Cd.
Victoria.- Un día cierran calles y queman llantas, luego
arrojan cadáveres descuartizados, se balean, provocan un motín
penitenciario, cuelgan mantas y pancartas.
Está sucediendo ahora, bajo el gobierno
de la alternancia que preside FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA. ¿Dónde hemos
visto esto?...
Aquí mismo, en Tamaulipas, la semana
pasada y antepasada, el mes pasado, el año pasado, el sexenio pasado y
antepasado.
¿Cuál es la diferencia?...
Que medios y redes cercanos al gobernante
PAN culpen ahora al PRI de provocar dicha violencia para desafiar al mandatario
CABEZA DE VACA.
De ser cierto cabría preguntar a quién responsabilizamos
por los hechos idénticos registrados antes del primero de octubre, en días,
años y sexenios previos.
Sería erróneo, además de ingenuo, culpar
a otros partidos.
Siendo objetivos se trata de una
violencia que brota desde la entraña más oscura del país y se ejerce contra la
sociedad y sus instituciones, sin importar colores partidistas.
MÉXICO
BRONCO
La descomposición social es un problema
más complejo y profundo, anterior a la alternancia nacional del 2000.
Tiene que ver con el desplome del poder
adquisitivo observado en la base de la pirámide económica desde los años
ochentas y noventas, como efecto de las políticas neoliberales.
Los programas de shock recetados por el FMI, esas implacables purgas de caballo que privilegiaron el pago de la deuda y la estabilidad de precios por encima del ingreso familiar.
Los programas de shock recetados por el FMI, esas implacables purgas de caballo que privilegiaron el pago de la deuda y la estabilidad de precios por encima del ingreso familiar.
Violencia económica a gran escala que se
ejerció contra la población y explica el posterior estallido social.
Los millares de muchachos sin
oportunidades que hoy constituyen los ejércitos irregulares de sicarios son (antes
que nada) prófugos del salario mínimo.
La experiencia diaria les enseñó a
descreer de partidos, autoridades y leyes.
Hacen, de hecho, su propia ley, a punta
de pistola.
Es el México bárbaro que avizoraron con
temor las generaciones anteriores, desde mediados del siglo 20.
Curioso que haya sido el año 2010 el
umbral de referencia, el antes y el después de la violencia en México,
particularmente en Tamaulipas.
Sólo que dicha efervescencia popular que
nos arrastra desde entonces no tiene jefes insurgentes, ni generales
revolucionarios, ni anima proyectos colectivos, ni aspira a tomar el poder para
corregir nada de nada.
Es neta y transparentemente delictiva.
OTRAS
IGLESIAS
Y bueno, el diferendo entre el presidente
PEÑA NIETO y la Iglesia Católica no tiene para cuando amainar.
Por cuestionadas que sean sus reformas a
favor de la diversidad sexual o la despenalización parcial de la marihuana,
cualquier marcha atrás sería contraproducente para la imagen suya y de su
gobierno.
Es la razón por la que rectores de
distintas universidades (UNAM, UAM, UdG, UANL) han publicado desplegados en
defensa del estado laico y organizaciones civiles defensoras de la diversidad están
en movimiento.
En ambos casos el mensaje es claro. Por
dura que sea la bronca con el Episcopado, es menos costoso para el presidente
sostenerse en lo dicho que desandar el camino.
En este contexto ocurre el acercamiento
de EPN con 33 representantes de iglesias evangélicas defensoras (hoy, como en
tiempos de JUÁREZ) del estado laico.
Los pastores proponen como salida
alternativa un ajuste de orden semántico al asunto de las parejas homosexuales.
Nombrarlas de otra manera para que el
término matrimonio siga siendo un referente exclusivo de la familia
tradicional.
Prurito que, visto con detenimiento, no
modifica el espíritu de la reciente reforma y acaso satisfaga la necesidad que
tienen los grupos más conservadores de hacer un distingo entre las sociedades
que ellos aceptan y aquellas con las cuáles difieren.