miércoles, 12 de octubre de 2016

Armas, ¿sí o no?

Cd. Victoria.- De trayectoria productiva aunque algo heterodoxa, el senador por Colima JORGE LUIS PRECIADO tiene 44 años, es abogado pero también analista de programación y estudioso del marketing electoral.
Empezó su carrera como líder juvenil del PRI en la tierra volcánica que lo vio nacer, pero debe al PAN sus cuatro cargos de elección, dos curules locales, una federal y el escaño actual.
Amén de que el pasado 2015 (postulado por el mismo partido albiazul) se quedó a dos décimas de ganar la gubernatura en una elección cuestionable, aunque impugnada sin éxito. Hoy gobierna el PRI en Colima.
De vuelta en la Cámara Alta, PRECIADO es noticia por haber propuesto una iniciativa que permitiría a los mexicanos “estar armados en todo momento”, sin las trabas y dificultades que ahora presenta la Ley Federal de Armas y Explosivos.
Buscaría por ello reformar el artículo 10 de la Carta Magna y democratizar los permisos para la posesión de armas en casa, negocio y automóviles. La propuesta puede ser consultada en la Gaceta del Senado.
Su punto de partida es un diagnóstico tajante: el Estado fracasó en la defensa ciudadana y por ello debe permitir que la gente se arme.

COARTADA HISTÓRICA
Al igual que el señor TRUMP, el senador PRECIADO invoca la célebre Segunda Enmienda a la constitución estadounidense votada en el lejano 1791, cuando este país apenas nacía a la vida independiente y los colonos sostenían su derecho a la autodefensa armada.
Ello, por el temor a un eventual retorno de las fuerzas británicas, aunque también ante el acoso de los nativos pieles rojas y la inocultable desconfianza hacia su propio gobierno.
Necesario es decir que aquel armamento doméstico cuya posesión protegían, consistía en rudimentarios mosquetones, semejantes a los que usaba el legendario DANIEL BOONE, cargados con pólvora y perdigones.
Muy lejos de la capacidad mortífera que hoy conocemos en los fusiles AR15, AK47, USI, M32 y demás juguetes caros a los que suelen tener acceso los jóvenes estadounidenses cuando siembran terror en las escuelas.
Apelar a la Segunda Enmienda resulta, pues, un argumento tramposo. Ni las condiciones sociales imperantes en la última década del siglo 18 tienen que ver con la Norteamérica actual, ni la precaria capacidad de aquellas viejas escopetas se parece a las máquinas mortíferas que la tecnología armamentista produce hoy.

NO PASA, DICEN
No tardó mucho la crítica. El propio coordinador de la bancada panista en la Cámara Alta, FERNANDO HERRERA de Aguascalientes, se deslindó señalando que PRECIADO promueve dicha iniciativa “a título personal”, la cuál no representa la postura de su grupo parlamentario.
Subrayó que es obligación del gobierno federal garantizar la seguridad del país. Armar a la gente, “no es opción para México.”
Y recordó el caso de Estados Unidos donde son frecuentes los “atentados de ciudadanos contra ciudadanos, en escuelas, iglesias, centros comerciales y la vía pública.”
La izquierda también reaccionó en contra. El diputado del Sol Azteca CHUCHO ZAMBRANO adelantó que su partido jamás apoyará una propuesta que pretenda combatir al crimen y a la inseguridad con más violencia.
Añadiendo que México “no es el Viejo Oeste” y resulta inaceptable implantar la ley del talión, ojo por ojo y diente por diente, para que la gente se haga justicia por propia mano.
“Mucho menos”, dijo “queremos malas copias de DONALD TRUMP para defender la Segunda Enmienda.”
Por el Partido del Trabajo, ALBERTO ANAYA añadiría que la inseguridad debe ser combatida con cuerpos policíacos eficientes; un marco legal que proteja a la víctima y castigue al delincuente; con políticas que erradiquen la impunidad y la corrupción.