Cd.
Victoria, Tam.- La interpretación inicial de la
palabra “fake” en Internet tenía que ver con imágenes (entonces fijas, en video
después) donde celebridades del deporte, el showbiz y la política eran víctimas
de versiones trucadas.
Ejemplo elemental cuando, al amparo de Photoshop, recortan
caras de gente famosa para insertarlas en otro cuerpo cayéndose de borracho o
participando en algún regocijo propio del cine XXX.
Los “memes” son parientes jocosos de dicha
falsificación. Aunque la diferencia es que el “meme” suele mostrarse desde el
primer golpe de vista como una burla, no aspira al engaño.
Habrá que poner todavía más cuidado cuando
imágenes, audios y textos se disfrazan de realidad, fingen ser noticias,
periodismo de denuncia.
En casos así ya no estamos hablando de “memes” sino
de mentiras deliberadas. Algo muy cercano a ilícitos como el libelo, la
difamación, la calumnia.
En otros casos, la mentira flagrante es también
“gancho de ventas” que apela al morbo, a la curiosidad dolosa para incrementar
la penetración de un medio en nichos específicos de mercado.
Ninguna red social (ni siquiera los viejos blogs)
se libra de este fenómeno. Sin embargo, todo indica que la configuración de Facebook
(amplitud de textos, mayor interactividad) le ha convertido en el medio
favorito de este fenómeno.
BOTÓN DE
MUESTRA
La tecnología facilita mucho las cosas, para bien y
para mal. Cualquiera puede sustraer el logotipo de un medio nacional (PROCESO,
EXCELSIOR, UNIVERSAL) o de algún portal famoso (ARISTEGUI, ANIMAL POLÍTICO) y darle
un uso diferente.
Por ejemplo, implantarlo en un espacio virtual, gratuito
y anónimo, para luego atiborrarlo de información basura.
Hay un sitio de nombre muy parecido al diario
REFORMA que parece inspirado en el 28 de diciembre, el Día de los Inocentes. ¡Solo
que todo el año!
Y es tan efectivo en la elaboración de sus
gracejadas que he visto caer (redonditos) a compañeros y amigos de indudable
preparación y respetable inteligencia.
En casos así, al observar que (con aquel candor)
comparten mentiras flagrantes, me veo en la necesidad de añadir un pequeño
comentario al calce, con dos sutiles preguntas.
-“¿Ya checaste la fuente?, ¿Ya te fijaste quien
está diciendo esto?”
Para identificar (pues) fenómenos así parece haber
nacido el terminajo en lengua inglesa de “fake news”. Historias concebidas
desde su origen con la voluntad expresa de mentir, a ratos en broma, también por
amarillismo, perversidad, fines malsanos.
Y, mire usted, a menudo se recurre a esconder la
mentira (como recomiendan los profesionales de la difamación) entre dos
verdades.
Entre dos noticias ciertas, que la gente conoce
previamente y sabe que relatan hechos reales, puede estar incrustada la distorsión.
OTRAS
MALDADES
Tampoco es difícil copiar el logotipo de instituciones
como Presidencia de la República, Policía Federal, SEDENA, SEGOB, instituciones
regionales de seguridad o los propios gobiernos estatales.
Caso reciente, la cuenta apócrifa de la Secretaría
de Seguridad Pública en Tamaulipas, espacio de Facebook que presuntamente
reclutaba miembros para la Policía Estatal Acreditable.
Entre las mentiras más burdas, se encontró que
cobraba 500 pesos por el puro trámite inicial, cuando la realidad indica que
dicho procedimiento es gratuito.
Más allá del ingreso ilegítimo que ello pudiera
representar, mucho se especuló en torno a segundas intenciones de sitios así. Que
pudieran estar ganchando gente para otra clase de fines, igualmente armados.
Fake news, en efecto, con los más diversos propósitos,
ante lo cuál vale la pena actualizar el anterior consejo (no creas todo lo que
dice Internet) por uno más específico:
-“¡Por favor, no creas todo lo que se diga en redes
sociales!”