Cd. Victoria, Tam. – Salió la
convocatoria y el acuerdo es que no hay acuerdo. Los tres caballeros que buscan
la presidencia tricolor en Tamaulipas, como en aquella célebre frase cinematográfica
(Men in Black III), aceptaron finalmente competir.
Ello,
aunque la palabra competir, para un partido acostumbrado a candidaturas y
cargos por designación, suene a discordia, a fracaso de la unidad.
Si
realmente quieren renovar al PRI de pies a cabeza, como han dicho últimamente,
una de las claves es reemplazar la subcultura del dedazo por hábitos
democráticos en todos los procesos internos.
Cultura
de la competencia en la selección de dirigentes y candidatos, desde el más
modesto nivel hasta la cúpula.
Ya
lo hemos dicho aquí, comités locales, estatales y nacionales, candidatos a
diputados locales y federales, senadores, presidentes municipales, gobernadores
y hasta presidente de la República.
Resulta
incluso sintomático que entre los seguidores de la tercia finalista (GUAJARDO,
LUEBBERT, GUEVARA) los ánimos se impregnen de pesimismo, frustración, en lugar
de asumir y proclamar el proceso como una fiesta democrática.
Y
bueno, si hay o no compra de consejeros, deberá ventilarse. O si (como se
piensa) habrá quien acepte donativos de todas las trincheras y al final vote
como le venga en gana, es asunto de ellos, los priístas.
En
todo caso es mejor una elección problemática que un dedazo “de seda”, al que
por cierto están tan (pero tan) acostumbrados.
SINCRETISMO ELECTORERO
En
el plano nacional, la inyección de vitaminas que recibió JOSÉ ANTONIO MEADE
multiplica los escenarios y mueve el tapete a los aspirantes principales del
partido albiazul (ZAVALA, ANAYA, MORENO) donde la puja interna perdió claridad
desde que se planteó una alianza con el PRD.
La
contienda del 2018 se perfila desde ahora como una caja de sorpresas de la que
emanan ruidos extraños, incluyendo en esto a los partidos chicos.
El
Verde Ecologista ha expresado sus dudas sobre la opción de seguir fungiendo
como socio menor del PRI. Se pone a disposición de un mejor aliado.
Similar
(aunque más tajante) la postura del Movimiento Ciudadano, cuyo líder nacional DANTE
DELGADO ya anunció que no irá con MORENA ni con la candidatura de LÓPEZ OBRADOR.
El único amarre del tabasqueño es el Partido del Trabajo (PT).
Y
se multiplican los escenarios porque hay quien piensa que MEADE, por su
condición apartidista (y haber colaborado con los gobiernos de ZEDILLO, FOX,
CALDERÓN y PEÑA) podría lograr un fenómeno inédito. Convertirse en abanderado
común de dos adversarios históricos, el PRI y el PAN.
Asunto
que no debe gustar mucho ni a los tricolores que aún tienen esperanzas (OSORIO,
NUÑO, CAMACHO, AVILA) ni a la tercia de panistas mencionada arriba (MARGARITA,
RICARDO, RAFAEL).
El
propio VICENTE FOX, en su muy personal guerra santa contra el obradorismo (el
populismo, el chavismo y una amplia colección de ismos) simpatiza con dicha
opción.
Su
fantasía es una candidatura única que aglutinaría al PRI, el PAN y el PRD (más
los que se sumen) en torno a figuras como PEPE TOÑO MEADE.
Dicen
que MEADE es un tecnócrata con más carisma que ZEDILLO, como si esto fuera una hazaña.
Igual resulta más ligero que CARSTENS, sin que ello represente mérito alguno.
Si
los encuestólogos quieren poner a MEADE al nivel de MARGARITA, OSORIO o AMLO, se
trata, en todo caso, de buenos deseos por parte de quienes pagan dichos
sondeos.
Muy
ilustrativo el revoltijo mexicano, por si alguien alguna vez dudó de la llamada
crisis de las ideologías. Esa decoloración hacia el gris que izquierdas y
derechas han observado en las últimas décadas.
Todo
puede pasar. El mundo es tan raro (decía BORGES) que hasta el delirio más inverosímil
resulta posible.