Cd.
Victoria.- De trayectoria productiva aunque algo
heterodoxa, el senador por Colima JORGE LUIS PRECIADO tiene 44 años, es abogado
pero también analista de programación y estudioso del marketing electoral.
Empezó su carrera como líder juvenil del
PRI en la tierra volcánica que lo vio nacer, pero debe al PAN sus cuatro cargos
de elección, dos curules locales, una federal y el escaño actual.
Amén de que el pasado 2015 (postulado por
el mismo partido albiazul) se quedó a dos décimas de ganar la gubernatura en
una elección cuestionable, aunque impugnada sin éxito. Hoy gobierna el PRI en
Colima.
De vuelta en la Cámara Alta, PRECIADO es
noticia por haber propuesto una iniciativa que permitiría a los mexicanos
“estar armados en todo momento”, sin las trabas y dificultades que ahora
presenta la Ley Federal de Armas y Explosivos.
Buscaría por ello reformar el artículo 10
de la Carta Magna y democratizar los permisos para la posesión de armas en
casa, negocio y automóviles. La propuesta puede ser consultada en la Gaceta del
Senado.
Su punto de partida es un diagnóstico
tajante: el Estado fracasó en la defensa ciudadana y por ello debe permitir que
la gente se arme.
COARTADA
HISTÓRICA
Al igual que el señor TRUMP, el senador
PRECIADO invoca la célebre Segunda Enmienda a la constitución estadounidense
votada en el lejano 1791, cuando este país apenas nacía a la vida independiente
y los colonos sostenían su derecho a la autodefensa armada.
Ello, por el temor a un eventual retorno
de las fuerzas británicas, aunque también ante el acoso de los nativos pieles
rojas y la inocultable desconfianza hacia su propio gobierno.
Necesario es decir que aquel armamento
doméstico cuya posesión protegían, consistía en rudimentarios mosquetones, semejantes
a los que usaba el legendario DANIEL BOONE, cargados con pólvora y perdigones.
Muy lejos de la capacidad mortífera que
hoy conocemos en los fusiles AR15, AK47, USI, M32 y demás juguetes caros a los
que suelen tener acceso los jóvenes estadounidenses cuando siembran terror en las
escuelas.
Apelar a la Segunda Enmienda resulta,
pues, un argumento tramposo. Ni las condiciones sociales imperantes en la
última década del siglo 18 tienen que ver con la Norteamérica actual, ni la
precaria capacidad de aquellas viejas escopetas se parece a las máquinas
mortíferas que la tecnología armamentista produce hoy.
NO
PASA, DICEN
No tardó mucho la crítica. El propio
coordinador de la bancada panista en la Cámara Alta, FERNANDO HERRERA de
Aguascalientes, se deslindó señalando que PRECIADO promueve dicha iniciativa “a
título personal”, la cuál no representa la postura de su grupo parlamentario.
Subrayó que es obligación del gobierno
federal garantizar la seguridad del país. Armar a la gente, “no es opción para
México.”
Y recordó el caso de Estados Unidos donde
son frecuentes los “atentados de ciudadanos contra ciudadanos, en escuelas,
iglesias, centros comerciales y la vía pública.”
La izquierda también reaccionó en contra.
El diputado del Sol Azteca CHUCHO ZAMBRANO adelantó que su partido jamás
apoyará una propuesta que pretenda combatir al crimen y a la inseguridad con
más violencia.
Añadiendo que México “no es el Viejo
Oeste” y resulta inaceptable implantar la ley del talión, ojo por ojo y diente
por diente, para que la gente se haga justicia por propia mano.
“Mucho menos”, dijo “queremos malas
copias de DONALD TRUMP para defender la Segunda Enmienda.”
Por el Partido del Trabajo, ALBERTO ANAYA
añadiría que la inseguridad debe ser combatida con cuerpos policíacos
eficientes; un marco legal que proteja a la víctima y castigue al delincuente;
con políticas que erradiquen la impunidad y la corrupción.