martes, 15 de agosto de 2017

Juanitas y Juanito

Cd. Victoria, Tam. – La equidad de género en cargos de elección es un tema que llegó para quedarse. Me atrevo a calificarlo de ineludible y, a la postre, irreversible.
De aquí la importancia del posicionamiento refrendado por el dirigente tricolor ENRIQUE OCHOA REZA quien aprovechó su intervención en la reciente XXII asamblea nacional para insistir en un tema que ha sido recurrente en sus discursos desde que llegó a la dirigencia nacional en 2016.
El que la equidad debe ser verdadera y no una mera simulación, insistiendo en condenar el fenómeno de las “Juanitas”.
La anécdota data de la elección federal de 2009 (la intermedia de FELIPE CALDERÓN) cuando varios partidos otorgaron a mujeres candidaturas a diputaciones federales, pretendiendo cumplir con la cuota de género.
Una vez conquistadas las curules, las damas ya posesionadas del cargo fueron obligadas a pedir licencia y dejar el sillón a sus suplentes varones. En total se habló de cuatro asientos en el PRI, cuatro más en el PVEM, dos del PRD y uno del PT.
En Tamaulipas destacó el caso del potosino SALOMÓN ROSAS, entonces delegado regional del CEN, quien fingió ser candidato suplente a la curul federal llevando por titular a su esposa GABRIELA MONTIEL, a la cual reemplazó una vez concluido el proceso.

IZTAPALAPA
El nombre de “Juanitas” viene de un incidente muy penoso ocurrido también ese año (y en dicha elección) en el seno de la izquierda capitalina.
En pocas palabras, el entonces excandidato presidencial (y exjefe de gobierno) ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR había impulsado como candidata del PRD para la delegación Iztapalapa a una militante de todas sus confianzas como era CLARA BRUGADA.
Territorio que por entonces contaba con un millón 800 mil habitantes, superior en número a la población de entidades federativas como Colima, Tlaxcala o Nayarit.
Ocurrió entonces que la nominación fue anulada por el Tribunal Electoral, alegando anomalías en el proceso interno de selección.
Lo cual provocaría un gran cisma en la izquierda nacional y un enfrentamiento entre el grupo de AMLO y la corriente del entonces gobernante MARCELO EBRARD.
La respuesta de LÓPEZ OBRADOR sería montar una simulación deliberada y asumida públicamente, al convencer a un rústico líder de colonias de nombre RAFAEL ACOSTA (apodado “Juanito”) para que asumiera la candidatura por el Partido del Trabajo (PT).
Con el apoyo de AMLO, “Juanito” debía ganar la elección para luego pedir licencia y entregar el mando a BRUGADA.
Ello, en tanto el PRD de EBRARD postulaba para el mismo puesto a una militante de su equipo de nombre SILVIA OLIVA.
Lo cual, amén de revelar desavenencias profundas con el propio MARCELO, representaba un chocante malabarismo político de LÓPEZ OBRADOR.
La gran popularidad de ANDRES MANUEL en Iztapalapa alcanzó fácilmente la primera meta. Hacer ganar a “Juanito” en las urnas.
Sin embargo, sus planes se atoraron en el segundo paso, cuando el improvisado candidato se resistió a cumplir su promesa de asumir la jefatura delegacional y luego renunciar.
Lo cual desató una jocosa controversia donde AMLO quedaba expuesto como el “engañador engañado” y “Juanito” como el títere que se rebeló contra su titiritero, acicateado por una repentina ambición de poder.
Al final, hubo de intervenir el propio EBRARD para convencer a “Juanito” que debía separarse del cargo, tras descubrir el uso de documentos falsos durante su apresurado registro como candidato del PT. Falta grave que podría costarle la destitución y la cárcel.
De ahí derivaría entonces el nombre que ese mismo año se aplicaría a las falsas postulaciones y, en particular, se aplica hoy a los partidos que fingen cumplir con la cuota de género para luego disponer el reemplazo.