viernes, 13 de septiembre de 2013

Must carry, por fin


Cd. Victoria, Tam.- Condición elemental en las telecomunicaciones del mundo, la regla de competencia para los concesionarios televisivos conocida como “must carry - must offer” se aplicaba en México a capricho del duopolio que ha controlado este sector.
Dependía de sus propietarios el que los proveedores de TV restringida (cable, satélite) pudieran (o no) incluir en sus respectivos servicios los canales de TV abierta 2, 5 y 9 de TELEVISA así como 7 y 13 de AZTECA.
Ocurría, por ejemplo, en empresas cercanas al dúo dinámico como SKY o Cablevisión, pero igual se lo podían negar a cualquier otro jugador, llámense DISH o AXTEL, por citar dos casos.
La reforma que incorporó este concepto al renovado marco jurídico del país encontró resistencias lógicas que finalmente fueron superadas.
Comenté en esta columna el 12 de marzo pasado que el asunto estaba incluido desde diciembre en el texto original del Pacto por México, pero fue rasurado de última hora por alguna mano santa cercana a los afectos del duopolio.
Reaparecería en la iniciativa de reforma de telecomunicaciones enviada por el Ejecutivo el 11 de marzo, aprobada por diputados y senadores a finales de abril, sancionada por los congresos locales en mayo y promulgada en junio por el presidente PEÑA NIETO.
Desde luego, lo más vistoso de dicha reforma es la licitación de dos nuevas cadenas nacionales de televisión abierta.
Entre otras razones por la expectativa natural que representa para el televidente el contar con nuevas opciones en el cuadrante, distintas a las que representan los señores AZCÁRRAGA y SALINAS PLIEGO.
Pero también porque dicha apertura (pomposamente llamada “democratización de los medios”) fue bandera evidente de ese peculiar movimiento estudiantil autodenominado #YoSoy132 cuando irrumpió en plena campaña presidencial, en mayo del 2012.
La voluntad de cambio empieza a dar frutos. El pasado miércoles presentaron juramento ante el Senado de la República los comisionados del naciente Instituto Federal de Telecomunicaciones.
Ya instalado y funcionando, el IFETEL tendría un plazo de 180 días naturales para licitar las nuevas cadenas.
Es noticia de esta semana (y título de esta columna) el cumplimiento del compromiso largamente pospuesto de incorporar los canales de TELEVISA y AZTECA tanto a la empresa DISH de MVS (comercializada vía TELMEX, ojo) como a la regiomontana AXTEL.
En ambos casos se trata de un deber legal para que (1) la TV de paga incluya en su programación los canales de TV abierta (must carry) y también (2) los concesionarios de TV abierta permitan el uso de su señal en los paquetes que oferta la TV de paga (must offer).
Hasta aquí todo suena bien. Sin embargo, el caso entraña un dilema político hasta ahora no resuelto y tiene que ver con la asignación de los tiempos televisivos otorgados a los partidos.
Lo cuál podría beneficiar (mire usted) al Partido de la Revolución Democrática ya que las prerrogativas en radio y TV se reparten proporcionalmente tomando como base la Asamblea Legislativa del DF donde el PRD tiene mayoría absoluta.
Si esto no cambia, tan ventajosa proporción del espacio televisivo otorgado en campañas se consolidará en toda la República, en TV abierta y restringida, incluyendo a las nuevas cadenas.
Y esto lo sabe el equipo de trabajo que encabeza CHUCHO ZAMBRANO, quien se ha mantenido contra viento y marea como garante fundamental del “Pacto por México”, junto a GUSTAVO MADERO del PAN y el priísta CESAR CAMACHO.
¿Quiénes van tras las dos concesiones que se ofrecerán en breve?...
Desde luego se antoja surrealista que AZTECA filtre su presunta disposición a participar. Ello si consideramos que los vientos son de apertura y, por ende, sería una contradicción mayúscula que la decisión final contribuyera a una mayor concentración del mercado.
Habría que pensar en los chicos de MILENIO y EXCELSIOR. Sin olvidar, desde luego, a un jugador que tiene décadas persiguiendo este sueño: JOAQUÍN VARGAS, de MVS.