Cd.
Victoria.- La remembranza del doctor RODOLFO TORRE
es y será recurrente para su hermano mayor, el gobernador EGIDIO, en ocasión de
aniversarios, cumpleaños y también de informes, como el de este miércoles.
Hay una deuda de justicia y Tamaulipas lo
sabe. Aunque no todos recuerdan que la investigación está en manos de la autoridad
federal.
Precisando fechas, el homicidio ocurre un 28
de junio y la PGR atrae el caso el 2 de julio, cuatro días después.
El dolor del impune crimen sigue vivo, como
el cálido recuerdo de RODOLFO, pero no es la Procuraduría estatal la instancia
indicada para responder de ello, sino su equivalente nacional.
Que entonces haya gobernado FELIPE CALDERÓN
y ahora esté ENRIQUE PEÑA NIETO no aminora el débito institucional.
Como tampoco debe ser impedimento el que
hayan pasado cuatro procuradores desde entonces, dos de CALDERÓN (ARTURO CHAVEZ
y MARISELA MORALES) y dos de PEÑA NIETO (JESÚS MURILLO y ARELY GÓMEZ).
La asignatura pendiente está ahí, entre el
cariño de la gente y la evocación que de nueva cuenta hace el Jefe del
Ejecutivo.
De manera extraoficial, en medios
periodísticos tiene rato la versión de que ninguno de los autores materiales
vivió mucho para contarlo.
Habrían sido liquidados por quienes antes dieron
la orden de atacar. Autoría intelectual que nadie ha podido (o querido) todavía
identificar.
ALIANZA,
¿CON BASAVE?
Por supuesto, soñar es un derecho inalienable.
Aunque se antoja muy cuesta arriba el proyecto panista de hacer causa común con
lo que queda del PRD, llevando a PACO CABEZA en calidad de estandarte.
La idea de una posible coalición PRI-PAN
tiene por antecedente aquel trabuco formado por JORGE CÁRDENAS GONZÁLEZ en
1992.
Aunque era otro PRD, con una estructura que
había ido creciendo en fuerza y complejidad desde los días del PSUM y el PMS,
sin olvidar su presencia en municipalidades como Río Bravo y Madero.
Y era también otro PAN, por entonces combativo
y en ascenso, tras conquistar, bajo el salinato, sus primeras gubernaturas.
Asumiría JORGE la candidatura en dos ceremonias
consecutivas, ambas en el Teatro Juárez de Ciudad Victoria.
Al evento del PRD vino CUAUHTÉMOC CÁRDENAS.
Era aquel PAN dirigido por don LUIS H. ÁLVAREZ.
Entre aquella primavera de 1992 y la elección
de 2016, habrá 24 años de diferencia. El PRD perdió rumbo en la zona sur cuando
el ardor postquinista y antisalinista agotó su ciclo y su imán de votos,
particularmente en Madero.
El ímpetu que el Sol Azteca había
demostrado en los años noventa reveló signos de estancamiento al arranque del
nuevo siglo, para desmoronarse luego.
El PAN ha corrido mejor suerte, pero
tampoco avanza más allá de su tradicional cuota de dos o tres municipios gordos
y un puñado de curules plurinominales.
Y EN
LO NACIONAL
El partido albiazul viene de dos
descalabros seguidos, la derrota presidencial en 2012 y su magra cosecha de
diputados en 2015.
Peor está el PRD, hasta hoy incapaz de
tapar el inmenso agujero que dejó la salida de AMLO y la escisión de MORENA.
Hubieron de importar a un académico
expriísta como AGUSTÍN BASAVE para obsequiarle la dirigencia con la endeble ilusión
de quien se atiene a los milagros.
El problema es que para conservar sus
emolumentos como partido registrado, el PRD en Tamaulipas necesita candidato
propio.
No le conviene ir ganchado de cabuz en la
locomotora del PAN ahora que se vota de manera separada y no en racimo.
Nada les garantiza que los sufragios de una
hipotética coalición se crucen en el apartado del PRD. Si el candidato es del
PAN, sus simpatizantes cruzarán el logotipo del PAN.
Compañero de ruta que deviene en tonto útil,
triste papel de un partido que nació para empresas mayores.