todavía es que aflore con lujo de opulencia, descaro y aquel exceso que (oiga usted) los lleva a una acumulación neurótica de fortunas, como si fueran a vivir 500 años.
En el mismo tenor, si malo es mentir, hacerlo de manera flagrante, con desfachatez y desvergüenza, es ruindad que hiere profundamente, porque a la ofensa de la falsedad se añade el cinismo.
El gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO, errático en muchos aspectos, nos deja (al menos) dos de esas farsas insultantes que en un tiempo muy corto fueron desmentidas por los hechos.
Que la reforma energética tan ponderada por voceros del PRI y el PAN (PEPE TOÑO MEADE y RICARDO ANAYA, entre otros) significaría, en lo inmediato, (1) la baja de las tarifas eléctricas y (2) el fin de los llamados “gasolinazos”.
Engaños obvios, hoy solo podemos pensar que fueron formulados a sabiendas de su falsedad y tan solo fueron esgrimidos para dar soporte a reformas montadas a la salud de intereses concretos y, por supuesto, contrarios al bienestar nacional.
Por ello, no tuvimos que esperar mucho para sufrir en carne propia el incremento infame de cobros eléctricos y también en los precios de los hidrocarburos.
Aunque el fenómeno no es nuevo y bien vale recordar lo que ocurrió con la privatización de las instituciones bancarias en tiempos de CARLOS SALINAS DE GORTARI.
El tema cobra vigencia hoy que el entrante gobierno de LÓPEZ OBRADOR se está planteando meter en cintura a los bancos privados y poner un alto a las comisiones abusivas que cobran al cuentahabiente, entre otras linduras.

MENTIRAS CARAS
La banca nacida de la privatización salinista es otra de las gigantescas patrañas que se fraguaron y exhibieron frente a los ojos de la República, con embustes tan obvios como las cuentas de vidrio ofrecidas por PEÑA sobre los cobros de luz y combustibles.
Argumentos del mismo talante. Permitir que los particulares, inversionistas modernos, empresarios nacionalistas, grandes capitales internacionales, participen del referido sector no solo traería una mejora en la calidad de los bienes y servicios relacionados, sino que los habrían de ofertar más baratos.
Lo decía SALINAS para justificar su venta de garaje, lo repetía el titular de Hacienda PEDRO ASPE y su vendedor en jefe, el entonces titular de la Unidad de Desincorporación de Entidades Paraestatales, JACQUES ROGOZINSKI.
Y de ahí se alargaba (ad libitum) el argumento por demás falaz, en torno a las bondades de la competencia, que haría palidecer al mismísimo ADAM SMITH, padre del liberalismo económico, el también llamado capitalismo popular.
Solo que ya no estamos en tiempos de SMITH, la igualdad de oportunidades hace mucho que fue derrotada por las grandes corporaciones de las que fue pregonero MILTON FRIEDMAN, profeta del neoliberalismo.
Implacable imposición de la codicia privada sobre el interés público que, en países del tercer mundo como México, encuentra un cómplice idóneo en el llamado capitalismo de compadres, con promotores activos como CARLOS SALINAS y VICENTE FOX.
Contra todos los ofrecimientos, la reprivatización bancaria jamás se hizo al mejor postor sino a favor de una camarilla de cómplices, socios, amigos cercanos, con apoyo del voto panista.
Es por ello que la banca patriota, profesional, competitiva, honesta, prometida por SALINAS, ASPE y ROGOZINSKI jamás llegó.
Y no fue patriota porque, en cuanto pudieron, los compradores revendieron sus activos a instituciones internacionales.
Vistas las cosas a la distancia, se diría, incluso, que solo fueron intermediarios, dueños temporales de un conjunto de bancos que en tiempo récord pasaron de propiedad estatal a control extranjero.
Por mencionar cuatro casos, sin lugar a dudas, ejemplares:
(1) El banco BITAL, entre cuyos socios se encontraba el empresario JUAN SÁNCHEZ NAVARRO, sería traspasado al holding británico HSBC (Hong Kong Shangai Banking Corporation).
(2) BANCOMER de EUGENIO GARZA LAGÜERA pasó a manos del corporativo español BILBAO VIZCAYA.
(3) SERFÍN, de ADRÍAN SADA, fue revendido a otra institución ibérica, BANCO SANTANDER.
(4) Y el gigante BANAMEX de ROBERTO HERNÁNDEZ quedó en manos de CITY BANK.

