Cd.
Victoria.- La preocupación se extiende entre
autoridades de los tres niveles que deberán atender la marea de paisanos camino
a México en calidad de deportados por la migra americana.
La duda, entre tantas. Qué tan lejos
estarán los puntos fronterizos donde se ejecute su expulsión de sus respectivas
comunidades de origen que (al menos teóricamente) debieran ser también las de
su destino.
Ello, ante la posibilidad real de que
reincidan en la ya conocida predilección por el hacinamiento suburbano en ciudades
como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Reynosa o Matamoros.
Y es que por magras que sean las
condiciones de vida en las zonas perdidas de las localidades norteñas, todo
indica que en sus pueblos estarían peor.
Importa recordar que Tamaulipas se ubica por
encima de la media en cuanto a distribución del ingreso, acceso a servicios y
calidad de vida.
Buena parte de los ilegales proviene de
regiones donde existe mayor pobreza, marginalidad, desempleo, atraso, hambre.
Son los llamados “estados expulsores” que
durante décadas han aportado mano de obra barata al país vecino.
En un principio a la agricultura (pizca
de tomate, algodón) y luego en el empleo urbano más modesto, albañiles,
lavaplatos, jardineros, cargadores de basura.
Y aunque el orden puede variar, los
especialistas señalan como primeras cinco entidades a Jalisco, Michoacán,
Guanajuato, Estado de México y Zacatecas.
No se quedan atrás Veracruz, Aguascalientes,
Durango, Guerrero, Oaxaca y Chiapas en su contribución a la marea humana que hace
a los negocios norteamericanos más rentables y opulentos.
¿PRIORIDADES?
Y bueno, ante la astringencia de recursos
por la que hoy pasa nuestro país, todo indica que la discusión será amplia en torno
a la distribución de los recursos.
Por ejemplo, en los contemplados dentro
del Fondo de Apoyo a Migrantes, donde también los pueblos de origen están
identificados como susceptibles de sostén.
Habrá que ver por ello el reparto de
prioridades. Porque sabido es que, en ambos extremos, los gobernadores van a
jalar fuerte la cobija.
De aquí el dilema. Cuánto dinero irá a
las regiones fronterizas que recibirán el primer impacto migratorio. Y qué
proporción sería necesario aplicar a sus presuntos destinos, al centro y sur del
país.
Valga añadir que (por razones lógicas)
los “estados expulsores” encabezan también las listas de “estados receptores”
en la geografía de las remesas, el dinero que envían quienes trabajan allá.
Y aquí surge otra complicación. Las
localidades más afectadas por el retorno de ilegales serán también las que
podrían verse más apuradas si DONALD TRUMP logra hincar su garra arancelaria
sobre los “money orders”.
Si después de leer esto usted piensa que
nuestro desafío como país es complejo y multifactorial pues los golpes nos van
a llegar por todas partes, sin duda tendrá razón.
SEGURIDAD
Estamos, pues, ante la perspectiva de una
nación policontundida por una canasta maligna de factores que se activarían de
manera simultánea dentro del plazo inmediato. A partir del día veinte.
Sinergia, ciertamente, indeseable que
pondría en un brete la estabilidad social y hasta la viabilidad de México como
país soberano.
La gente puede creer o no en la buena
disposición del gobierno federal o en la eficacia de los gobernadores para
enfrentar la emergencia.
Por encima de posturas, será necesario
tomar nota de lo que representa esta nueva etapa en términos de seguridad donde
también se observan preparativos.
Entre ellos, el incremento de la cuota
castrense en Tamaulipas anunciado esta semana. Vienen 600 soldados más para
sumarse a los tres mil que hoy tiene SEDENA distribuidos en cinco puntos
estratégicos del estado.