miércoles, 25 de enero de 2012

Política de alfombra roja


Cd. Victoria, Tam.- La implacable desnudez del dato duro. Desde 1986, año en que empezó a buscar su registro legal el Partido Verde, han pasado 20 dirigentes nacionales del PRI, 13 del PRD y 9 del PAN.
En el mismo tiempo, el hoy llamado PVEM ha tenido solamente dos (2) presidentes nacionales, el señor JORGE GONZALEZ TORRES y su cachorro JORGE EMILIO GONZÁLEZ MARTÍNEZ.
Esto es: 2 liderazgos en 26 años, ambos de la misma familia, en sucesión directa, padre e hijo, como en los linajes monárquicos.
Desde luego atañe a Tamaulipas porque el primero fue yerno del doctor EMILIO MARTÍNEZ MANATOU, aún antes de que este fuera gobernador, es decir, desde que fungía como Secretario de Salubridad durante el régimen lopezportillista.
Con oportunidad, JORGE GONZALEZ y su hermano VICTOR MANUEL (el después llamado “doctor SIMI”) resultaron ser exitosos empresarios en la actividad farmacéutica. Proveedores, en efecto.
Concluido el lopezportillato, con MARTINEZ MANATOU exiliado en su rancho “El Mezquite”, el yerno JORGE encontraría una floreciente actividad en la formación de un partido presuntamente avocado a la defensa del medio ambiente.
Con 7 de 128 senadores y 21 de 500 diputados, el PVEM es hoy en día una de las organizaciones políticas más cuestionadas por su condición de huerto familiar cultivado a la sombra de los partidos grandes. Partido rémora, en efecto.
La nota viene a cuenta ahora que el propio JORGE EMILIO se encamina hacia un escaño senatorial, en coalición PVEM-PRI.
Poco se sabe de los aportes que registra este muchacho a la causa ecológica del país. Se observa, sí, que en su discurso cotidiano menciona de tiempo en tiempo los manglares, es decir, los ecosistemas propios de las zonas costeras y sus ricos humedales.
Curiosamente, JORGE EMILIO parece tener demasiados amigos dentro de la industria hotelera, depredadora principalísima de los manglares. En Cancún, por ejemplo. Su arenga permanente contra los ecocidios luce aparejada con la amistad que demuestra con quienes los perpetran.
En noviembre del 2011, CARLOS PUIG, columnista de MILENIO diario, nos daba un norte sobre cierto reportaje que salió en la revista QUIEN, especializada en frivolidades de gente bonita.
Buen tip. Consultando directamente el sitio de dicha publicación y leyendo el trabajo sobre JORGE EMILIO, resulta útil advertir que estas notas de carácter apologético suelen recalcar (sobre pedido) aquellos aspectos que al cliente le resulten más destacables en cuanto a su personalidad y trayectoria.
Lo increíble es que siendo un texto en buena medida auto-laudatorio, sean mínimas las referencias a su actividad principal como es la política, dedicando la mayor parte del espacio a destacar sus hazañas como “socialité”.
Así nos enteramos que lo que más le gusta es “la vida social” y ofrecer fiestas “de lo más divertidas” donde es “gran anfitrión”.
Cosa curiosa, más de una década al frente de un partido no parece haber dejado huella suficiente en su perfil como para que se hable de ello.
En cambio se menciona que el escenario perfecto en el que transcurre su existencia “puede ser un yate” o tal vez alguno de sus departamentos “en la ciudad o la playa” o quizás “su casa ubicada cerca del hotel Las Brisas” en Acapulco.
Y aunque ha sido legislador en tres ocasiones (asambleísta del DF y dos veces diputado, en total 9 años) nada de lo transcurrido en esas tareas parece importar más que su gusto por el mariachi que siempre lo acompaña (otra vez) “de preferencia en un yate”, en lugares “como Saint-Tropez, Francia”.
Cabe pensar que en su camino hubo decretos, iniciativas y tareas de organización partidista, aunque la reseña enfatice que en sus reuniones suele haber “variedad de bebidas, comida y gran diversión” que después termina en un “after party”.
La función pública reducida a una oportuna foto de sociales, el flashazo que la eterniza, la sonrisa perenne. Política de alfombre roja, en efecto. Pena ajena.