BANCA USURERA
Aunque lo grave es que (en unas manos o en otras) la banca mexicana jamás redujo sus tasas de interés a estándares internacionales, como lo prometieron SALINAS y su coro de aduladores.
Lo vemos en las tarjetas de crédito. Un análisis publicado el pasado viernes 9 de noviembre por la revista EXPANSIÓN refiere que, sumando tasas y comisiones, el Costo Anual Total (CAT) cargado al usuario, en ocasiones rebasa el 100%.
Otro trabajo, del 31 de octubre pasado, divulgado en la sección financiera del portal YAHOO, señala que el CAT promedio de la banca mexicana “se ubica en el 79.7%”, rango que representa “casi el cuádruple” del cobro que aplican las tarjetas de crédito en Estados Unidos.
Explica EXPANSIÓN que los bancos “cobran comisiones por anualidad, pagos tardíos, reposición del plástico, disposición de efectivo, por inactividad y por pagos mínimos”, entre los cargos más relevantes.
Instituciones que, para colmo, “también cobran comisiones al usuario que deposita su dinero en el banco”.
Subrayando al respecto que:
“Si ya las tasas reales que los bancos pagan a los ahorradores son ínfimas, estas se desvanecen cuando el banco cobra una comisión adicional por apertura, por manejo, por saldo mínimo, por emisión de cheques, entre muchas otras. En otros países, este tipo de comisiones son consideradas un abuso.”
Oiga usted, nadie en su sano juicio podría etiquetar a EXPANSIÓN como una publicación populista, obradorista, izquierdista o “chaira”. Sus afirmaciones derivan de un análisis riguroso, objetivo.
Y mire lo que son las cosas. El alto costo del dinero que los bancos imponen a cuentahabientes contrasta de manera drástica (y por demás abusiva) cuando se prestan entre ellos mismos, a un interés bajísimo del 7.75% anual.
Nada que ver, en absoluto, con, la banca patriota, honorable, profesional, competitiva que le prometió SALINAS a los mexicanos cuando emprendió su vendimia de paraestatales.
Mentiras redondas, fiasco premeditado, como las promesas jamás cumplidas de PEÑA cuando aseguró bajar las tarifas eléctricas y terminar con los gasolinazos.
Razón le sobra, pues, al nuevo gobierno de AMLO para someter al escrutinio público la actividad leonina de los bancos y sus métodos de usura programada, que disponen del ahorro nacional en beneficio de una pequeña élite financiera.
Dicho de otra manera, que los barones del dinero no vengan ahora a asustarnos con el petate del muerto. Carecen de autoridad moral.


lunes, 5 de noviembre de 2018

Benefactores, el día después


Cd. Victoria, Tam. Queda claro, pues, que el mayor enemigo de los modelos basados en el gasto social expansivo es el padre tiempo. Es la prueba del ácido de la que muy pocos regímenes salen bien librados.
Desafío que se ubica en el mediano plazo, cuando el primer impulso justiciero ha transcurrido y la inicial burbuja de prosperidad exhibe sus limitaciones, empieza a topar con piedra.
Es aquí donde habría que preguntar a los ideólogos y estrategas económicos del obradorismo si en verdad están pensando en “el día después”.
Es decir, si su prospectiva incluye reconstruir y fortalecer el aparato de bienestar social para que verdaderamente se consolide y sobreviva a las alternancias venideras. En 2024, 2030 y posteriores.
O bien, si los mexicanos debemos esperar una involución estridente al final del túnel, como la que hoy encarna JAIR BOLSONARO en Brasil.
Inquietante empoderamiento ultraderechista, xenófobo, racista, catapultado por la corrupción y el descrédito que dejaron por herencia negra los gobiernos de DILMA ROUSSEF y LULA DA SILVA.
Esos recetarios fondomonetaristas como el que impulsó el gobierno conservador de MARIANO RAJOY en España, para enmendar el desorden que le heredó el socialista RODRÍGUEZ ZAPATERO. Y también el neoliberal MAURICIO MACRI, sucesor de CRISTINA KIRCHNER.
O las purgas de caballo extremadamente cruentas para el bolsillo familiar, que impusieron los regímenes castrenses cuando desplazaron al régimen chileno de SALVADOR ALLENDE en 1973 y al argentino de ESTELA PERÓN en 1976.
Sin olvidar las medidas brutales de reordenamiento económico impuestas por DE LA MADRID y SALINAS para controlar la espiral inflacionaria y devaluatoria que nos legaron ECHEVERRÍA y LÓPEZ PORTILLO.

