Cd. Victoria, Tam. – La historia
empieza el domingo 2 de julio cuando la valenciana PILAR GARRIDO SANTAMANS, su
esposo mexicano JORGE FERNÁNDEZ GONZÁLEZ y su pequeño hijo fueron presuntamente
asaltados entre Soto La Marina y Victoria.
Tramo
carretero donde, según la Procuraduría de Tamaulipas, no opera hoy en día la
delincuencia organizada (aseveración que centenares de paisanos podrían
desmentir).
La
denuncia fue puesta por el marido al día siguiente, lunes 3 de julio,
detallando que su esposa PILAR quedó retenida por los captores, dejándolo libre
para negociar el rescate.
Resulta
paradójico que, desde un principio, hubiera más información en la prensa
española que en la regional sobre el caso.
El
26 de julio (24 días después de los hechos) fueron encontraros en un paraje del
mismo camino (kilómetro 55) los restos de una mujer que la genética forense identificó
como la española extraviada.
Llamó,
por cierto, la atención el que jamás, en todo ese lapso, se haya recibido una
petición de rescate de los supuestos raptores.
Se
dijo entonces que había contradicciones en el testimonio de su cónyuge JORGE
FERNÁNDEZ, a la sazón licenciado en Criminología quien se desempeñaba como
profesor en la Universidad de Seguridad y Justicia del Estado.
Al
respecto, el procurador IRVING BARRIOS informó en rueda de prensa que la
víctima falleció por estrangulamiento, presentando además lesiones en nariz,
cráneo y cuello.
“Mecánica
de muerte” que, según Procuraduría, “no corresponde al modo de operar de los
grupos delincuenciales.”
Por
todo ello, el Ministerio Público dijo encontrar indicios suficientes para considerar
sospechoso de homicidio al marido de la víctima.
Se
ejerció entonces acción penal en su contra, siendo detenido el presunto
homicida en esta capital, de lo cual fue notificada la familia española.
Sin
duda, el detenido merece (como en todos los casos) ser escuchado y su
defensoría legal también, antes de sacar conclusiones tajantes sobre su
pretendida culpa.
UN REFERENTE
El
suceso de alguna manera nos permite recordar el caso del productor
estadounidense de televisión BRUCE BERESFORD-REDMAN cuya esposa brasileña
MÓNICA BURGOS fue encontrada muerta por estrangulamiento el 8 de abril de 2010,
en las inmediaciones del hotel Moon Palace Resort de Cancún, Quintana Roo.
Dos
turistas ingleses que se alojaban en dicho establecimiento aseguraron haber escuchado
a la pareja discutir en su habitación y observaron al productor con rasguños en
manos y cuello.
Desde
un primer momento la policía local consideró como sospechoso a BERESFORD-REDMAN,
incautando su pasaporte y ordenándole permanecer en el país mientras la
investigación avanzaba.
Disposición
que desobedeció, logrando escapar a California, hecho que motivó la solicitud
de extradición al gobierno estadounidense.
Fue
detenido por la policía de Los Ángeles en noviembre de ese año, pero un juez
federal negó la expatriación dos semanas después.
No
obstante, en julio de 2011 un magistrado determinó que había evidencia
suficiente para que el prófugo fuera puesto en manos de la justicia mexicana.
Se
dijo entonces que tenía razones suficientes para cometer el asesinato,
refiriendo entre los motivos, el cobrar el dinero de un seguro, obtener la
custodia exclusiva de sus hijos y continuar una relación extramarital.
En
febrero de 2012 BRUCE fue extraditado a México y en marzo de 2015 le fue
dictada una sentencia de 12 años en prisión.
Condena
baja si consideramos que la fiscalía de Quintana Roo había solicitado la pena
máxima de 50 años, por el delito de homicidio calificado.
Desde
luego, no hay dos casos iguales. Veremos a qué conclusiones llega la autoridad
tamaulipeca en el caso de la víctima española. Nada está escrito todavía.