Cd.
Victoria.- La batalla por las encuestas entre los
dos principales aspirantes del PAN a la Presidencia se antoja una calca del
comportamiento que por años hemos visto en la puja constitucional.
Sólo que aquí la guerra es fraticida, intestina,
entre compañeros del mismo bando como son la exprimera dama MARGARITA ZAVALA y
el dirigente nacional de este partido RICARDO ANAYA.
Competencia ruda que al paso de las semanas
parece escalar entre descalificaciones mutuas y bajo un ambiente partidista enrarecido,
sembrado de desconfianza.
Cuestión de observar los mensajes de FELIPE
CALDERÓN en la red de Twitter donde cuestiona la confiabilidad del listado
panista.
Lo comenta dos veces este martes cuando
dice primero que…
-“Padrón del PAN dejó de ser confiable. Por eso todos los candidatos fueron designados. Manipulado por grupos lleva años cerrado a ciudadanos.”
-“Padrón del PAN dejó de ser confiable. Por eso todos los candidatos fueron designados. Manipulado por grupos lleva años cerrado a ciudadanos.”
Para añadir enseguida:
-“El padrón del PAN se niega a militantes
pero se facilita a encuestadores a conveniencia. ¿Cómo saber si no se pasa un
listado sesgado?”
POLARIZACIÓN
Juristas ambos, MARGARITA por la Escuela Libre
de Derecho, RICARDO por la Universidad Autónoma de Querétaro, la primera con
dos cargos de elección en su bolsillo (diputada local, diputada federal) el
segundo solo uno (diputado federal).
Ciertamente, las encuestas más difundidas
registran un incremento en la popularidad de ambos, en detrimento de la tercera
opción, el gobernador de Puebla RAFAEL MORENO VALLE.
Diario REFORMA ubica al dirigente panista con
44% de las preferencias, contra 41% de la exprimera dama, otorgando un 15% al
mandatario poblano.
Pero el expresidentes CALDERÓN trae otros números.
Citando un sondeo del periódico EL FINANCIERO, ubica a su esposa con 35% contra
12% de RICARDO entre la población general. Aplicado el estudio sólo entre
panistas, ZAVALA tendría 55% y ANAYA 18%.
Desde luego, son las mismas casas
encuestadoras que hemos visto desenvolverse en los comicios constitucionales,
con predicciones no siempre afortunadas, ni siquiera cercanas al resultado
final.
En este caso se emplean dentro de un
proceso interno, eso que en Estados Unidos se conoce como “elección primaria”.
Por igual, cualquier suspicacia sobre la
capacidad predictiva observada por las agencias mexicanas de opinión, lo mismo aplica
al PRI que al PRD y el PAN.
EFECTO
HILLARY
A propósito del vecino país, habría que
estar atentos a la campaña norteamericana que culmina en noviembre.
Cotejo donde el modelo bipartidista sólo
alcanza para dos opciones, la demócrata HILLARY CLINTON y el republicano DONALD
TRUMP.
Primera vez que compite una mujer por el
sillón principal de la Casa Blanca. Sobre el particular, solo hay dos
antecedentes de participación femenina en comicios nacionales, aunque fueron
por la vicepresidencia.
La demócrata GERALDINE FERRARO (1984) y la
republicana SARAH PALIN (2006). Se escucha cruel pero ambas perdieron.
Ahora puede ser distinto. Entre otras
razones porque TRUMP representa una opción atípica, plagada de negativos que
inevitablemente habrán de reflejarse en el ánimo electoral.
Comenté apenas ayer en redes sociales que el
rubicundo magnate ha manifestado de muchas maneras su animadversión contra mujeres,
afroamericanos, migrantes y homosexuales.
Sectores y grupos sociales que en conjunto
suman un poderoso abanico de malquerientes, hoy encaminados a votar por la
señora CLINTON.
Ello, sin importar si son liberales o
conservadores en materia económica y como una decisión defensiva contra el
candidato que los agrede, amenaza, insulta.
Bipartidismo al fin, cada fobia de TRUMP
multiplica filias en el jardín de la tía HILLARY. Lo cuál estaría conformando
un escenario inédito.
¿Una paliza histórica para el bando
republicano?