Cd. Victoria, Tam.-
Al mal paso darle prisa, parecería que la Cámara Baja le tenía preparado un
obsequio al Presidente la noche anterior al primer informe: la aprobación de la
discutida Ley de Servicio Profesional Docente.
Se
diría que fue un albazo, aunque necesario es reconocer que las mesas previas de
diálogo entre legisladores y maestros habían venido acordando algunas enmiendas
a la iniciativa original.
La
clave está en el adéndum, la así llamada corrección que reconsideró 43
artículos en atención a las demandas planteadas por los inconformes.
Destaca
el aspecto punitivo, cuando de evaluar se trata y los docentes no dan el kilo.
Se convino que el cese al maestro reprobado no ocurra de manera automática y
tenga derecho a dos evaluaciones más.
Lo cuál
evoca, en buena medida, el recurso que los propios alumnos conocen como segunda
y tercera vueltas.
Para
maestros que acepten otras chambas o comisiones, la obligación de separarse del
servicio sin goce de sueldo se aplicaría solamente (ojo al adéndum) cuando
estas “impidan el ejercicio de su función docente.”
Lo cuál,
oiga usted, otorga un margen de interpretación a la hora de valorar si determinada
labor resulta (o no) compatible con la tarea magisterial.
Si lo
vemos del lado amable esto podría calificarse como un gesto de flexibilidad,
aunque su lado oscuro es que también abre puertas a la ambigüedad y los
profesores acaben torciendo las reglas a su conveniencia. ¿Cambiar para no
cambiar?
Ciertamente,
la ceremonia del mensaje presidencial emitido por vez primera en Los Pinos
lució impecable, deliberadamente tersa, con esa pulcritud coreográfica muy al
gusto de PEÑA NIETO donde todo fluye sin contratiempos.
Lo cuál
refuerza la opinión expresada ayer en esta columna. Si el modelo les funciona,
ya ni le busquen: que el informe y el mensaje se conciban por separado.
Entendido
el primero como la entrega de mero trámite marcada por la ley y el segundo como
el gran discurso a la nación a través de los medios y desde un ambiente
controlado.
Y,
bueno, en la víspera, el nombre de ENRIQUE PEÑA NIETO se vio involucrado entre
los líderes políticos que han sido víctimas del espionaje estadounidense, junto
a su colega DILMA ROUSSEFF de Brasil.
El mandatario
mexicano aparece en los documentos de EDWARD SNOWDEN, célebre desertor de la
CIA, hoy prófugo tras revelar detalles de un presunto programa de espionaje
norteamericano que opera en telecomunicaciones y la red Internet.
Lo cuál
incluye el fisgoneo sistemático en redes sociales, conversaciones por chat,
servicios de correo electrónico, telefonía doméstica y móvil.
Identificado
con el nombre críptico de PRISM, el programa es descrito por The Washington
Post como “la fuente número uno de información” en las tareas de inteligencia y
análisis de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).
El caso
es que el gobierno “amigo” de BARACK OBAMA no tuvo empacho en asomarse a las conversaciones
privadas de PEÑA NIETO cuando era candidato afectando además a nueve de sus colaboradores.
La información de SNOWDEN fue dada a conocer por el periodista GLEENN GREENWARD del diario londinense The Guardian, entrevistado por la televisión brasileña el domingo pasado.
La información de SNOWDEN fue dada a conocer por el periodista GLEENN GREENWARD del diario londinense The Guardian, entrevistado por la televisión brasileña el domingo pasado.
La
cancillería mexicana llamó este lunes al embajador de Estados Unidos, ANTHONY
WAYNE para solicitarle información al respecto. El escándalo apenas empieza.
Zigzag
*** ALENTADORA,
sin duda, la respuesta que ha encontrado la quinceañera edición del Festival
Internacional Tamaulipas (FIT) en el ámbito nacional, en la crítica y los
medios. *** AÑO con año el evento se va posicionando con mayor solidez en el
concierto cultural de la República. *** LA MAGNA tarea de abrir espacios a la
creatividad regional, educar audiencias y formar nuevos públicos capaces de
entender y degustar espectáculos de calidad es ya una aportación que el FIT
empieza a cosechar en la respuesta amplia de la gente. *** LA SEMILLA tarda
pero germina y, mejor aún, fructifica. ***