jueves, 19 de enero de 2012

Decretazo sanitario



Cd. Victoria, Tam.- Este miércoles por ahí del mediodía, uno de los espacios oficiales que emplea el Jefe del Ejecutivo nacional en Twitter adelantó con cierto tono de suspenso un asunto singular, poniendo en boca de FELIPE CALDERÓN lo siguiente:
“Hoy anuncio algo de la mayor importancia para la salud pública, regularemos la publicidad de #productosmilagro, FCH”
La cita es textual incluyendo el hashtag, es decir la etiqueta compuesta por dos palabras pegadas y precedida por el signo de número (#).
Lo curioso es que CALDERÓN no haya empleado para tal noticia su cuenta personal (@FelipeCalderon) donde se había venido ocupando por estos días de asuntos como el apoyo a los adultos mayores o la ventanilla única del comercio exterior.
El tema específico de los medicamentos chatarra salió en otro espacio (@PresidenciaMX) donde FELIPE diría (o mandaría decir) que el gobierno federal “toma acciones inmediatas y concretas en contra de fraudes a la salud.”
Con esta reforma su gobierno, a través de COFEPRIS, acotará la difusión comercial de los productos milagro.
Ahora los medios deberán asegurarse que la publicidad cuente “con el permiso correspondiente” pues todos los anuncios “que veamos por televisión” deben tener registro vigente o, en caso contrario, “saldrán del aire”.
Para su gobierno, añadió, por encima de cualquier asunto, “se encuentra el tema de la salud” y “con la salud no se debe jugar.”
Y ojo que este rubro tiene muchas aristas y justo es precisar los términos para no incurrir en  confusiones.
Al hablar, por lo general, de medicamentos milagro se hace referencia a productos que prometen un remedio rápido y definitivo lo mismo a enfermedades comunes (respiratorias, digestivas, epidérmicas) que a necesidades de orden estético (arrugas, caída del cabello, acné, manchas y hasta cicatrices, oiga usted).
Y aunque los límites son a veces algo porosos, es otra la problemática de los medicamentos “pirata” denunciados en distintos medios como (1) malos imitadores de las patentes originales, (2) vendidos a menor precio aunque (3) con una eficacia harto discutible.
Por el vocabulario empleado, todo indicaría que la iniciativa de FELIPE CALDERÓN está dirigida hacia el primer caso, el de los comprimidos, menjurjes, pociones y brebajes que ofrecen alivio rápido y total.
Al margen de lo que pueda revelarse en los días subsiguientes, de entrada una decisión así de  punzante podría tener dedicatoria hacia el duopolio televisivo y en particular a la empresa que publicita en forma agresiva y permanente esta clase de artículos, como es Televisa.
Cuestión de checar el bombardeo inclemente de anuncios (algunos bajo la modalidad engañosa de publirreportajes o infomerciales) que los laboratorios recetan al televidente todos los días y en horario estelar, empleando en ocasiones a locutoras de noticias (ADELA MICHA, LOLITA AYALA) y hasta un encuestólogo profesional como ROY CAMPOS.
Patético, sin lugar a dudas, ver a ROY --quien se labró una carrera respetable como investigador social-- disfrazar con lenguaje estadístico lo que resulta ser publicidad vulgar de condones, ungüentos o champús anticaspa.
El Presidente CALDERÓN ratificaría más tarde lo anunciado en Twitter al firmar en las escalinatas de Los Pinos, el decreto que reforma la Ley General de Salud para sacar del aire (y de la calle) a los "productos milagro".
Específicamente habló de evitar que las personas sigan siendo engañadas y afectadas en su salud por productos que prometen "mágicamente" bajar de peso, corregir imperfecciones, curar o prevenir enfermedades, pero que son un fraude al consumidor.
Estimulante noticia, sin lugar a dudas, aunque (desconfiados que somos) cabe todavía esperar que todo esto en verdad se cumpla.
Es decir, que no le ocurra lo que al decreto aquel contra la comida chatarra en las escuelas, que acabó teniendo una eficacia nula.
De buenas intenciones, dice el refranero popular, está empedrado el camino del averno.