jueves, 26 de septiembre de 2013

Inacción culposa


Cd. Victoria, Tam.- A media jornada del miércoles, hago una búsqueda de dos palabras entrecomilladas (“negligencia criminal”) en el sitio específico de Google Noticias México.
¿El resultado?... 4 mil 500 menciones en 0.24 segundos, todas de días recientes y (todas también) procedentes de medios informativos nacionales.
Las quejas abundan usando ambos conceptos: la ineptitud como forma constitutiva de delito.
La parte aguda del problema parece radicar en el intercambio de culpas que hoy enfrenta a la administración perredista de Guerrero a cargo de ANGEL AGUIRRE y la gobernanza federal, léase MIGUEL ANGEL OSORIO CHONG.
Obra en esto el apremio de la opinión pública al conocerse la magnitud del daño en una veintena de estados, mismo que cobró dimensiones catastróficas en suelo guerrerense.
El tema amerita un diagnóstico multidisciplinario, particularmente en los pueblos sepultados por avalanchas de lodo o crecientes de río.
Es un coctel de males, mire usted:
(1) La orfandad de planificación en materia de asentamientos humanos. Demasiada gente viviendo en laderas de cerros o márgenes de ríos.
(2) Años de tala brutal de bosques relacionada directamente con el desgajamiento de las montañas.
(3) Calidad fraudulenta en obra civil como puentes y carreteras, vicios crónicos del subdesarrollo mexicano.
Al respecto la senadora panista de Yucatán ADRIANA DÍAZ culpó a los funcionarios que permiten a desarrolladores “construir a lo largo de ríos y barrancos” y abrir “caminos sin muros de contención” en zonas propensas a inundaciones.
En los casos arriba mencionados se complica la tarea de fincar responsabilidades por tratarse de negligencias acumuladas a lo largo de muchas administraciones, en los tres niveles de gobierno y bajo distintas banderas partidistas.
Y aunque el daño material fuera inevitable, el número de víctimas pudo y debió ser sustantivamente menor de adoptarse medidas pertinentes como, por ejemplo, evacuar gente en zonas de riesgo.
Tampoco se emprendió acción efectiva alguna para prevenir al turismo que en pleno puente vacacional suele atestar Acapulco y las zonas hoteleras cercanas.
Se conocía la magnitud del problema y no se actuó.
Típico en casos así, de los estados surgen quejas contra la federación y luego revira la federación haciendo responsables a los estados.
ANGEL AGUIRRE argumentó que nadie le habría informado del alto riesgo que representaba el huracán MANUEL.
En paralelo, el senador perredista ALEJANDRO ENCINAS acusó al gobierno federal de dar prioridad al desalojo de maestros y a los festejos patrios, dejando en “indefensión” a la población civil.
ENCINAS culpó al coordinador nacional de Protección Civil LUIS FELIPE PUENTE de retardar dos días la declaración de alerta pese a que CONAGUA ya había informado del problema.
Ello al tiempo que una nota de EXCÉLSIOR filtraba que mientras MANUEL hacía de las suyas en el litoral mexicano, el director del Fondo Nacional para los Desastres Naturales JOSÉ MARÍA TAPIA andaba de paseo en Las Vegas.
La respuesta a todos esos señalamientos vino del propio OSORIO CHONG y su diagnóstico fue categórico:
-“Pregúntenle ustedes a los gobernadores”, dijo, “personalmente les estuve hablando mucho antes de que esto sucediera”, para remarcar: “con todos estuve hablando antes”.
Ello, en referencia a los mandatarios de Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Oaxaca, Quintana Roo y Sinaloa.
Sin embargo, cabría preguntar hasta donde necesita un gobierno estatal de ser notificado sobre las proporciones de una amenaza climática en los tiempos actuales.
Hoy, cuando la información satelital abunda dentro y fuera del país y el seguimiento de cada fenómeno se realiza de manera puntual, con abundancia de datos y antelación suficiente.
Máxime cuando cada entidad tiene dependencias propias de Protección Civil capacitadas técnicamente para identificar el problema.
¿Era necesario, pues, que les avisaran cuando el peligro era más que evidente?