Cd.
Victoria.- Se confirma el error de los aspirantes
tamaulipecos que de manera precoz y cercana al oportunismo se apresuraron a vincular
sus respectivas imágenes con la de JAIME RODRÍGUEZ, el Bronco, cuando tocaba la
cúspide de su popularidad, a mitad de campaña.
En verdad, no tenía demasiada ciencia imaginar,
prever, que la “broncomanía” era una endeble burbuja mediática, de eficacia
apenas temporalera y fecha de caducidad temprana.
Tampoco era necesaria mucha materia gris para
saber que tan repentina y contagiosa notoriedad descansaba en el carácter espectacular
de sus promesas y que este habría de convertirse en su flanco más vulnerable.
En consecuencia, estaba muy visto que de no
materializarse con rapidez las expectativas de cambio, el actuar a cuentagotas,
entre pretextos y disculpas, significaría decirle adiós a su reputación, adiós
aplausos, adiós niveles de aceptación.
IMITACIÓN
FALLIDA
Al suelo también la imagen pública de
quienes, desde el vecindario norestense, se treparon con dientes y uñas a la
cola de ese cometa, pensando que los llevaría lejos, sin calcular la perspectiva
de un desastre.
Lo cuál ya está ocurriendo. Comenta ayer
CIRO GÓMEZ en El Universal (“Un bronco muy, muy, light”) que el gobernador
independiente de Nuevo León cerró su primer mes de mandato con poco que
recordar.
Abunda CIRO: “porque en campaña le prometió
sangre a la raza y la raza, al menos parte de la raza, debe estar esperando
sangre.”
Algo muy distinto, señala el articulista, al
“huracán pendenciero que hace cinco meses se levantó con el 49% de los votos y
arrasó al PRI y al PAN, como nadie lo había hecho.”
Fin de la cita. Relacionado con esto, le
comenté hace algunos días sobre la transformación que sufren algunos candidatos
al convertirse en mandatarios electos, entre ambas etapas, “antes y después de
la urna”.
Parecería que retroceden, involucionan (1)
de la expectativa vehemente, desbordante, mostrada durante las jornadas de
oferta proselitista (2) a la cautela medrosa y hasta mezquina que asoma al día
siguiente del triunfo.
Puesto que hoy nos encontramos en esta
segunda etapa (“después de la urna”) resulta que la deuda de Nuevo León no es
de 100 mil sino de 60 mil millones y es más urgente pelearse con AMLO,
FOX y los promotores de la marihuana que abrir en canal a la familia MEDINA,
como prometió JAIME (perdón que insista) “antes de la urna”.
GARGANTA
PROFUNDA
A trece meses de Ayotzinapa, el reo
SIDRONIO CASARRUBIAS hace revelaciones que debimos haber escuchado al día
siguiente de su captura, en el otoño de 2014.
Tan urgida anduvo la PGR buscando a los 43 normalistas
que poco se habló de los negocios que dieron fuerza y sustento a Guerreros
Unidos. Menos aún de sus afinidades en el mundo legal de las cúpulas
empresariales y el sector gubernamental.
De ahí la sorpresa por ese rosario
declarativo donde se retoma el asunto de las cuotas cobradas por diversos cárteles
a los ayuntamientos de Guerrero.
Y también la inesperada acusación contra el
empresario argentino CARLOS AHUMADA, como celestino en activo de la
delincuencia organizada.
Amén de testimonios que suponen nuevos
cargos contra la emperatriz de Iguala MARIA DE LOS ÁNGELES PINEDA, esposa del
exalcalde JOSE LUIS ABARCA, ambos en prisión.
Verdadera bocanada de oxígeno para la PGR
que había visto desmoronarse el caso, temiéndose que la pareja, entre cañonazos
y argucias abogadiles, pudiera recuperar su libertad.
La ventaja de tener al declarante listo es
que un soplo certero y oportuno puede reforzar las acciones de la fiscalía cuando
la fortaleza de sus argumentos parece flaquear. La nota es que el dueto ABARCA
PINEDA permanece donde está.