Cd. Victoria, Tam.-
No, definitivamente no ha quedado resuelto el dilema nacional que se abrió
abruptamente hace 25 años en torno a la naturaleza y sentido de los informes
presidenciales.
Efectivamente,
el primero de septiembre de 1988 (¡Un cuarto de siglo ya!) legisladores del naciente
PRD encabezados por el senador PORFIRIO MUÑOZ LEDO protagonizaron la primera
gran interpelación a un informe (el sexto de MIGUEL DE LA MADRID) en protesta
por el presunto fraude registrado en la elección que daba por ganador a CARLOS
SALINAS sobre el candidato de las izquierdas CUAUHTEMOC CÁRDENAS.
Apoyaba
la revuelta (mire usted) buena parte de la bancada panista, en una LIV
Legislatura donde se estrenaba como diputado un político novicio, oriundo de
Guanajuato y de nombre VICENTE FOX, quien se haría famoso por las grandes
orejas de cartón que solía lucir desde su curul, en franca burla a la anatomía del
propio SALINAS.
La
fecha marca un hito en la historia de San Lázaro. Después de ello nada sería
igual.
Se
perdió para siempre el llamado “Día del Presidente”, aquella liturgia imperial
de aquiescencia unánime ante un jefe máximo que recorría las calles en auto descubierto,
entre multitudes que lo vitoreaban bajo una lluvia de papel picado.
Se
inauguraban nuevos tiempos donde el Estado Mayor tomaría el control de las
transmisiones televisivas, cuidando en todo momento que el productor eligiera
en su consola de mando las cámaras dirigidas a la tarima.
Igual
restricción se operó en los micrófonos ambientales privilegiando aquellos que
recogían de manera unidireccional la voz del estrado.
En uno
y en otro caso se buscaba minimizar a ojos y oídos del televidente el estrépito
de la protesta que habría de convertirse en costumbre en todos los informes de SALINAS
y ZEDILLO.
Excepción
esperanzadora, la toma de protesta de VICENTE FOX en diciembre del 2000, entre
un ambiente inusualmente terso por la etapa de alternancia que entonces se
abría.
No duró
mucho la paz. Para el primer informe de FOX en 2001 retornó el vocinglerío
aunque se cambiaron los papeles.
Aprendería
VICENTE la diferencia entre ser borracho y cantinero, entre gritar abajo a todo
pulmón y aguantar callado las mentadas de madre.
Para
los legisladores del PRI representaría una experiencia nueva estrenarse como
opositores y asumir el rol de impugnadores a toda garganta.
Para el
PRD su papel en San Lázaro no cambió ni antes ni después de la alternancia y
sigue igual en estos tiempos de restauración tricolor.
Ciertamente,
en estos años se han experimentado algunos añadidos de corte aperturista como
los discursos de “posicionamiento” que los líderes de las distintas bancadas
debían leer en los momentos previos a la llegada del mandatario.
La
iracundia no amainó. Al paso de los años, las interrupciones en un principio solemnes
se diversificaron para derivar en un ambiente de carnaval, entre risotadas,
sonidos escatológicos, cartelones, mantas, disfraces, silbatos y espanta suegras.
Por eso
hoy, en la perspectiva del primer informe de ENRIQUE PEÑA NIETO, se diría que
la polémica sigue tan vigente como hace dos décadas y media.
¿Qué
función cumplen estos eventos y que alternativas hay, acaso más acordes con los
el espíritu democrático?
La
experiencia europea es la más socorrida por quienes han propuesto sustituir el
monólogo del Ejecutivo por un evento interactivo donde el orador responda a los
planteamientos de las bancadas.
En contrario,
los puristas señalan que la jornada debe restringirse al ritual burocrático
marcado por la Constitución. La entrega del documento escrito, en persona o
mediante un tercero, eludiendo así toda confrontación.
Se deja
para luego el mensaje político, este sí bajo pleno control del Ejecutivo, con
derecho de admisión bajo custodia de la Guardia Presidencial.
Pues
bien, esta vez la ceremonia tendrá lugar el lunes 2 de septiembre a las 10 de
la mañana en la Residencia Oficial de Los Pinos y será transmitido en vivo por
radio y televisión.