Cd.
Victoria, Tam.- Ninguno de los
cinco aspirantes resulta más difícil de identificar y, por ende, de precisar las
cualidades señeras que lo distinguen como individuo, que el ex-gobernador
mexiquense y abanderado del PRI ENRIQUE PEÑA NIETO.
Su verdadero yo desde luego existe, a menos que creamos
literalmente en las críticas de sus adversarios que al concentrar la vista en
los poderosos aliados del mexiquense, acaban reduciéndolo a la condición de
muñeco.
Desde luego, respira en ENRIQUE una persona real, con
preocupaciones verdaderas, más allá del cartabón que sus malquerientes han endosado
a este abogado de 45 años, oriundo de Atlacomulco, egresado de la Universidad
Panamericana (Derecho) y el ITESM (Administración).
Al arranque del año electoral, la personalidad esencial de
PEÑA NIETO sigue siendo un enigma, en buena medida por (1) la coraza
caracterológica que su disciplina personal auto-impuso, pero también (2) el
alud de simplificaciones que le han sobrepuesto sus críticos, cartabones que
lejos de describirlo, lo distorsionan y ocultan.
Por una parte, el diseño milimétrico de su personalidad y
ese férreo control que tiene sobre sus emociones muestran tan sólo al hombre
correcto que sonríe al instante justo, palmea y abraza siguiendo un patrón fijo
de expresión verbal y corporal.
En segundo término, su imagen se obscurece más con ese
listado de epítetos que, sin definirlo, lo califican, aludiendo al peinado
(copete, gel, ideas afines), su esposa (gaviota, telenovelas, farándula) y aliados
cuestionables (SALINAS, ELBA ESTHER, Televisa, Grupo Atlacomulco).
Pero son etiquetas, tan efímeras y epiteliales como los #hashtags
de la red social Twitter. Observaciones a vuela-pájaro que repiquetean sobre un
aspecto, pero no alcanzan a explicar el conjunto. No, al menos, en 140 golpes.
De estilo alemanista, la administración mexiquense a su
cargo se distinguió por un programa frenético de obra pública que incluyó
carreteras, hospitales y universidades, pero descuidó la seguridad ciudadana.
Y aunque la violencia armada está en todo el país, el alto
índice de feminicidios registrado durante su mandato será un fantasma que lo
persiga en campaña.
Le afectó también el oleaje especulativo desatado en torno
al fallecimiento de su primera esposa y madre de sus tres hijos MONICA
PRETELINI, acaecido el 11 de enero del 2007 (crisis epiléptica, dijeron los
médicos) y jamás explicado de manera oportuna y convincente.
Similar efecto tuvo el caso PAULETTE GEVARA, la pequeña perdida
un 22 de marzo del 2010 y encontrada muerta en condiciones atípicas. Indagación
que concluyó con el olor inconfundible al tan mexicano carpetazo.
Y acaso el tropezón más lesivo para su imagen pública ocurrió
en Guadalajara el pasado 3 de diciembre, en la Feria Internacional del Libro. Montado
en un escenario internacional, PEÑA NIETO se apersonó para presentar un texto
de su autoría intitulado: “México la gran esperanza: un estado eficaz para una
democracia de resultados.”
Ocurre en la sesión posterior de preguntas que el enviado
del diario EL MUNDO de España, JACOBO GARCÍA, plantea la duda por demás
previsible: “¿que tres libros han marcado su vida personal y políticamente?”
La respuesta de ENRIQUE debió paralizar el corazón a sus
asesores. En unos instantes su figura se desmorona mientras forcejea con
recuerdos incompletos y vacíos descomunales que hacen temblar al vecino de
mesa, exrector de la UAG TRINIDAD PADILLA.
Confunde tramas, empalma a FUENTES con KRAUZE, cita sin
(recordar título ni autor) la novela de ALFREDO ACLE (“La inoportuna muerte del
presidente”), se refugia en la Biblia, ¡Un desastre!
Después comentaría CARLOS MARIN en “Tercer Grado”, el
programa de Televisa: “PEÑA NIETO fue a la playa sin calzón de baño” y con eso
dijo todo.
Peor que el traslape de nombres, lo realmente grave fue su
incapacidad para salir avante del aprieto, igual si es sobre libros, vivienda,
justicia o salud.
La errata, sin embargo, no resuelve el misterio.