Cd. Victoria, Tam.- Se acabaron los espots, la propaganda, propuestas y dislates. A campañas y candidatos del emblemático 2012 les queda únicamente lo que resta de la jornada, con sus minutos y segundos, para divulgar mensajes.
La contienda que hoy agoniza no duró seis meses sino tres, la mitad, acorde con los reclamos de una sociedad que desde finales del siglo 20 viene exigiendo un uso más racional de los recursos públicos empleados en campañas.
También hubo menos candidatos (cuatro, solamente): ENRIQUE PEÑA NIETO, ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR, JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA y GABRIEL QUADRI.
Lo cuál constituye un gran avance si recordamos la manera como operó la oferta política en las competencias anteriores.
El punto de partida para entender las contiendas presidenciales en el México contemporáneo es la elección presidencial de 1976, cuando el candidato del PRI JOSÉ LOPEZ PORTILLO compitió sólo, sin oponente a la vista. Tocaba fondo el régimen de partido único.
Seis años después, en 1982, gracias a la apertura política y la consecuente reforma electoral emprendida por el gobierno lopezportillista, fueron siete las opciones:
MIGUEL DE LA MADRID (PRI), PABLO EMILIO MADERO (PAN), ARNOLDO MARTÍNEZ VERDUGO (PSUM), CÁNDIDO DÍAZ CERECEDO (PST), ROSARIO IBARRA (PRT), IGNACIO GONZÁLEZ GOLLÁS (PDM) y MANUEL MORENO SÁNCHEZ (PSD).
En 1988 arrancaron cinco:
CARLOS SALINAS (PRI), CUAUHTÉMOC CÁRDENAS (PRD) MANUEL CLOUTHIER (PAN), GUMERSINDO MAGAÑA (PDM), HEBERTO CASTILLO (PMS) y ROSARIO IBARRA (PRT).
En 1994, el número se disparó otra vez, hubo nueve candidatos:
ERNESTO ZEDILLO (PRI), DIEGO FERNÁNDEZ (PAN), CUAUHTÉMOC CÁRDENAS (PRD), CECILIA SOTO (PT), JORGE GONZÁLEZ (PVEM), RAFAEL AGUILAR (FCRN), ÁLVARO PÉREZ (PARM), MARCELA LOMBARDO (PPS) y PABLO EMILIO MADERO (PDM).
En 2000 se registraron seis:
VICENTE FOX (PAN), FRANCISCO LABASTIDA (PRI), CUAUHTÉMOC CÁRDENAS (PRD), MANUEL CAMACHO (PCD), PORFIRIO MUÑOZ LEDO (PARM) y GILBERTO RINCÓN (PDS).
Y apara el 2006 se redujo a cinco:
FELIPE CALDERÓN (PAN), ROBERTO MADRAZO (PRI), ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR (PRD), PATRICIA MERCADO (PSD) y ROBERTO CAMPA (PANAL).
La elección del presente 2012 no solamente se significó por emplear la mitad del tiempo invertido en 2006, sino que además observó el menor número de candidatos (cuatro) en los últimos 30 años (desde 1982, efectivamente).
Añada usted a ello que el aspirante puntero (ENRIQUE PEÑA NIETO) ha prometido eliminar cien diputaciones plurinominales en caso de salir electo.
En esa misma lógica de racionalizar y hacer economías, se palpa hoy dentro de la opinión pública un clamor contra los partidos chatarra.
Al respecto se piensa que la contienda del domingo próximo pudiera funcionar como una saludable purga contra los minipartidos que poco (o nada) aportan a la vida política nacional, aunque gasten erogaciones cuantiosas del erario.
Membretes sin oficio ni beneficio que hoy funcionan como franquicias familiares, con líderes que en realidad son propietarios vitalicios como ALBERTO ANAYA, DANTE DELGADO, EMILIO GONZÁLEZ y ELBA ESTHER GORDILLO.
En los últimos años estas organizaciones pequeñas sobrevivían a la manera de rémoras, montándose sobre el esfuerzo ajeno y succionando votos mediante el truco de integrarse en coalición con alguno de los partidos grandes.
En la antigua legislación esto era suficiente para sobrevivir, porque la boleta ponía juntos, en un solo apartado, a los partidos coaligados.
Formaban así un ramillete de logotipos que representaban una sola opción. Es la manera parasitaria como el PVEM se trepó en hombros del PAN en 2000 y del PRI en 2006 para que su propietario siguiera colgado del presupuesto.
Sin embargo, una reciente reforma electoral establece que ahora las boletas otorguen un espacio separado a cada organización partidista.
En la boleta ya no aparecen las coaliciones y esto significa que la gente tenderá a cruzar el símbolo de los partidos mayores (PRI, PRD, PAN) desahuciando a los pequeños. Veremos cuántos sobreviven.