Cd. Victoria, Tam.-
Acaso la referencia más antigua que yo recuerde en la recurrente campaña por la
legalización de las drogas es aquel clásico de los años setentas titulado
“Reconsideración de la marihuana”, autoría de LESTER GRINSPOON, profesor
emérito de psiquiatría en la Universidad de Harvard.
Atrayentes,
sus argumentos ponderan las facultades curativas de la Cannabis Indica y minimizan
el daño físico en comparación con las llamadas “drogas legales”, el alcohol y
el tabaco.
El
problema es bastante más complejo si consideramos que la marihuana forma parte
de un amplio menú de opciones para los consumidores de enervantes (y de
multimillonarias ganancias para las empresas ilegales) como cocaína, heroína,
efedrina, anfetaminas y sus combinaciones, las denominadas “drogas de diseño”.
Mucho
antes de que VICENTE FOX emplease el vocabulario neoliberal para sustentar su
postura legalizadora (mercado abierto, libertad de elegir, responsabilidad del
consumidor) el gran santón de la derecha global MILTON FRIEDMAN había expresado
exactamente lo mismo.
Dejar
todo en manos del libre mercado (como sus antepasados lo hacían en la divina providencia)
y que ninguna ley obstaculice una decisión que, desde su punto de vista, debe
recaer totalmente en el individuo.
Desde
luego, FRIEDMAN lo hacía desde su óptica fría de académico. En cambio FOX parece
imbuido por la calentura de convertirse en productor.
La
postura del ex-presidente suele variar de una declaración a otra. Por momentos
habla solamente de la marihuana, aunque luego dice que su “nuevo paradigma”
implica legalizar todas las drogas.
El
asunto tiene tantas aristas que rebasan con mucho el espacio de esta columna.
Si el propósito central (hoy planteado, incluso, en los círculos del Sol
Azteca) es que la legalización debilite a las organizaciones delictivas, acaso
olviden que la fuerza de los cárteles seguirá descansando en aquellos
enervantes que permanezcan prohibidos.
Las
ganancias ilícitas por producción, trasiego y venta de drogas sintéticas continuarían
siendo multimillonarias, sin menguar su capacidad de fuego.
De
hecho, con la apertura hacia la marihuana decretada en algunos estados de la
Unión Americana, su anhelada autosuficiencia en este producto tendería a convertirse
en una meta factible a mediano plazo.
Es
noticia ampliamente conocida la siembra exitosa en la costa oeste mediante
almácigos dotados de alta tecnología y bajo un ambiente controlado, a grado tal
que la antigua “Golden Acapulco” ahora tiene un pariente llamado “Golden
California.”
Tal vez
FOX piense que esto le represente un gran negocio, pero si dicha tendencia se
consolida quizás no haya mucha demanda que atender desde las siembras al sur
del Río Bravo.
Igual
se sabe que hasta ahora han fracasado los intentos por cultivar la planta de
coca en las montañas de Norteamérica, razón por la cuál seguirán dependiendo,
al menos por un buen tiempo, del suministro sudamericano.
Tal vez
por ello estén buscando modificar los gustos del consumidor en beneficio de
opciones como la efedrina y las anfetaminas.
Y aunque
lo diga FOX, no es cierto que Portugal haya liberalizado por completo su
mercado.
Hay
campañas en ese sentido que todavía no cristalizan en leyes, por lo menos en
los ramos de producción y comercialización, todavía prohibidos.
Lo que
se despenalizó desde el año de 2001 fue el consumo, lo cuál no es raro en la
Unión Europea.
Justo
es reconocer que en dicha nación el contagio de SIDA entre usuarios de heroína
ha disminuido significativamente, así como las muertes por sobredosis.
Dice
LÓPEZ OBRADOR que el tema es irrelevante para un país como el nuestro,
enfrascado en discusiones de mayor calado como son las reformas estructurales
en sus diversas versiones partidistas.
Acaso
sea necesaria una reflexión amplia que nos permita sortear falacias como el que
las organizaciones criminales desaparecerán de manera automática tras legalizar
uno o varios enervantes.
Mejores voces
deberán ser escuchadas.