Cd. Victoria, Tam.- Noticia de primera plana desde su primer atisbo, la detención de un presunto narcojunior en Jalisco tuvo vida de mariposa y terminó exhibiendo a quienes se apalancaron políticamente en ella.
Festinada precozmente, con la misma rapidez fue desmentida, ridiculizada y sumada a la ya larga lista de golpes fallidos que hoy marcan al gobierno de FELIPE CALDERÓN.
En muy corto tiempo la nota despuntó en el horizonte mediático del pasado jueves, en una sucesión vertiginosa de reportes que incluyeron…
(1) El anuncio triunfal emitido por la Secretaría de Marina.
(2) Los parabienes del gobierno norteamericano.
(3) El apresurado uso electorero por parte de JOSEFINA VAZQUEZ MOTA.
(4) La reacción de familiares desmintiendo la identidad del muchacho.
(5) La aceptación oficial del error por parte de la PGR y la propia DEA.
(6) La consecuente mofa pública.
Todo en menos de 24 horas, cuando ya la candidata panista había convertido el suceso en festín de un discurso donde congratulaba a CALDERÓN y se felicitaba ella misma por formar parte de un partido que persigue con éxito a los delincuentes.
Para desgracia de JOSEFINA, nadie en su cuarto de guerra fue capaz de advertirle lo endebles que suelen ser dichos albazos.
Parecería, incluso, que la candidata no leyera periódicos y desconociera el historial de golpes espectaculares que frecuentemente terminan como un penoso parto de los montes. Como palos de ciego.
Economista de profesión, ninguno de sus abogados cercanos fue capaz de recordarle que el arresto es, tan sólo, el principio de un largo proceso donde todavía debe haber consignación, juicio y sentencia condenatoria antes de asumir como cierta cualquier culpa.
Y menos, todavía, explotar dicho caso como asunto de vanagloria partidista cuando ni siquiera se conocen detalles de la noticia.
El castigo llegó más pronto de lo esperado. La urgencia por convertir un tópico policial en perorata oportunista de campaña se le revirtió de la peor manera en muy pocas horas.
Debieron sudar frío sus estrategas electorales cuando las cámaras de la televisión internacional se arremolinaron ante las familias agraviadas que acompañaban su indignación con credenciales y fotografías donde desmentían la identidad mafiosa del detenido y su medio hermano.
Ya para entonces la señora VAZQUEZ MOTA le había dado rienda suelta a sus promesas de justicia, metiendo en un mismo costal a capos de la droga y adversarios priístas contra los que prometía cárcel inmediata, de favorecerle el voto en las elecciones del próximo domingo.
Para colmo, hasta los abogados del propio JOAQUIN GUZMAN LOERA reaccionaron con la celeridad necesaria para desmentir tajantemente al gobierno.
Cuando se escriba la historia de la presente contienda acaso se diga que la candidata cayó en el vértigo de la derrota anticipada.
Se desbordó en la prisa del inminente perdedor por capitalizar los últimos momentos de gloria frente a sus potenciales votantes, incorporando argumentos de dudosa efectividad que, a la postre, terminaron hundiéndola más.
Desde luego, hay preocupación en Palacio Nacional por haber sido una de sus dependencias fundamentales la que propició el equívoco, en base a datos erróneos (o malintencionados, ya no sabe uno) del gobierno norteamericano.
Y, mire usted, pese al grave error de identidad, para fines de “control de daños” (y con una lógica igualmente electorera) les fue dictado a los jóvenes un arraigo de 40 días por presunta posesión de armas.
Acaso su liberación inmediata hubiese agravado el soberano ridículo de las autoridades. Por ello juegan hoy con la duda.
Dejan en “veremos” la inocencia de los detenidos, tratando de minimizar con ello el efecto en las urnas que dicha pifia tendrá para su partido.
Demasiada prisa sobrecoge nuevamente al inquilino de Los Pinos, pavor ante un proceso que se sabe adverso. Una elección donde lo único seguro, lo único cierto, es que la ganadora no será JOSEFINA.
Mal y de malas.