EXPERIENCIA AJENA
No es gratuito, pues, el temor de las clases medias y el sector empresarial a programas de gasto público que (de no aplicarse con responsabilidad) podrían colocarnos al tercero o cuarto año de gobierno en el callejón oscuro de los años setentas y ochentas.
De algunas décadas para acá, es común leer, escuchar, entre la intelectualidad mexicana que nuestro país necesita una izquierda moderna (no populista) inspirada en la socialdemocracia europea. Aunque hoy la palabra “europea” requeriría precisiones. Indispensables deslindes.
No es lo mismo la eficacia y sustentabilidad comprobada que caracterizan a los proyectos de bienestar social en Suecia, Noruega y todo el mundo escandinavo, que los experimentos fallidos en Grecia, Portugal y España, contaminados de chavismo, según observadores cercanos.
El indudable éxito del estado providencia en el norte europeo descansa en principios éticos muy firmes, aplicación escrupulosa de los recursos y una cultura de la transparencia firmemente engarzada con la democracia participativa.
Y tan legitimados están dichos esquemas de convivencia que, teniendo las tasas impositivas más altas del planeta, poseen también los niveles más bajos de evasión fiscal. La gente cree en sus instituciones.
Por lo que hace a América Latina, en la primera década de este siglo destacó el ascenso de gobiernos ubicados al centro-izquierda del cuadrante. Oleaje amplio que cubrió buena parte de centro y Sudamérica.
HUGO CHAVEZ y NICOLÁS MADURO en Venezuela; LULA DA SILVA y DILMA ROUSSEFF en Brasil; JOSÉ MUJICA y TABARÉ VÁZQUEZ en Uruguay, EVO MORALES en Bolivia; ALEJANDRO TOLEDO, ALAN GARCÍA y OLLANTA HUMANA en Perú; NESTOR y CRISTINA KIRCHNER en Argentina; MICHELLE BACHELET en Chile y DANIEL ORTEGA en Nicaragua, entre otros.
Hoy que la ola ya pasó, la perspectiva deja por saldo media docena de exmandatarios acusados de corrupción, algunos en proceso, otros encarcelados o huyendo.
Han pisado la cárcel LULA, DILMA, OLLANTA y ALAN, por lo menos. Otro peruano, TOLEDO, anda a salto de mata. Ello, mientras avanza en Buenos Aires el proceso por corrupción contra CRISTINA y los opositores de ORTEGA engordan expedientes similares, por peculado y delitos derivados de la represión gubernamental.
Y también casos grotescos como el de MADURO, cuyo desenlace vamos a conocer cuando deje el poder y la gente le pase factura por su afán persecutorio, enriquecimiento brutal y ese millón por ciento que hoy padecen de inflación, a pesar de estar nadando en petróleo.
Se salvan, hasta ahora, casos como los de MICHELLE (honradez), EVO (discreción) y, de manera muy relevante, MUJICA, cuya vida austera es hoy leyenda universal.

RUMBO CIERTO
Entre todos esos ejemplos, cabe preguntar qué tipo de expresidente quisiera ser ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR cuando concluya su mandato en 2024.
¿Admirado como MÚJICA; respetado como BACHELET; prófugo, como TOLEDO; aborrecido como MADURO?
Ello va a depender de la viabilidad y eficacia de sus programas de gobierno, particularmente de sus resultados.
Ciertamente, las instituciones alguna vez llamadas de seguridad social, luego de desarrollo social y ahora de bienestar social requieren urgentemente de una moralización amplia y efectiva, para limpiarlas de los vicios ancestrales que ha arrastrado el sector público mexicano y se sintetizan en la palabra corrupción.
Contratismo venal, subrogación espuria, sobrefacturación, proveedurías fantasmas y un sindicalismo voraz que opera contra el mejor interés de los trabajadores.
Y la pregunta más difícil de todas: ¿cómo financiar de manera sana y sustentable, el incremento del gasto sin disparar la deuda nacional, ni aumentar el déficit, ni afectar la paridad monetaria, ni provocar inflación?
Si AMLO logra estos objetivos, sus éxitos le sobrevivirán, se afianzarán como modelo aceptado de gestión pública en el mediano y largo plazos.
De lo contrario, tarde que temprano, un capataz de inspiración patronal y modales autoritarios como BOLSONARO, RAJOY o MACRI nos estará esperando a la vuelta del camino para revertir los procesos de reforma social, a un costo altísimo para el sector mayoritario de la población.
Necesariamente, los operadores de LÓPEZ OBRADOR deberán verse en esta variedad espejos que la experiencia histórica nos ofrece. Por fortuna, tienen de dónde escoger.