jueves, 21 de junio de 2012
El debate intermitente
Cd. Victoria, Tam.- Entrecortado en su transmisión, irregular en la calidad de las preguntas, el encuentro estudiantil con los candidatos presidenciales deja un sabor agridulce, una cierta nostalgia por lo que pudo haber sido y no fue.
No veo que dicho esfuerzo refleje la creatividad mostrada en las plazas por el movimiento juvenil que lo organizó, ni la originalidad de sus pintas, ni la picardía de sus imágenes y slogans, ni la agudeza de sus posicionamientos callejeros.
Las respuestas tampoco fueron demasiado lejos. En este aspecto poco añadieron JOSEFINA, ANDRES MANUEL y GABRIEL a los planteamientos que ya les conocíamos en los dos debates previos y tras 90 días de campaña.
Quizás lo más novedoso y loable es que los tres aspirantes hayan conjugado por vez primera el verbo “coincidir” al descubrir puntos de acuerdo en la humana otredad del adversario.
Supieron, pues, congratularse por sostener posturas semejantes en materias como el combate a los monopolios, la apertura a nuevas frecuencias televisivas y el reconocimiento de la red Internet como el nuevo derecho social del siglo 21.
Aunque también difirieron en materia energética, donde el bando privatizador tuvo por defensores a QUADRI y VAZQUEZ MOTA mientras AMLO se mantuvo firme en su postura nacionalista.
En mi columna del pasado lunes, en la víspera del programa, escribí que el experimento sería importante por su carácter inédito pues hasta ahora la organización había recaído en las autoridades electorales.
Al ser convocado por estudiantes y maestros debía abonarse como una iniciativa de la sociedad civil. Aunque también expresé mis reservas cuando escribí:
“Veremos si los universitarios pueden mejorar, darle vida y significado a este género televisivo que ellos mismos calificaron de acartonado y aburrido mientras estuvo en manos del IFE.”
Transcurrido el evento, me siento inclinado a expresar que se logró a medias el propósito de inyectar frescura y autenticidad al diálogo partidista.
Y acaso la responsabilidad sea de los propios candidatos, educados en la rigidez formal y en el uso cansino del lugar común. Aunque también fue perceptible una buena dosis de acartonamiento en moderadores y participantes.
Universitarios al fin, creo que otorgaron una desmedida importancia a temas de ciencia y tecnología, aunque no los vi preocuparse demasiado por la caída brutal del salario, la crisis de los sindicatos, el fracaso de la transparencia o las asignaturas pendientes en materia de reforma política.
Que los organizadores hayan elegido a la red Internet como medio principal acarreó una variedad de fallas técnicas que se habrían evitado de permitir el acceso a la televisión.
Fue un verdadero viacrucis seguir la transmisión brincando de link en link, entre un portal y otro, a ratos sólo por audio, recuperando por momentos la señal de video, entre silencios repentinos e imágenes congeladas, todo en aras de la democracia mediática.
Importa decir que las fallas en YouTube tuvieron por noble origen la copiosa audiencia de sus transmisiones. Se habla de cantidades cercanas a los 100 mil internautas y esto es, sin duda, una buena noticia.
Mérito loable para los activistas del #132 el que hayan sabido interesar a tanta gente.
Me atrevo a decir que con ello marcaron un hito histórico pues consiguieron montar un puente de comunicación con representantes del “establishment” político que no han logrado los indignados europeos ni los “ocupas” norteamericanos.
Queda ya como precedente, cuenta y vale para los años venideros el que la voz de la calle haya logrado una conexión exitosa con el mundo de arriba.
Quizás la falla más visible estriba en no haber garantizado las condiciones mínimas de neutralidad al candidato puntero y este haya declinado la invitación.
Y aunque los logros en contenido no fueron los deseados ni la operatividad lo suficientemente fluida en el aspecto técnico, el esfuerzo como tal, como hecho político de medios y campañas, bien merece un aplauso.