Cd. Victoria, Tam.- A las generaciones futuras de tamaulipecos les
costará trabajo entender la endeble vida de partidos que ha privado
históricamente en la región.
Situación que pareció agravarse desde 1999, año uno de
TOMAS YARRINGTON, hasta el actual 2017, bajo FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA.
Si en la primera década y media de este siglo, el poder del
PRI era prácticamente omnímodo, hoy el PAN observa una situación análoga.
Antes y ahora, bajo distinto signo, el Ejecutivo estatal
opera sin contrapesos, con mayoría legislativa y una buena cuota de
ayuntamientos.
El control político de la entidad pasó de un extremo a otro
sin mediar gradualismo alguno. Es
decir, sin transitar por el empate de fuerzas que vivieron FOX y CALDERÓN.
Razón de más para que la tercia de organizaciones ubicadas
en la oposición (PRI, PRD, MORENA) se hubieran puesto a trabajar desde hace
meses. A desquitar la paga.
Los tres parecen haber olvidado la importancia medular de
las tareas proselitistas. En
los dos membretes de izquierda, ello se reduce a la ocasional bravata mediática
y la piratería de cartuchos quemados que antes fueron del tricolor.
Aunque no asoma mucho interés por la formación de cuadros
ni el incremento de sus bases militantes. Acaso por temor a perder el control
del financiamiento oficial. Toca más si se reparte entre menos.
En cuanto al PRI, hoy marcha en pos del cero absoluto. Ni siquiera podemos decir que haya tocado
fondo. Cuesta abajo en su rodada, como el
tango de GARDEL, aún les falta abismo por recorrer.
TRINCHERA
AZUL
Para Acción Nacional, en cambio, empiezan a quedar atrás
los años de inmovilismo que marcaron al reinado de GUSTAVO CÁRDENAS.
Más allá de simpatías o afinidades, la obligación central
de todo sistema de partidos consiste en servir de contrapeso al poder. Competencia, en lugar de incompetencia.
La espada de DAMOCLES, hoy ausente.
Solo dos alcaldes priístas le disputan los reflectores al
Ejecutivo Estatal, OSCAR ALMARÁZ de Victoria y CHUCHÍN DE LA GARZA en
Matamoros.
Aunque con total carencia de esgrima ideológica. Su rastro en los medios es más parecido
al de las revistas de corazón y la nota de sociales, que al de una política
alternativa. Se publicitan como reinas de la primavera.
En el Congreso, la bancada priísta sobrevive acuartelada en
el mutismo. Todo el control
lo tiene el diputado presidente CARLOS GARCÍA GONZÁLEZ, junto a operadores como
JOAQUIN HERNÁNDEZ CORREA.
Parece que fue ayer cuando personajes como SUSANA
HERNÁNDEZ, MÓNICA GONZÁLEZ GARCÍA, RAFAEL GONZÁLEZ BENAVIDES y ALEJANDRO
ETIENNE partían plaza en la más alta esfera del poder.
Exiliados en terruño propio, sobreviven aferrados al bajo
perfil, agazapados en su curul, sin avanzar un milímetro en actividad
partidista alguna.
Mismo caso el de las presuntas figuras nacionales: BERNAL,
GUILLEN, CAVAZOS, HINOJOSA.
Tan mal acostumbrados quedaron a la disciplina tricolor que
hoy lucen engarrotados, ajenos por completo al futuro de la militancia. Al devenir mismo del Estado.
Mal y de malas para ellos porque el PAN sigue creciendo,
renovando cuadros y reorganizando a quienes serán sus operadores políticos del
año entrante. Convirtiendo su
clientela de ayer en el voto duro de mañana, como se comentó en este mismo
espacio.
La impresión es que ALMARÁZ y CHUCHÍN, tienen puesta la
mira en su proyección individual, como plataforma y trampolín de proyectos
releccionistas, sin importarles un rábano el rescate del partido.
La duda es si el puro y simple voluntarismo personal les
alcance para repetir en el cargo, hoy que la estructura priísta luce
desmantelada.
Peor aún, cada paso que den estará vigilado con lupa,
incluyendo (por supuesto) el origen y empleo de los recursos públicos.