Cd.
Victoria.- La postura del gobernador EGIDIO TORRE CANTÚ
respecto al actual debate sobre la marihuana es muy semejante a la expresada
con oportunidad por ENRIQUE PEÑA NIETO.
Es necesario consultar al país para que el
marco jurídico resultante refleje, en su pluralidad, la voluntad general de los
mexicanos.
Advierte el Presidente, ojo…
“Soy de los que cree que la apertura sobre
este tema pueda abrir espacio e inducir al consumo de otras drogas mucho más
dañinas para la persona y para la salud pública.”
Pero señala…
“Sin embargo no puedo ser dueño único de la
verdad -esa es mi convicción personal- estoy abierto y lo estaré como
Presidente de la República, para recoger realmente posiciones debidamente documentadas,
científicamente sostenibles que eventualmente pueda dar curso a una posición
distinta.”
Al respecto ya instruyó formalmente al
titular de Gobernación MIGUEL ANGEL OSORIO para dar paso a un foro
especializado sobre el asunto.
Desde sus días de campaña hasta hoy, es
variado el repertorio de entuertos donde PEÑA NIETO ha expresado con claridad
su punto de vista personal, pero también su voluntad de acatar la opinión de la
gente, aún si fuera distinta.
Por citar un punto, en la primavera del
2012, durante una larga entrevista televisiva, le preguntaron al entonces
candidato en torno al aborto. Contestó que su postura es muy conservadora al
respecto y puntualizó su rechazo.
No obstante añadió que vería bien un diálogo
nacional sobre el particular y se dijo dispuesto a respetar la decisión
mayoritaria.
Y, bueno, si bien algunos gobernadores (Nuevo
León, ejemplo) han sido tajantes en su fobia a la marihuana, en algo están
todos de acuerdo. La necesidad de examinar el caso desde una perspectiva
plural.
MOSAICO
NACIONAL
Dato curioso, el obispo de Celaya BENJAMÍN
CASTILLO, enemigo declarado de la legalización, confesó haber usado la hierba
combinada con alcohol, aunque aclaró presuroso que para uso externo solamente.
Esa prontitud para subrayar la negativa, un
pasito adelante y otro atrás, es lo que más llama la atención. Voces son (así
se estila en esos ámbitos) temerosas de Dios.
Entre la opinocracia nacional, la
sinceridad anda también algo escasa en estos tiempos. De risa loca los
deslindes de gente como AGUILAR CAMÍN. Ahora resulta que sólo ha visto la
marihuana en fotografía.
Y otro tanto en provincias, incluyendo
Tamaulipas. Gente que desde trincheras periodísticas, la literatura, el arte,
la intelectualidad y la academia dicen “sí” a la legalización de la marihuana
para refrendar su militancia progresista (como miembros puntuales de la
“progresía”, dicen en Madrid, sin mucho respeto).
Aunque luego modosamente aclaran (ojo, sin
que nadie se los pregunte) que ellos (ellas), nuestros próceres de la creación,
el pensamiento, la cultura, la cátedra, jamás la han probado (juran), núncamente,
ni por casualidad.
¡Ajá!... Y lo afirman encogiendo los
hombros y abriendo los ojitos como platos, con temblores de barbilla que
parecen contradecirlos, al expresar un “sí” involuntario mientras la voz repiquetea
que “no”.
Pena ajena que ya cincuentones (cincuentonas)
o acaso empezando la sexta década de sus vidas todavía abriguen temores
atávicos hacia el rechazo social, aquellas formas de estigmatización propias
del siglo 20.
Resulta que estamos en el 21. Por cierto,
la siempre conservadora (a menudo reaccionaria) Real Academia Española (RAE) acepta
los dos términos, con “h” y “g”, marihuana y mariguana.
Aunque la definición (como acostumbra la RAE)
deja mucho que desear, dice:
“Cáñamo índico, cuyas hojas,
fumadas como tabaco, producen trastornos físicos y mentales.”
Jolines, ¿Y si no se fuma no es marihuana?...