Cd.
Victoria.- La inocuidad del huracán “PATRICIA” en
su rápido trayecto por el territorio mexicano (vinculada sin duda a su
extinción precoz) ha generado un torrente de opinión diversa y contradictoria.
Pluralidad donde se refleja ese mosaico de
interpretaciones que constituyen, dan forma y perfil a la opinión pública
nacional.
Como en el viejo programa radial de “La
Tremenda Corte” habría que empezar por nombrar a los implicados en ese
huracanicidio.
Por principio, observando cómo se vivió el
fenómeno en el México de hoy, en su experiencia periodística, redes sociales,
medios formales e informales, entre visiones y pesadillas. Me permito enumerar
algunas…
LA VICTORIOSA
La experiencia institucional acumulada en
materia de protección civil ha alcanzado un grado de madurez que ya se refleja
en el saldo mínimo de daños.
La lectura políticamente correcta es que
México ya está preparado para enfrentar emergencias de dicha magnitud.
Las diversas instancias de gobierno
mostraron “músculo” al aplicar con inteligencia sus medidas preventivas y contrarrestar
con éxito el peligro.
El diagnóstico oportuno permitió movilizar
a tiempo los mecanismos de contingencia y aplicar las medidas de salvaguarda
más adecuadas.
Por ello no hubo desgracias que lamentar y
el reconocimiento internacional así lo demuestra.
CONSPIRATIVA
LIGHT
Nunca hubo tal amenaza, el presunto record
histórico en la velocidad de sus vientos es una más de las leyendas oficiosas,
el huracán siempre fue más pequeño e inofensivo de lo que dijeron.
El saldo blanco es la prueba, jamás fue un
peligro, se exageró en los medios con fines políticos y para dar una sensación
de eficacia gubernamental.
Todo estuvo siempre bajo control porque los
articuladores de la opinión pública supieron desde un principio que el riesgo
era mínimo.
Al exagerar la peligrosidad del fenómeno generaron
una corriente de ansiedad y temor social de la cuál se habría de nutrir el
posterior triunfalismo.
CONSPIRATIVA
DARK
Variante de la anterior, en redes, foros y
blogs contestatarios se multiplican como hongos los “memes” infográficos donde
el huracán es una temeraria “cortina de humo”.
Estamos ante el clásico mecanismo de
distracción para encubrir alguna medida oficial abusiva por antonomasia, como (por
ejemplo) el alza a los hidrocarburos.
Y el tono es tan categórico que no admite
discusión: “el huracán fue mediático, para tapar el gasolinazo”, punto.
Se trata del consabido argumento de los
ojos vendados donde la minoría que controla los medios impone criterios de
realidad a la masa ciega, automatizada por los dueños de la Matrix cuyos
impugnadores se postulan como encarnaciones aztecas de NEO, TRINITY y MORPHEUS.
LAS
PIADOSAS
En su versión más ortodoxa, los rezos del
papa FRANCISCO, los clubes de damas evangélicas atrincheradas en previas
jornadas de oración y (en suma) la mano divina que domesticó a los vientos, con
abundancia de citas bíblicas.
En su variante New-Age, los milagros corren
a cargo de una deidad menor llamada Adobe Photoshop, capaz de implantar un
gigantesco platillo volador entre los nubarrones del meteoro, salvando con ello
a millones de mexicanos.
Y
BUENO…
En lo personal, la observación que hice
pública en redes el domingo pasado es que el núcleo topográfico más fuerte y
macizo del altiplano mexicano está ahí precisamente, por donde entró "PATRICIA".
De pegar tantito al norte hubiera devastado
montañas y valles de Sinaloa hasta Chihuahua. De entrar más al sur, habría
provocado un desastre colosal en el Istmo de Tehuantepec.
Pero pegó a la mitad, en lo más resistente
del mapa nuestro y por ello el gigantón se hizo añicos. Topó con duro y eso lo
degradó a tormenta y luego a depresión tropical en pocas horas. ¿Sip?