jueves, 23 de febrero de 2012
Papas calientes
Cd. Victoria, Tam.- El diagnóstico nacional sobre carencias y vicios penitenciarios se conoce desde hace por lo menos cinco sexenios: los dos que llevamos del PAN (FOX, CALDERON) y los últimos tres gobernados por el PRI (DE LA MADRID, SALINAS, ZEDILLLO).
Desde luego, entre saberlo y actuar en consecuencia aplicando las medidas conducentes, a veces el tranco resulta demasiado largo.
Al ascenso de CARLOS SALINAS en 1988, se tenía ya clara la necesidad de una actitud más proactiva y participativa en una materia descuidada por la administración central desde que PORFIRIO DIAZ mandó construir la colonia de reos federales en las Islas Marías (1905).
El cambio de óptica toma rumbo con el CEFERESO No. 1 del Altiplano edificado por el gobierno salinista en 1991, conocido entonces como Almoloya, por la municipalidad mexiquense donde se ubica.
Detalle curioso. En Almoloya estaría después recluido RAUL SALINAS, hermano del presidente que lo mandó erigir.
El antecedente de esta fortaleza penitenciaria era un centro federal de seguridad media levantado durante el gobierno lamadridista en Tepic, Nayarit.
Posteriormente vendrían los CEFERESOS que hoy (por alguna suerte de sensibilidad o respeto hacia sus habitantes) han dejado de identificarse con la localidad que los alberga para nombrarlos mejor por zona.
Es así que Almoloya (después La Palma) acabaría llamándose “del Altiplano”, mientras que el CEFERESO 2 construido también bajo el salinismo y puesto en marcha en 1993 en El Salto, Jalisco, sería renombrado como “de Occidente”.
Análogamente, el CEFERESO 3 de Matamoros (entregado al final del gobierno zedillista) es conocido ahora como “del Noreste”, el CEFERESO 4 (puesto en marcha por la administración foxista) ubicado en El Rincón, Nayarit, es ahora “del Noroeste” y de igual manera como al CEFERESO 5 de mediana seguridad, en Villa Aldama, Veracruz, lo conocen como “de Oriente”.
Vienen a cuento todos estos datos ante la tragedia que estremeció al penal de Apodaca, Nuevo León, donde murieron 44 reos, se fugaron 30 y hay hasta ahora 29 personas detenidas, entre directivos y custodios.
Se diría que el problema es similar en todo el país y que obedece a un factor para mi gusto más poderoso y devastador que la corrupción penitencial: la sobrepoblación.
Comprensiblemente, el titular de Seguridad GENARO GARCÍA LUNA lo niega, aduciendo que la inmoralidad de los funcionarios estatales es la clave que todo lo explica. Dice:
-“No corresponde la variable de donde hay fugas sea por sobrepoblación, las fugas no son porque entre un comando irrumpa y rompa las puertas, en todos los casos hay alguien que les abre las puertas.” (Milenio Diario, miércoles 22 de febrero).
Sin embargo, las estimaciones de ALEJANDRO POIRE, Secretario de Gobernación apuntan en otra dirección, cuando acepta que “cerca del 70 por ciento de los reos federales se encuentran actualmente en cárceles estatales.” (La Jornada, martes 21).
Sí, leyó usted bien: ¡El 70% de los presos por delitos del fuero federal están guardados en instituciones estatales!
Lo cuál incluye, evidentemente, a los involucrados en asuntos como narcotráfico y delincuencia organizada.
Alta peligrosidad, en efecto, verdaderas papas calientes: ¿En manos de qué autoridades y con qué recursos?
Sobre la lógica del “niño ahogado” el gobierno nacional en boca del señor POIRE se apresura a tapar el pozo y anuncia que antes de concluir el presente gobierno estarán terminados ocho nuevos centros (entre CEFERESOS y prisiones estatales con inversión federal) incluyendo uno en la capital de Tamaulipas.
Y bueno, en el caso concreto del nuevo penal en Victoria, sabemos que lleva un avance del 35% y se le han invertido 220 millones de pesos de un total calculado en 640 millones.
Asoma la duda. Faltan nueve meses (y una semana) para que el sexenio calderonista finalice.
Siendo concretos, llega a su fin a las 24 horas del viernes 30 de noviembre del presente 2012.
¿Cumplirán?