miércoles, 22 de marzo de 2017

Seguridad interna

Cd. Victoria.- Nada tan necesario, urgente, prioritario como la seguridad interior, nada tan polémico hoy en día como la ley que pretende regularla.
Proyecto que avanza en San Lázaro a tal ritmo que la bancada tricolor se propone aprobarlo durante el actual periodo legislativo que concluye en abril 30.
Nota del lunes, que la bancada panista a cargo del michoacano MARKO CORTÉS, haya solicitado a organismos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la delegación mexicana de la ONU su opinión calificada sobre dicho proyecto.
De todo ello está enterado al detalle el gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, quien acude esta semana a la Cámara Baja a invitación de la Junta de Coordinación Política.
El tamaulipeco tendrá oportunidad de escuchar razones y participar con sus puntos de vista en la discusión junto a sus colegas gobernadores.
Entre los cuáles se habla del campechano ALEJANDRO MORENO, el michoacano SILVANO AUREOLES y hasta del guerrerense HECTOR ASTUDILLO.
La nueva ley pretende otorgar un marco jurídico a la actividad regular de las fuerzas armadas cuando deban combatir la delincuencia en todo el territorio mexicano.

POR ETAPAS
Nada distinto a lo que (de facto) ya estén realizando las corporaciones castrenses cuya actividad fuera de los cuarteles se remonta a los sexenios de GUSTAVO DÍAZ ORDAZ y LUIS ECHEVERRÍA cuando combatían las guerrillas de LUCIO CABAÑAS y GENARO VÁZQUEZ en el estado de Guerrero.
Y después, bajo el propio ECHEVERRÍA y su relevista JOSE LÓPEZ PORTILLO, quienes metieron de lleno al ejército en los grandes operativos contra la siembra y comercialización de enervantes en Sinaloa y Sonora, dentro de la llamada Operación Cóndor.
En el presente siglo la fotografía de FELIPE CALDERÓN al principio de su régimen, con una casaca militar que, por igual, le quedaba floja y larga, es acaso la imagen emblemática que simboliza el involucramiento de las fuerzas armadas en el combate frontal a la delincuencia organizada.
Tan convencido estaba CALDERÓN de su decisión, que los entonces titulares de Marina y Defensa, MARIANO SAYNEZ y GUILLERMO GALVÁN, se convirtieron en sus acompañantes permanentes a las horas del almuerzo y la tertulia. Entre degustaciones varias, le rendían el parte de guerra.

A DISCUSIÓN
Durante la campaña presidencial de 2012 el tema impregnó el discurso de todos los candidatos en el mismo tono contradictorio como se expresa ahora en boca de partidos y fracciones parlamentarias.
Por una parte se insiste en que el ejército es necesario ante una delincuencia no solo bien organizada sino mejor armada y pertrechada.
Aunque también se hacen escuchar señalamientos en torno a los derechos humanos. La presencia de fosas clandestinas que hacen pensar no en uno sino en muchos Tlatlayas a lo largo y ancho del subsuelo nacional.
Por igual se coincide en la necesidad de que corporaciones civiles (federales y estatales) bien pagadas y con entrenamiento tipo militar, estarían llamadas a tomar el control en alguna fecha todavía indefinida, cuando el ejército deba regresar a sus cuarteles.
Con cierta audacia, PEÑA NIETO prometió en sus días de candidato que esto sucedería en automático, reasignando masivamente cuadros castrenses a una nueva gendarmería nacional.
Lo cuál jamás sucedió. Tras ganar la elección y tomar posesión, pasaron los meses y luego los años y dicha reconversión de efectivos castrenses en policías civiles, quedó en el aire. En nuestro largo historial de naufragios institucionales.
Al final, la dichosa Gendarmería acabó siendo un regimiento más de la Policía Federal. Algo parecido a un cuerpo especial revestido con parafernalia mediática, emblemas y uniformes vistosos, pero nunca lo que se prometió en campaña.