Cd. Victoria, Tam.-
En tiempo y forma, este domingo fue despachado al bunker legislativo de San
Lázaro el informe primero de ENRIQUE PEÑA NIETO.
Antaño
eran pesados libros que solían trasladar en esas carretillas que el español
latinoamericano identifica como “diablitos”.
Hoy el
documento cabe en la bolsa del saco, viaja en ligeros dispositivos de memoria
digital, va envuelto en celofán, se porta con holgura y cierto aire
cosmopolita, sin olvidar la caravana de rigor.
Acaso
en los años por venir (reforma mediante) pudiera reducirse el trámite a un
simple correo electrónico cuyo tránsito y entrega no requieran cordón de
seguridad alguno en torno a San Lázaro.
Notable
ahorro de adrenalina que si acaso exigiría un antivirus, un buen firewall que
prevenga el hackeo, el fisgoneo de terceros.
Aunque,
viéndolo bien, ¿A qué hacker interesaría hincarle el diente a tan árido adobón
de datos estadísticos?
En este
México convulsionado, sigo pensando que la manera más segura de viajar es en
calidad de archivo adjunto, al menos eso decimos desde el 2010, entre broma y
veras, sin querer queriendo.
Queda
en duda la capacidad de los “think-thanks” federales para trazar prospectivas
saludables. Demasiados frentes abiertos acotaron el margen de maniobra
presidencial.
Craso
error permitir que las secuelas de dos reformas marcharan juntas. Hoy se dan la
mano los defensores del petróleo y los chicos de la CNTE para convertir las
calles del DF en una sucursal del averno.
-“La
ciudad quema”, comentaba el viernes GÓMEZ LEYVA.
Exceso
de confianza, tal vez. Sobrevaloración del pacto, sin duda.
Olvidaron
acaso que las bases de los partidos no se mimetizan en automático con los
acuerdos de sus cúpulas.
Y
también que la izquierda partidista es muy apenas la punta del iceberg en el
amplio horizonte de la inconformidad social.
Esa jungla
de movimientos que ningún Sol Azteca (ni siquiera Morena) pueden controlar.
OK, pactas
arriba, ¿Y abajo qué?...
Los estrategas
tricolores siguen anclados en la óptica de sus tiempos fundacionales (años
treintas y cuarentas) cuando cooptar a cinco lobitos bastó para establecer el
control corporativo del movimiento obrero, con don FIDEL y su puño vertical imponiendo
directrices desde la CTM.
En la
postmodernidad actual las cosas funcionan de otra manera. Estas izquierdas del
siglo 21 carecen de transmisión de mando eficaz (botones, palancas, poleas) para
que sus acuerdos bajen de la cúpula a la base de manera terminante.
El
mismo acuerdo que tanto presumen en realidad es con el PRD, no con la
izquierda. O peor todavía: con CHUCHO ZAMBRANO, más que con el PRD.
Igual resultó
contraproducente el desplante aquel de invocar al espectro de LAZARO CÁRDENAS
para legitimar la iniciativa petrolera.
Como
una mala sesión espiritista, el fantasma de LÁZARO apareció, carilargo y chocarrero,
encarnado en su hijo CUAUHTEMOC, quien hoy añade el rancio sabor de su estirpe
a la desbordada iracundia popular.
No será
tan fácil descalificar a CÁRDENAS, acusar de terrorista o agitador a una personalidad
(quiérase que no) institucional, que ha ocupado dos gubernaturas, fue dirigente
de partido y tres veces candidato presidencial.
Figura
que cumplió el primero de mayo pasado sus venerables 79 años desde que vio la
luz aquel lejano 1934, en plena campaña electoral de su padre.
El caso
es que son dos, informe y mensaje: así debemos entenderlo.
Y todo
parece indicar que por tal vereda habremos de continuar en años venideros.
Bien
recuerda JORGE CARRASCO en el portal de PROCESO este fin de semana que por
octavo año consecutivo ningún Presidente ha logrado rendir cuentas en San
Lázaro desde que VICENTE FOX no pudo presentar su informe final en septiembre
de 2006.
¿Como
que ya se está volviendo costumbre, no?
Lo
suficiente para adoptar decisiones prácticas. Cumplan, pues, con la ley, envíen
el informe con un propio (o por mail) y hagan su fiesta aparte en un ambiente
controlado y en transmisión nacional. Punto.