viernes, 17 de marzo de 2017

BHO y el vacío

Cd. Victoria.- Intensa la rumorología, encontradas las versiones, variada la interpretación en torno a las andanzas del excandidato priísta a la gubernatura BALTAZAR HINOJOSA en tierras cuerudas.
Lo más sensato, sano, lógico (y urgente) sería que alguien en su lugar y con su historial reciente asumiera la iniciativa de reorganizar las fuerzas del partido tras la debacle electoral.
Nada tendría de oscuro ni de tenebroso, aunque la pregunta es ¿por qué hasta ahora, nueve meses después, cuando no hay siquiera comité directivo y nadie ha tenido la generosidad de emprender el control de daños?
Que se reúna con su equipo de campaña, exfuncionarios, exalcaldes, es lo de menos, ¿por qué al margen de la estructura tricolor, desde las orillitas, en el clandestinaje cupular, sin llenar el ominoso vacío que hoy aqueja al partido, sectores y organizaciones?
En una democracia desarrollada nada habría impedido que BALTA asumiera el liderazgo del nuevo priísmo opositor, a la semana siguiente de confirmar su derrota.
Tenía estructura y posicionamiento, experiencia y preparación, la inercia y vuelo de una campaña, mando sobre grupos y operadores, amén del poderoso aval (la legitimidad) de representar a medio millón de votantes.
Pero se desapareció, se autoflageló en silencio, retornó discreto a su curul federal y nada quiso saber del abandono que dejaba atrás.
El olvido que en meses posteriores devastó al PRI como al Macondo de las horas finales, el que narra AURELIANO BABILONIA.
Un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán, carcomido por la hormiga, la polilla, el comején.

¿QUIERE MÁS?
Volver ahora sin asumir responsabilidad ninguna, ni asomo de autocrítica, ni planes, ni estrategia para apuntalar desde abajo un partido, no deja espacio para pensar otra cosa que la mezquina ambición de corto plazo.
La hambruna urgente del escaño senatorial que le evite la pena de quedar en la banca el próximo año, cuando el peñismo sucumba y quien sabe cuánto PRI sobreviva luego del 2018.
Y lo reclama al descubrir con espanto que lo buscan los mismos que le disputaron antes la candidatura a gobernador: GUEVARA, CÁRDENAS, BERNAL, ETIENNE, PALOMA.
Y siguen las preguntas, ¿Con qué cara habrá de convocar de nuevo a los priístas si los abandonó a su suerte, nada quiso saber de las bases que vivieron como nunca la humillación de una derrota histórica?
Como piensa tocar puertas si nunca ha dicho “esta boca es mía” ante quienes perdieron el empleo, si ni siquiera ha dado la cara ante la opinión pública para asumir con claridad sus errores.
Haya o no bases disponibles, lo que parece buscar ahora es reinstalar a la burocracia de partido. Con un grupito basta. El politburó necesario que despache trámites y gesticule como si hubiera todavía seguidores.

UN TRAMPOLÍN
Que algún personero de su secta (TOÑO, FELIPE, BLADI) haga las veces de dirigente estatal (camine, hable, declare como tal) y le ayude a montar un tenderete, un remedo temporal, nomás para la pura campaña.
Versión desmontable (y desechable) de lo que antes fue la tarea partidista. Algo barato y rápido que le otorgue la anhelada beca senatorial de seis años, de mayoría o por “pluri”, es igual.
Y frenar, de paso, al muchacho de Mante, quien también quiere controlar lo mismo (partido y escaño) con el mismo fin utilitario, para desecharlo luego.
Trepar en la chatarra del viejo aparato, catapultarse al senado y sobrevivir al cataclismo sexenal.
Brincar la aduana, refrendar fueros y privilegios aunque se pierdan Los Pinos.
Vender después el cacharro en pedazos.
Ya verán ellos si en los años posteriores deben aplaudir al PEJE, a RAFAEL, a MARGARITA, para continuar subsistiendo con semejante afán y similar propósito.
Para seguir viviendo de la política.