Cd. Victoria, Tam. – Nada tendría
de raro que dos cruces internacionales como Nuevo Laredo y Colombia se disputen
las rutas del comercio internacional, si no fuera por la “ayudita” que desde su
inauguración (31 de julio de 1991) el entonces presidente CARLOS SALINAS otorgó
al puente neoleonés.
De
tiempo en tiempo vuelve a ser noticia la imposición de trabas al puerto laredano,
alegando presuntas carencias en infraestructura aduanera y comercial.
Y
con la misma voluntad, en cuestión de meses o semanas, los tamaulipecos
responden incrementando, ampliando, reforzando instalaciones para defender su liderazgo,
como el principal punto de contacto en los 3,185 kilómetros de frontera.
En
este sentido, la lucha que hoy libra la administración de ENRIQUE RIVAS no es
muy distinta a los desafíos que enfrentaron hombres como HORACIO GARZA,
particularmente en su primer periodo 1993-1995.
La
gente más antigua de Nuevo Laredo tiene entre sus orgullos el haber desarrollado
con décadas de trabajo y esfuerzo un puerto comercial cuya actividad destaca a
escala continental.
Construido
por el gobierno salinista en el municipio de Anáhuac, Nuevo León, la principal
desventaja del cruce Colombia-Solidaridad es su escasa población y el precario
desarrollo urbano en ambas riberas del Bravo. Lo contrario, precisamente, de
los dos Laredos.
El
propio HORACIO solía adjetivar como “pretextos” a los señalamientos que desde
entonces suele esgrimir doña federación a vialidades, accesos e instalaciones
de la localidad más norteña de Tamaulipas, buscando favorecer a Colombia.
Aunque
tarde que temprano la realidad se impone. Los traileros vuelven a la ciudad de
cruce que mejor conocen y donde encuentran todos los servicios.
VECINO INCÓMODO
La
frontera tamaulipeca no estuvo exenta del temor que en principio suscitaron los
planes de DONALD TRUMP para construir un muro entre ambas naciones.
Enseñanza
útil para los analistas al norte y sur del rio Bravo que vaticinaron una
debacle económica (devaluación, parálisis comercial) a partir del 20 de enero
pasado, cuando asumió DONALD la presidencia.
Y
mire usted que muchos colegas dedicados al análisis financiero no son
comunicólogos de profesión sino economistas y aun así fallaron rotundamente.
Si
alguien les hubiera dicho que siete meses después (agosto del 2017), la moneda
mexicana (lejos de devaluarse) se cotizaría mejor (abajito de los 18 pesos por dólar)
jamás lo habrían creído.
Y
del muro tampoco asoman muchas luces. El señor TRUMP tiene problemas más gordos
qué atender, entre una bancada demócrata que no deja de combatirlo y un
creciente grupo de republicanos que lo observan con una mezcla de temor, risa
contenida y escepticismo.
Al
cerrar la semana anterior se difundió la dimisión del estratega en jefe de la
Casa Blanca STEVE BANNON. Lo cual permitió a los medios hacer un recuento de los
cambios que en tan corto tiempo han marcado a ese gobierno.
Incluyendo
al consejero de Seguridad Nacional MICHAEL FLYNN, el jefe de Gabinete, RIENCE
PRIEBUS, dos titulares de comunicación, MIKE DUBKE y ANTHONY SCARAMUCCI y el
polémico vocero SEAN SPICER.
Amen
del director del FBI, JAMES COMNEY, quien se salió dando portazo y lanzando
cargos gravísimos contra el propio mandatario al que acusó de sostener
relaciones turbias con el gobierno ruso desde su campaña y, además, pretender
ocultarlas.
¿Habrá
muro?, se preguntan los mexicanos. Existe la convicción de que TRUMP podría
dimitir o ser desaforado antes de que esto ocurra.
Ello,
no solo por su comportamiento errático sino (sobre todo) porque su modelo
proteccionista es visto como una reliquia inoperante, verdadera antigualla, por
una clase empresarial que tiene años apostándole al libre comercio.