Cd. Victoria, Tam. - El
Congreso de Tamaulipas tiene en sus manos una iniciativa de ley presentada por
el gobernador CABEZA DE VACA que prohibiría el funcionamiento de casinos, casas
de juego y antros conocidos por su nombre en inglés como “table dancings”.
En el vocabulario popular les llaman también “table dance”, en
referencia el género de baile que inicialmente se ejecutaba sobre las mesas, antes
aún de contar con un escenario, la consabida iluminación y el clásico tubo.
Desde luego, no ha faltado por ahí quien pretenda considerar esto un
deporte digno del reconocimiento olímpico, una rutina para reducir peso y hasta
un arte.
Adaptando el neologismo a las necesidades del idioma castellano, hoy se
denomina a sus practicantes (mujeres, en su mayoría) “teiboleras”, equivalente
a lo que en lengua inglesa llaman stripper.
Practicantes, en efecto, del striptease. Acción de bailar y despojarse
gradualmente de sus ropas, de manera total o parcial, para entretenimiento adulto.
Los españoles, tan dados a cazar la fonética con la letra, llaman a esto “estriptis”.
VÍA INDIRECTA
La nueva legislación tamaulipeca tiene un propósito de fondo. Cancelar
todos aquellos negocios que sirven de pantalla al lavado de dinero proveniente
del crimen organizado.
Propone reformar el artículo 134 de la Constitución Política de
Tamaulipas y la Ley de Desarrollo Urbano para prohibir tanto el uso de suelo
como las licencias de construcción a los negocios referidos: casinos, casas de
apuestas y table dancings.
La iniciativa es justificada en el documento al establecer que “la
delincuencia organizada se sirve de diversos medios para obtener recursos
disfrazados de licitud.”
Ello, añade, “mediante el funcionamiento y operación de
establecimientos que les provén dinero, mismo que es utilizado a su vez para
seguir delinquiendo”.
En el caso de los casinos, se tipifica el fenómeno de la ludopatía (adicción
a las apuestas) como una enfermedad que hasta ahora ha recibido “nula atención”
del sector salud.
Todos estos ramos “contribuyen a la inseguridad” y por ello son
necesarias “acciones firmes y decididas para combatir frontalmente su
proliferación”.
Y bueno, si bien la operación de casinos y apuestas es de competencia nacional
regulada por la Ley Federal de Juegos y Sorteos, el camino que seguiría el
Estado para contrarrestar estos negocios recaería en el referido uso de suelo.
DIVERGENCIAS
Plural y diversa ha sido la actitud de gobernantes y legisladores de
todos los partidos hacia el negocio de las apuestas, al paso de las
generaciones.
El general PORFIRIO DÍAZ era permisivo con ellas, situación que cambió cuando
la revolución se bajó del caballo. Dividió opiniones, ALVARO OBREGÓN en contra,
PLUTARCO ELÍAS CALLES a favor.
Al igual que ABELARDO RODRÍGUEZ, a quien se endilgaba su condición de tahúr y acaso por ello permitió el establecimiento del hipódromo y las consabidas casas de apuestas en Tijuana.
Al igual que ABELARDO RODRÍGUEZ, a quien se endilgaba su condición de tahúr y acaso por ello permitió el establecimiento del hipódromo y las consabidas casas de apuestas en Tijuana.
Fenómeno que se revirtió con el ascenso de un mandatario francamente
prohibicionista como fue el general LÁZARO CÁRDENAS.
Después, con el pretexto de la promoción turística se volvió a la manga
ancha bajo la mirada alegre del presidente MIGUEL ALEMÁN.
En los dos gobiernos de la alternancia, fue VICENTE FOX quien autorizó
de nuevo la instalación de estos negocios con la llamada “Ley CREEL” por el
apellido de su promotor, el entonces titular de SEGOB.
Legislación que se volvió todavía más abierta bajo la administración de
ENRIQUE PEÑA tras aprobarse en 2014 la Ley Federal correspondiente, gracias a
la cual nació el Instituto Nacional de Juegos y Sorteos.
Organismo encargado de regular desde el casino más pomposo hasta las
máquinas tragamonedas que se establecen en las tienditas más modestas.
Dos criterios, en efecto.