lunes, 9 de enero de 2012

Fiasco bicentenario



Cd. Victoria, Tam.- Dudas y sombras saludan a la Estela de Luz, ornamento urbano, obra cosmética, empresa decorativa y sin utilidad concreta, calculada en 80 millones de dólares y que rememora los aniversarios ya conocidos del 2010, sólo que en 2012.
Programada para entregarse en agosto del año antepasado, su nombre original (Arco del Bicentenario) hubo de ser modificado al no entregarse a tiempo para las festividades patrias. Es decir, llega 17 meses después y con un costo que brincó de 393 a 1035 millones de pesos.
Es largo el recuento de asegunes que entrañaría tan gravoso capricho erigido en la capital mexicana, a saber:
1) SU ALTA DERRAMA en tiempos difíciles. El presidente CALDERÓN hizo el anuncio en 2009, año de influenza, temblores y crisis inmobiliaria norteamericana. 
Por eso hoy en redes sociales el principal reclamo gira en torno a la naturaleza dispendiosa del gasto. En Twitter y Facebook circulan cálculos en torno al número de camas de hospital, aulas campesinas o viviendas populares que habrían sido posibles con ese dinero.
2) EL CULTO AL TAMAÑO, la dimensión faraónica de algo que aún con tecnología de punta, no deja de ser un monumento que está ahí para ser visto, proyectar imágenes desde sus muros y acaso tomarse una fotografía.
En su sótano alberga un área de exposiciones, cuya fecha de entrega y uso estarían aún por conocerse.
Decía FELIPE hace tres años, en el discurso que anunciaba el proyecto:
“Por su importancia simbólica y belleza arquitectónica, estoy seguro que ese monumento se sumará a la majestuosidad de obras emblemáticas y admiradas por todos los mexicanos, como el Ángel de la Independencia, el Hemiciclo a Juárez o el monumento a la Revolución.”
En efecto, aflora la búsqueda de lo fastuoso, la esfinge que sobreviva al paso de las generaciones y preserve el nombre del rey en turno.
3) EL DIFÍCIL SUSTENTO. La preocupación por los costos heredados. Es mal hábito de muchos gobiernos el invertir en obras cuyo mantenimiento implica un gasto regular para las administraciones posteriores, a menos que se quiera dejar en el abandono.
Y es que la estela de luz, como artificio tecnológico, se antoja más vulnerable al tiempo que las obras referidas por el discurso presidencial. 
¡Ojala y tuviera la solidez de Bellas Artes!
Nada nos garantiza que esas 1074 placas de concreto cubiertas de cuarzo y distribuidas en 104 metros de altura, conserven lozanía y brillo más allá de este sexenio. ¿Después el diluvio?
En su alocución inaugural de este sábado 7 de enero, CALDERÓN citó de manera textual al Popol Vuh, libro sagrado de los mayas: 
-“Cuando los dioses llegaron al lugar donde estaban depositadas las tinieblas, hablaron entre sí, manifestaron sus sentimientos y se pusieron de acuerdo sobre lo que debían hacer. Pensaron cómo harían brotar la luz, la cual recibiría alimento de eternidad. La luz se hizo, entonces, en el seno de lo increable".
¡Ora pues!, hasta aquí la cita prehispánica. 
Luego el mismo presidente haría votos porque la obra sea, dijo, “emblema de una nueva era para México”, que ilumine “la existencia de las futuras generaciones de mexicanos”, para que “el patriotismo nacional irradie siempre en el corazón de todos”.
Ojo con la terminología. Nueva era, en efecto, tinieblas, luz, corazón que irradia y también la referencia a los mayas, todo ello en 2012. Tomemos nota para ulteriores interpretaciones.


Zigzag 
*** EN EL AMBITO regional, la preocupación del priísmo nativo gira en torno a la intromisión del CEN tricolor en la confección de listas diputadiles y senatoriales, plurinominales y de mayoría. *** LA QUEJA es por los grillos que alguna vez fueron tamaulipecos pero tienen décadas de haberse nacionalizado chilangos y solamente se acuerdan del terruño cuando necesitan refrendar su estancia en alguna jugosa nómina legislativa. *** EL GRITO que hoy más se escucha es en favor de las cartas locales. *** ASÍ de claro y de sencillo. ***