viernes, 24 de junio de 2016

Forcejeo albiazul

Cd. Victoria.- La batalla por las encuestas entre los dos principales aspirantes del PAN a la Presidencia se antoja una calca del comportamiento que por años hemos visto en la puja constitucional.
Sólo que aquí la guerra es fraticida, intestina, entre compañeros del mismo bando como son la exprimera dama MARGARITA ZAVALA y el dirigente nacional de este partido RICARDO ANAYA.
Competencia ruda que al paso de las semanas parece escalar entre descalificaciones mutuas y bajo un ambiente partidista enrarecido, sembrado de desconfianza.
Cuestión de observar los mensajes de FELIPE CALDERÓN en la red de Twitter donde cuestiona la confiabilidad del listado panista.
Lo comenta dos veces este martes cuando dice primero que…
-“Padrón del PAN dejó de ser confiable. Por eso todos los candidatos fueron designados. Manipulado por grupos lleva años cerrado a ciudadanos.”
Para añadir enseguida:
-“El padrón del PAN se niega a militantes pero se facilita a encuestadores a conveniencia. ¿Cómo saber si no se pasa un listado sesgado?”

POLARIZACIÓN
Juristas ambos, MARGARITA por la Escuela Libre de Derecho, RICARDO por la Universidad Autónoma de Querétaro, la primera con dos cargos de elección en su bolsillo (diputada local, diputada federal) el segundo solo uno (diputado federal).
Ciertamente, las encuestas más difundidas registran un incremento en la popularidad de ambos, en detrimento de la tercera opción, el gobernador de Puebla RAFAEL MORENO VALLE.
Diario REFORMA ubica al dirigente panista con 44% de las preferencias, contra 41% de la exprimera dama, otorgando un 15% al mandatario poblano.
Pero el expresidentes CALDERÓN trae otros números. Citando un sondeo del periódico EL FINANCIERO, ubica a su esposa con 35% contra 12% de RICARDO entre la población general. Aplicado el estudio sólo entre panistas, ZAVALA tendría 55% y ANAYA 18%.
Desde luego, son las mismas casas encuestadoras que hemos visto desenvolverse en los comicios constitucionales, con predicciones no siempre afortunadas, ni siquiera cercanas al resultado final.
En este caso se emplean dentro de un proceso interno, eso que en Estados Unidos se conoce como “elección primaria”.
Por igual, cualquier suspicacia sobre la capacidad predictiva observada por las agencias mexicanas de opinión, lo mismo aplica al PRI que al PRD y el PAN.

EFECTO HILLARY
A propósito del vecino país, habría que estar atentos a la campaña norteamericana que culmina en noviembre.
Cotejo donde el modelo bipartidista sólo alcanza para dos opciones, la demócrata HILLARY CLINTON y el republicano DONALD TRUMP.
Primera vez que compite una mujer por el sillón principal de la Casa Blanca. Sobre el particular, solo hay dos antecedentes de participación femenina en comicios nacionales, aunque fueron por la vicepresidencia.
La demócrata GERALDINE FERRARO (1984) y la republicana SARAH PALIN (2006). Se escucha cruel pero ambas perdieron.
Ahora puede ser distinto. Entre otras razones porque TRUMP representa una opción atípica, plagada de negativos que inevitablemente habrán de reflejarse en el ánimo electoral.
Comenté apenas ayer en redes sociales que el rubicundo magnate ha manifestado de muchas maneras su animadversión contra mujeres, afroamericanos, migrantes y homosexuales.
Sectores y grupos sociales que en conjunto suman un poderoso abanico de malquerientes, hoy encaminados a votar por la señora CLINTON.
Ello, sin importar si son liberales o conservadores en materia económica y como una decisión defensiva contra el candidato que los agrede, amenaza, insulta.
Bipartidismo al fin, cada fobia de TRUMP multiplica filias en el jardín de la tía HILLARY. Lo cuál estaría conformando un escenario inédito.
¿Una paliza histórica para el bando republicano?