Cd. Victoria, Tam.-
Condición elemental en las telecomunicaciones del mundo, la regla de
competencia para los concesionarios televisivos conocida como “must carry -
must offer” se aplicaba en México a capricho del duopolio que ha controlado
este sector.
Dependía
de sus propietarios el que los proveedores de TV restringida (cable, satélite)
pudieran (o no) incluir en sus respectivos servicios los canales de TV abierta 2,
5 y 9 de TELEVISA así como 7 y 13 de AZTECA.
Ocurría,
por ejemplo, en empresas cercanas al dúo dinámico como SKY o Cablevisión, pero
igual se lo podían negar a cualquier otro jugador, llámense DISH o AXTEL, por
citar dos casos.
La
reforma que incorporó este concepto al renovado marco jurídico del país
encontró resistencias lógicas que finalmente fueron superadas.
Comenté
en esta columna el 12 de marzo pasado que el asunto estaba incluido desde
diciembre en el texto original del Pacto por México, pero fue rasurado de
última hora por alguna mano santa cercana a los afectos del duopolio.
Reaparecería
en la iniciativa de reforma de telecomunicaciones enviada por el Ejecutivo el
11 de marzo, aprobada por diputados y senadores a finales de abril, sancionada
por los congresos locales en mayo y promulgada en junio por el presidente PEÑA
NIETO.
Desde
luego, lo más vistoso de dicha reforma es la licitación de dos nuevas cadenas
nacionales de televisión abierta.
Entre otras
razones por la expectativa natural que representa para el televidente el contar
con nuevas opciones en el cuadrante, distintas a las que representan los
señores AZCÁRRAGA y SALINAS PLIEGO.
Pero
también porque dicha apertura (pomposamente llamada “democratización de los
medios”) fue bandera evidente de ese peculiar movimiento estudiantil
autodenominado #YoSoy132 cuando irrumpió en plena campaña presidencial, en mayo
del 2012.
La
voluntad de cambio empieza a dar frutos. El pasado miércoles presentaron
juramento ante el Senado de la República los comisionados del naciente Instituto
Federal de Telecomunicaciones.
Ya
instalado y funcionando, el IFETEL tendría un plazo de 180 días naturales para licitar
las nuevas cadenas.
Es
noticia de esta semana (y título de esta columna) el cumplimiento del compromiso
largamente pospuesto de incorporar los canales de TELEVISA y AZTECA tanto a la
empresa DISH de MVS (comercializada vía TELMEX, ojo) como a la regiomontana
AXTEL.
En
ambos casos se trata de un deber legal para que (1) la TV de paga incluya en su
programación los canales de TV abierta (must carry) y también (2) los
concesionarios de TV abierta permitan el uso de su señal en los paquetes que oferta
la TV de paga (must offer).
Hasta
aquí todo suena bien. Sin embargo, el caso entraña un dilema político hasta
ahora no resuelto y tiene que ver con la asignación de los tiempos televisivos
otorgados a los partidos.
Lo cuál
podría beneficiar (mire usted) al Partido de la Revolución Democrática ya que las
prerrogativas en radio y TV se reparten proporcionalmente tomando como base la
Asamblea Legislativa del DF donde el PRD tiene mayoría absoluta.
Si esto
no cambia, tan ventajosa proporción del espacio televisivo otorgado en campañas
se consolidará en toda la República, en TV abierta y restringida, incluyendo a
las nuevas cadenas.
Y esto
lo sabe el equipo de trabajo que encabeza CHUCHO ZAMBRANO, quien se ha
mantenido contra viento y marea como garante fundamental del “Pacto por
México”, junto a GUSTAVO MADERO del PAN y el priísta CESAR CAMACHO.
¿Quiénes
van tras las dos concesiones que se ofrecerán en breve?...
Desde
luego se antoja surrealista que AZTECA filtre su presunta disposición a
participar. Ello si consideramos que los vientos son de apertura y, por ende, sería
una contradicción mayúscula que la decisión final contribuyera a una mayor
concentración del mercado.
Habría
que pensar en los chicos de MILENIO y EXCELSIOR. Sin olvidar, desde luego, a un
jugador que tiene décadas persiguiendo este sueño: JOAQUÍN VARGAS, de MVS.