Cd.
Victoria, Tam. – Nacido en 1934, se
dio a conocer en los años 50 como cartonista en una publicación de adultos (Ja-Ja)
donde mostró pronto un estilo lapidario que le costó persecución, censura.
Y también un levantón militar que lo
puso al borde de una fosa ya cavada y con cartucho cortado, en los aciagos días
del diazordazato.
Aunque su trazo era tosco en aquellos años
y su humor pecaba de elemental, EDUARDO DEL RIÓ, Rius, solía ir al choque
puntual contra el poder establecido, a menudo con más ideología que gracia.
Pasaría en ese tiempo por media docena de publicaciones.
Por fortuna, entendió pronto que lo suyo
no era la caricatura sino la historieta. La creación de personajes y ambientes con
identidad bien definida, hilo narrativo, nudo y desenlace.
Literatura gráfica, en efecto, de la cual
nacieron “Los Supermachos” y luego “Los Agachados”. Aunque Rius siempre adjetivó
a su oficio como el de “monero”.
Calificativo aceptado por sus colegas,
que en la red de Twitter hoy día se hacen llamar @monerohernández, @jabazmonero,
@MoneroKemchs, @MagúMonero, @fisgonmonero, @trinomonero, @monerorictus, entre otros.
Al empresario OCTAVIO COLMENARES
(Editorial Meridiano) le debe RIUS su etapa inicial, aquellos 100 primeros números
de “Los Supermachos” donde el indio JUAN CALZONTIN y su patiño CHON PRIETO sobreviven
en un pueblo y una entidad que honran la musicalidad de las localidades purépechas,
San Garabato, Cucúcharo.
Región gobernada por un cacique feroz, PERPETUO
DEL ROSAL, de sombrero, botas, pistola y lente oscuro, cuyo suegro, don
PLUTARCO, era un terrateniente que libró impune el reparto agrario.
Ahí aparecen doña EME, la mojigata del
pueblo, el boticario LUCAS ESTORNINO, dos policías implacables, LECHUZO y
ARSENIO y un cantinero asturiano, FIACRO FRANCO, entre otros.
Hay muchas versiones sobre la ruptura de
Rius con esta primera empresa. Se habla de censura y de que COLMENARES registró
a su nombre los personajes, iniciándose con ello un pleito legal por los
derechos de autor que después de tres décadas daría la razón al monero.
También lo venció el cansancio. La
revista era una empresa familiar donde Rius aparecía como autor de las “ideas,
monos y texto”, sin olvidar el color de ROSITA DOBLEÚ y el sonido de RAQUEL (hija
que coloreaba, esposa que hacía la letra).
Terminaban, al cabo de cada semana,
satisfechos pero agotados.
Tras la bronca con COLMENARES, Rius lanzará
un proyecto nuevo.
Lo hará con un editor menos oficialista
y más generoso, GUILLERMO MENDIZABAL, dueño de Editorial Posada, la misma que hacía
pasquines de extraterrestres, pero que también tuvo el valor de imprimir los
primeros números de PROCESO, cuando JULIO SCHERER y su gente fueron despojados
de EXCELSIOR.
Inevitable el reemplazo de los
personajes. En lugar de CALZONTIN, el profesor GUMARO, en vez de CHON PRIETO
aparece NOPALTZIN y el alcalde TRASTUPIJES reemplaza a don PERPETUO.
Al igual que MANUEL BUENDÍA, EDUARDO DEL
RIO era prófugo del seminario. Michoacanos los dos, de Zitácuaro el primero, de
Zamora el segundo.
Fundador de media docena de revistas
humorísticas (”La Garrapata”, acaso la más famosa), de las que muy seguido se
retiraba y a donde siempre volvía.
Autor de un centenar de libros, fue Rius
hombre de izquierdas. Autodidacta, publicó textos apologéticos sobre el
socialismo cubano, ruso, chino, vietnamita y centroeuropeo, a manera de
crónicas de viaje, aunque terminó distanciado de la ortodoxia comunista.
Promotor, además, del vegetarianismo que
luego modero por una dieta semi-vegana. También ateo rabioso, en sus últimos
años se confesó atraído por la doctrina budista. Melómano irredento, admirador
de JOHANN SEBASTIAN BACH y los BEATLES, falleció este martes en Tepoztlán,
Morelos, a los 83 años.