martes, 16 de agosto de 2016

Los años perdidos

Cd. Victoria.- Ni son cien de soledad (GABO) ni cien de humedad (ALMAZÁN) solo seis años de opacidad cuyo recuerdo hoy persigue al señor LÓPEZ OBRADOR. Dirigente nacional de MORENA, cuya reciente presentación del reporte #3de3 deja más dudas que respuestas.
Por los días de la campaña presidencial, cuando MANUEL CLOUTHIER CARRILLO otorgó su apoyo al candidato tabasqueño, el cartón de PACO CALDERÓN en grupo REFORMA resultó de antología.
Ante la estatua del viejo MAQUÍO, su hijo se planta envuelto en un textil mexicano y un gorrito de rehilete que subraya el gesto infantil, flanqueado por AMLO quien parece palmearle la espalda.
Desde su pedestal, el desaparecido MANUEL CLOUTHIER DEL RINCÓN lanza una advertencia, a manera de recomendación. Le dice al junior…
-“…empieza por preguntarle de qué ha vivido estos seis años…”
En conferencia de prensa, el lunes 25 de junio de 2012 AMLO había presentado al ingeniero CLOUTHIER CARRILLO como su propuesta para encabezar una contraloría ciudadana que combatiría la corrupción. De esa misma semana data el cartón que ridiculiza a ambos.

NEGRO PEREGRINAR
En efecto, nunca quedó claro de que vivió ANDRÉS entre 2006 y 2012, los años de su ficticio mandato como “presidente legítimo”.
Cargo simbólico asumido con pompa y circunstancia el 20 de noviembre de 2006, once días antes de que FELIPE CALDERÓN acudiera a San Lázaro a jurar como mandatario formal.
Elección polémica la de aquel año, CALDERÓN le había ganado por una nariz, poquito más de cinco décimas de punto, con tantas irregularidades que otorgó a los seguidores de AMLO la convicción de haber sido burlados.
Pasional, desgarrado internamente, de poco le va a servir al hombre de Macuspana ese mandato imaginario que ni lejanamente le llevaría a ejercer la presidencia perdida.
Acaso cuando se observe la película completa de su vida, habremos de confirmar que esos seis años transcurridos entre las dos derrotas (2006 y 2012) fueron los más oscuros de su carrera política.
Y también los más opacos pues aún no queda claro de dónde financió ya no digamos su manutención diaria sino el tren de campaña que jamás interrumpió.
Con qué recursos siguió recorriendo el país, mes tras mes, año tras año, mientras FELIPE gobernaba en Los Pinos.

LÍDER CON SUELDO
La derrota de 2012 tuvo otro cariz, distinta textura. Por principio, porque su desventaja con el priísta ENRIQUE PEÑA NIETO fue de 6.6 puntos y ello restó vigor al reclamo de fraude.
Quizás por ello, a partir de ese año abandonará el papel de excandidato mártir para convertirse, lisa y llanamente, en dirigente de un partido político nacional, MORENA.
Como tal resulta más natural, comprensible, explicable, que hoy manifieste ingresos por 50 mil pesos mensuales (menos de lo que gana un diputado federal) y pueda justificar el financiamiento de sus tareas proselitistas, asignado por ley a los partidos con registro.
Se aclaró el panorama, atrás quedarían los seis años de opacidad, la senda abrupta del “presidente legítimo”, versión moderna del viejo “campeón sin corona” que en la era de oro del cine nacional parecía definir el destino trágico del voluntarismo mexicano.
El problema es que dicho pasado todavía asome, sobre todo porque el propio ANDRES MANUEL insiste en su moralina de proponerse como modelo de integridad, estigmatizando a cualquier otro aspirante como corrupto.
Salvo que algún imponderable suceda, hoy por hoy es el único mexicano que tiene asegurado un lugar en la boleta del 2018. No hay quien le dispute la nominación adentro de MORENA.
La tercera, dice, es la vencida, lo cuál puede significar muchas cosas. Que se convierta, efectivamente, en vencedor o bien (ya de plano) que el destino lo lleve a darse por vencido.