El PRI de PEÑA
NIETO, las izquierdas de LOPEZ OBRADOR y quien gane la contienda panista entre
JOSEFINA VAZQUEZ, SANTIAGO CREEL y ERNESTO CORDERO.
Primero en el
tiempo, ANDRES MANUEL vivirá su segunda contienda presidencial.
Es también el de
mayor edad. En noviembre pasado festejó sus 58 años, frente a los 57 de CREEL,
los 51 que cumple este mes JOSEFINA, los 45 de PEÑA NIETO y los 43 de CORDERO.
Tiene AMLO cuatro
hijos varones: tres con su primera esposa ROCÍO BELTRÁN (fallecida en 2003) y
uno con la segunda, BEATRIZ GUTIÉRREZ MÜELLER, con quien casó en 2006.
Significativamente,
la familia de LOPEZ OBRADOR anida lejos de los reflectores. Tampoco la emplea
como parapeto para proyectar su imagen.
Mejor aún, al sobreproteger
su vida privada, manda un mensaje a los medios. Conmigo todo, con ellos nada.
Se dice fácil pero
sobran ejemplos de políticos mexicanos cuya parentela se convierte en una
monserga omnipresente con la cuál debe lidiar la opinión pública día con día.
Del 2006 al 2012
AMLO observa un cambio sustantivo de imagen que no sabemos si en verdad refleja
su fuero interno o constituye un simple truco de cosmetología electoral.
Sus tatuajes de
guerra han sido reemplazados por mensajes de amor y concordia, tan cercanos en
su chabacanería al marketing comercial que el propio subcomandante MARCOS los
vinculó a la literatura chatarra de autoayuda estilo CARLOS CUAUHTEMOC SANCHEZ.
Para los seguidores
de ANDRES MANUEL la forma no cuenta mucho: lo importante es llegar, ganar,
alcanzar la Presidencia que les ha sido negada desde 1988.
Prioridad de las
izquierdas en 2012, la agenda de AMLO aflora rica en encuentros cercanos con aquellos
nichos de mercado que mayormente descuidó en 2006, las piedras de su zapato:
empresarios, comerciantes, clases medias, plataformas de profesionistas,
iglesias.
La aplicación de
fórmulas estilo LULA DA SILVA es visible aunque el pejelagarto lo niegue.
Sus ejemplos son
también la chilena BACHELET, la argentina KIRCHNER y, hasta hace poco, el
español RODRIGUEZ ZAPATERO.
Su antinomia es el
venezolano HUGO CHAVEZ y, de hecho, todos esas reuniones con el empresariado
estarían orientadas a conjurar los temores de un “chavismo azteca” (o, siendo
exactos, olmeca).
El encuentro de AMLO
con JOAQUIN LOPEZ DORIGA el 16 de noviembre pasado mereció la portada del
semanario PROCESO al domingo siguiente con una cabeza que parafrasea a JAIME SABINES:
“Los amorosos”.
Las malas lenguas del
2006 decían que el aspirante de las izquierdas tardó 10 años para graduarse en
la UNAM como licenciado en ciencias políticas.
Me queda claro que
la complejidad del pensamiento, ideales, pulsiones y sentimientos de un
individuo como LOPEZ OBRADOR está más allá de cualquier etiqueta.
Entre 2005 y 2006
su figura se vio catapultada por las simpatías que le abonó el proceso injusto
emprendido por el gobierno de VICENTE FOX cuando intentó desaforarlo.
En enero de aquel
año ANDRES MANUEL llevaba una clara ventaja de dos dígitos que lo hacía verse
en el espejo como el candidato “inalcanzable”.
Al final de la
carrera los números reflejaron otra cosa y una sucia guerra propagandística se
encargó de magnificar los bordes rijosos del tabasqueño, logrando sembrar el
voto del miedo contra una opción estigmatizada como “un peligro para México”.
En apariencia, hoy tendríamos un AMLO distinto:
conciliador, tolerante y ecuánime. Un entusiasta promotor de la República
Amorosa.
Como en toda metáfora, será prudente aguardar sus límites.
ZIGZAG
*** GRACIAS MIL al apoyo de mis editores en todo el
Estado, hoy regreso formalmente al columnismo regional, tras algunos meses de
asueto sabático. *** MI RETORNO no esperó abril, llega en enero. *** LAS METAS se
alcanzaron antes. ***