Cd. Victoria.- Lugar común repetido hasta la saciedad, en toda guerra la verdad es víctima primaria. La enseñanza aplica en otras batallas. Competencias electorales y conflictos magisteriales, por citar dos ejemplos.
Carece de misterio. Cada trinchera tiene la muy natural propensión a magnificar sus logros y minimizar los de sus adversarios.
Apunte que también funciona a la inversa: minimizar las propias fallas y exagerar las del antagonista.
Indispensable esta consideración si queremos abordar lo que ocurre en Oaxaca, entre otras cosas porque ambas trincheras mienten.
Significativamente, todo el espectro partidista regentea cargos de primer nivel en dicha entidad sureña.
Por el saliente gobierno de GABINO CUE figuran las organizaciones coaligadas en 2010: PAN, PRD, Convergencia y PT.
Por el entrante régimen de ALEJANDRO MURAT, están por arribar sus opuestos: PRI, PANAL y PVEM.
Misma trilogía de partidos hoy representada en el gobierno nacional de PEÑA NIETO, cuya participación directa es obligada.
Siete membretes en total. Todos tienen que ver de una u otra forma con dicho estado y (oiga usted) Oaxaca es un sanquintín.
LOS DOLIENTES
Salvo la mejor opinión de quien me lee, los testimonios más valederos en estos casos vienen de la población pacífica.
Mayoría a menudo silenciada que sufre los embates de ambos bandos: la insurgencia magisterial y las fuerzas del orden. Enmedio, la gente.
Las familias quedan atrapadas entre la revuelta y los embates policiales. Por ello importa escuchar al empleado fabril, al productor agropecuario, el transportista, comerciante, prestador de servicios turísticos.
Al consumidor mismo de bienes que ahora escasean en los anaqueles, quien ve malogrado su intento de trasladarse por razones de trabajo o llevar niños a las escuelas que aún permanecen abiertas.
Más que asesinada, la verdad está descuartizada y sus pedazos se reparten en ambas trincheras del conflicto.
Tienen razón los maestros cuando lloran a sus muertos y protestan por los heridos, señalando que la Policía Federal se excedió en rudeza.
Aunque cualquier agente de dicha corporación en la zona le podría platicar a usted sobre los largos tiempos de negociación que precedieron al uso directo de la fuerza.
Carreteras tomadas, comercios saqueados, conculcado el derecho de tránsito a millares de ciudadanos.
Añádase aquí la vandalización de la infraestructura gubernamental, que va desde el daño a las propias escuelas hasta las oficinas gubernamentales ubicadas en la zona del conflicto.
La propia refinería de Salina Cruz se ha visto afectada y crece la escasez de productos básicos, propia de cualquier región incomunicada.
EN CASOS ASÍ
Y aunque las comparaciones tengan su bien ganada fama de odiosas, por igual, la pregunta cabe:
¿Cómo procedería un Estado democrático en cualquier otra parte del mundo, digamos Francia, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Noruega o la Rusia actual?
Con bastante menos paciencia, creo. La obstrucción a vías de comunicación y el daño a bienes de la nación serían motivos suficientes para proceder desde el primer día, en Estados Unidos o en China.
Por supuesto, habrá quien diga (como antaño FIDEL VELÁZQUEZ) que México tiene una mística propia en el manejo de sus problemas y por tanto no debe atenerse a “modelos extranjerizantes”.
La revuelta es en buena medida un desconocimiento a la legitimidad del Estado cuyas cámaras, de manera plural, aprobaron esa ley educativa que tanto les agravia.
Tomar distancia de los extremos es, sin duda, lo más difícil. Tan intolerable la represión como los eventos previos de las organizaciones en rebeldía que en el discurso y en los hechos revelan, por igual, inclinaciones autoritarias.