jueves, 6 de octubre de 2016

Violencia a secas

Cd. Victoria.- Un día cierran calles y queman llantas, luego arrojan cadáveres descuartizados, se balean, provocan un motín penitenciario, cuelgan mantas y pancartas.
Está sucediendo ahora, bajo el gobierno de la alternancia que preside FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA. ¿Dónde hemos visto esto?...
Aquí mismo, en Tamaulipas, la semana pasada y antepasada, el mes pasado, el año pasado, el sexenio pasado y antepasado.
¿Cuál es la diferencia?...
Que medios y redes cercanos al gobernante PAN culpen ahora al PRI de provocar dicha violencia para desafiar al mandatario CABEZA DE VACA.
De ser cierto cabría preguntar a quién responsabilizamos por los hechos idénticos registrados antes del primero de octubre, en días, años y sexenios previos.
Sería erróneo, además de ingenuo, culpar a otros partidos.
Siendo objetivos se trata de una violencia que brota desde la entraña más oscura del país y se ejerce contra la sociedad y sus instituciones, sin importar colores partidistas.

MÉXICO BRONCO
La descomposición social es un problema más complejo y profundo, anterior a la alternancia nacional del 2000.
Tiene que ver con el desplome del poder adquisitivo observado en la base de la pirámide económica desde los años ochentas y noventas, como efecto de las políticas neoliberales.
Los programas de shock recetados por el FMI, esas implacables purgas de caballo que privilegiaron el pago de la deuda y la estabilidad de precios por encima del ingreso familiar.
Violencia económica a gran escala que se ejerció contra la población y explica el posterior estallido social.
Los millares de muchachos sin oportunidades que hoy constituyen los ejércitos irregulares de sicarios son (antes que nada) prófugos del salario mínimo.
La experiencia diaria les enseñó a descreer de partidos, autoridades y leyes.
Hacen, de hecho, su propia ley, a punta de pistola.
Es el México bárbaro que avizoraron con temor las generaciones anteriores, desde mediados del siglo 20.
Curioso que haya sido el año 2010 el umbral de referencia, el antes y el después de la violencia en México, particularmente en Tamaulipas.
Sólo que dicha efervescencia popular que nos arrastra desde entonces no tiene jefes insurgentes, ni generales revolucionarios, ni anima proyectos colectivos, ni aspira a tomar el poder para corregir nada de nada.
Es neta y transparentemente delictiva.

OTRAS IGLESIAS
Y bueno, el diferendo entre el presidente PEÑA NIETO y la Iglesia Católica no tiene para cuando amainar.
Por cuestionadas que sean sus reformas a favor de la diversidad sexual o la despenalización parcial de la marihuana, cualquier marcha atrás sería contraproducente para la imagen suya y de su gobierno.
Es la razón por la que rectores de distintas universidades (UNAM, UAM, UdG, UANL) han publicado desplegados en defensa del estado laico y organizaciones civiles defensoras de la diversidad están en movimiento.
En ambos casos el mensaje es claro. Por dura que sea la bronca con el Episcopado, es menos costoso para el presidente sostenerse en lo dicho que desandar el camino.
En este contexto ocurre el acercamiento de EPN con 33 representantes de iglesias evangélicas defensoras (hoy, como en tiempos de JUÁREZ) del estado laico.
Los pastores proponen como salida alternativa un ajuste de orden semántico al asunto de las parejas homosexuales.
Nombrarlas de otra manera para que el término matrimonio siga siendo un referente exclusivo de la familia tradicional.
Prurito que, visto con detenimiento, no modifica el espíritu de la reciente reforma y acaso satisfaga la necesidad que tienen los grupos más conservadores de hacer un distingo entre las sociedades que ellos aceptan y aquellas con las cuáles difieren.