Cd.
Victoria.- Pudo ser gobernador de Tamaulipas, al
menos en la imaginación de quienes creyeron viables sus aspiraciones desde las
esferas superiores del poder.
Alcalde hiperactivo de Nuevo Laredo (2008-2010),
RAMÓN GARZA BARRIOS invirtió en imagen por los cuatro puntos cardinales del
Estado, llegando incluso a ser anfitrión del Nobel colombiano GABRIEL GARCÍA
MÁRQUEZ.
Lo honró imponiendo su nombre a una casa
de cultura denominada “Estación Palabra”, dotada con biblioteca, área de
exposiciones, auditorio y galería.
Desde el liderazgo cameral primero,
después en la presidencia, el hombre se movía con la agilidad de un ejecutivo
de ventas, la sonrisa justa, la mirada perfecta, el ademán puntual, impecable
siempre, triunfador.
Cuando finalmente la nominación tricolor
recayó en RODOLFO TORRE (enero de 2010) desde esta columna me pregunté si GARZA
BARRIOS en verdad había fracasado o (como algunos llegamos a pensar) jamás tuvo
posibilidades.
La sospecha es que nunca estuvo en la
lista real de prospectos. Lo que en realidad vimos fue una burbuja mediática
creada exprofeso y con bastante dinero de por medio.
Todo ello, bajo la antigua creencia
mágica de que si algo empieza por parecer cierto es probable que a la postre
resulte cierto. Hocus pocus, simsalabim, abracadabra, ábrete sésamo.
DINERO
CON ALAS
El caso es que, en la nueva etapa de la
alternancia, destaca una investigación con demanda incluida por un supuesto
desfalco en la obra denominada Colector Campeche, la cuál fue presentada en
2015 por el ayuntamiento panista de CARLOS CANTUROSAS.
La administración de GARZA BARRIOS se habría
gastado 242 millones de pesos para construir 2 mil 200 metros de drenaje
pluvial, aunque la empresa contratada por el municipio (Microtunel) solamente entregó
199 metros.
Quien hoy día conoce mejor del caso es el
flamante diputado propietario por el distrito 01 con cabecera en Nuevo Laredo
CARLOS GERMÁN DE ANDA, miembro del Partido Acción Nacional.
Quien (para más señas) ejerció el cargo
de Secretario de Obras Públicas durante el recién concluido trienio de
CANTUROSAS.
La investigación por el delito de
peculado involucra a 10 personas en el supuesto desvío de recursos, se
encuentra en manos de la Procuraduría General de la República y se sintetiza en
tres preguntas: ¿Dónde quedó el dinero?, ¿Por qué no lo aplicaron?, ¿Por qué no
existe la documentación correspondiente?
CONTRAATAQUE
En abril pasado GARZA BARRIOS respondió a
dichos cargos y levantó una contrademanda al entonces alcalde CANTUROSAS por
considerar que habría incurrido en “uso indebido de funciones” al exhibir el
caso ante la opinión pública.
Argumentó RAMÓN que la denuncia perseguía
un motivo electoral, aduciendo además que CARLOS acudió a la PGR sin el visto
bueno del cabildo.
Y, bueno, un argumento llamativo del
exalcalde priísta (interesante, aunque no contundente) es por qué esperaron
cinco años para denunciarlo.
Queda para la reflexión si el uso
electorero (por evidente que fuera) es pretexto suficiente para descalificar
una investigación que esté sustentada.
Si se tardaron o no se tardaron en darse
cuenta, o bien si (sabiendo de ello) postergaron la demanda para que
coincidiera con las precampañas, son circunstancias que acaso puedan ser
señaladas como tretas o jugarretas propias del oportunismo político.
De cualquier manera, por truculento que
haya sido el “timing” elegido, al final importa poco si el caso se demuestra
sustantivo y va acompañado de la documentación pertinente.
En la justicia, como en el periodismo, a
la postre lo que cuenta son los datos duros y este es el punto donde la defensa
de GARZA BARRIOS debiera enfocarse, no en desautorizar la causa por su secuela
electoral.