martes, 5 de junio de 2012

El voto cruel


Cd. Victoria, Tam.- Cuando sufragar duele. Acaso el escritor peruano MARIO VARGAS LLOSA sea un referente útil siempre que nos refiramos a decisiones traumáticas en el campo electoral.
Definición de posturas donde va de por medio el ego y la otrora boyante infalibilidad del personaje debe morder el polvo en aras del realismo.
El señor VARGAS LLOSA interrumpió una fructífera carrera como hombre de letras para ser candidato a la presidencia de su país en 1990, apoyado por una coalición de centroderecha.
Su principal bandera era la beligerante oposición al entonces mandatario ALAN GARCÍA quien encabezaba un gobierno populista y había nacionalizado la banca.
La tragedia de VARGAS consistirá en que habiendo superado en preferencias a la izquierda, será sin embargo derrotado en segunda vuelta por un candidato sin partido, un auténtico desconocido de nombre ALBERTO FUJIMORI.
Duro golpe a la soberbia del novelista. Durante los siguientes años se irá de su país, adoptará -como segunda nacionalidad- la española y regresará a la literatura.
Sus rencores políticos tenían por entonces dos polos: el fujimorismo que le arrebató el triunfo y la izquierda a la que escogió como antagonista natural. 
La historia posterior cuenta que FUJIMORI presidiría un gobierno de tinte dictatorial, represivo y corrupto, permaneciendo una década en el cargo (1990-2000) del cuál fue depuesto, mandado arrestar, juzgado y condenado a 25 años de prisión, castigo que actualmente purga.
Retirado MARIO VARGAS de la política, su opinión como intelectual seguirá siendo considerada en las sucesivas elecciones peruanas. 
Un referente obligado al que la prensa cíclicamente consulta, como los periodistas mexicanos solían hacerlo con CARLOS FUENTES.
La primera gran paradoja ocurre en los comicios peruanos del 2006, donde los dos principales competidores eran candidatos de izquierda. 
La opción moderada sería el APRA, que registra el retorno de ALAN GARCÍA, mientras que la radical (el PNP) un militar con banderas indigenistas de nombre OLLANTA HUMALA.
Había temores hacia OLLANTA en aquellos años, entre otras razones por el fundamentalismo de su hermano ANTAURO, que planteaba un gobierno donde ser indígena fuera el principal requisito para ocupar cargos importantes, excluyendo a blancos y mestizos.
El padre de ambos, don ISAAC, llegó a proponer que los homosexuales fueran expulsados de ese país.
Excentricidades familiares a las que se sumaban algunos antecedentes golpistas en el padre y los dos hermanos, así como el apoyo incómodo del vecino HUGO CHAVEZ.
Consultado por los medios en aquel 2006, VARGAS LLOSA dará un ejemplo de pragmatismo, aconsejando a la gente votar por su viejo archienemigo ALAN GARCÍA. 
La lógica de VARGAS era elegir el “mal menor”: no la opción más cercana sino la menos alejada de sus principios personales.
Decisión dura, el hombre de letras hubo de tragarse aquel torbellino de palabras emitido en los primeros años noventas contra GARCÍA. Meritoria búsqueda de congruencia a costa del ego.
Y efectivamente ganó ALAN y gobernó un periodo completo.
La siguiente lección de humildad para VARGAS LLOSA vendría en 2011 cuando los dos principales candidatos serán de nueva cuenta OLLANTA HUMALA y una dama de nombre KEIKO FUJIMORI, hija del mandatario derrocado.
Por segunda ocasión, VARGAS se vio obligado a elegir entre dos corrientes que le han sido adversas: el fujimorismo y aquella izquierda radical (HUMALA) a la que había descalificado en 2006. Optó por la segunda.
Necesario es decir que cinco años después, OLLANTA se presentaba a la elección con un programa más moderado de reforma social, alejado claramente del etnocentrismo que caracteriza a su hermano ANTAURO y a su padre ISAAC.
Pero otra vez, la paradoja. El intelectual que hace gala de flexibilidad desandando caminos, inhabilitando diagnósticos anteriores, comiéndose por convicción sus propias palabras. 
Opción realista, voto cruel, aunque en ciertas ocasiones, sacrificio válido y muy necesario.