lunes, 27 de febrero de 2012

Alternancia, alteridad


Cd. Victoria, Tam.- Pues nada que doña Alternancia (quien lo diría) es hoy bandera natural del PRI y (vivir para contarlo) el panismo actual su feroz enemigo.
La urna da muchas vueltas, sorpresas te da la urna, en esta rueda de la fortuna electoral donde los actores y factores intercambian papeles en función del resultado que les tocó asumir en procesos anteriores.
Significativo: hoy los lastimeros epítetos (adjetivaciones, etiquetas) del continuismo y el “más de lo mismo” no se ubican geopolíticamente en el PRI, sino que encuentran su nudo central en la personalidad sudorosa y atolondrada de FELIPE CALDERÓN.
A la inversa, los operadores del PRI intentan ahora persuadir al primer panista de México para que tome las cosas con calma, serene su ánimo, achate sus crispaciones y acepte cualquier inconveniente con la mirada puesta en la historia.
En este sentido, el mejor ejemplo de madurez republicana lo dio ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEON en 2000.
Se diría que ZEDILLO fue el artífice central de la alternancia, el estadista de la sana distancia que se comportó a la altura del momento, mantuvo a buen resguardo su alto cargo, se abstuvo de inclinar la balanza y al final del día supo reconocer con caballerosidad y hombría que los resultados, por primera vez en 70 años, le eran adversos a su partido.
La noche del dos de julio, un ZEDILLO hierático pero firme envía un mensaje por la televisión nacional donde pronuncia aquellas históricas palabras:
-“Justo ahora, el propio IFE nos ha comunicado a todos los mexicanos que cuenta ya con información ciertamente preliminar pero suficiente y confiable para saber que el próximo Presidente de la República será el licenciado VICENTE FOX QUESADA.”
Muchas cosas cambiaron desde ese instante. ZEDILLO supo entender que también se gana perdiendo y que ni la derrota es apocalíptica ni el ascenso del adversario equivale a un juicio final. 
Se gana y se pierde, esa es la alternancia. Asimilado el impacto, la vida continúa. Acaso de manera distinta, pero continúa y, como el propio ZEDILLO decía, al trote del mismo viaje “se van acomodando las calabazas”.
Y en verdad se acomodaron, el PAN gobernaría dos sexenios (FOX y CALDERÓN) la izquierda siguió creciendo, nos acostumbramos a gobiernos estatales de distinto color partidista y cobraron  viso de legitimidad las legislaturas plurales.
Sin embargo, el temor al cambio no ha sido derrotado. Paradójicamente, el principal beneficiario de la alternancia en 2000, VICENTE FOX, se habría de convertir en su enemigo feroz en 2006, cuando mete de lleno sus cuatro extremidades en los comicios para frenar el ascenso de ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR.
El resultado fueron las elecciones más sucias del México contemporáneo, peor de ilegales (y ya es bastante decir) que las del 88 cuando CARLOS SALINAS se impuso sobre CUAUHTEMOC CARDENAS.
Se diría incluso que en el presente 2012 sigue vigente el temor a la alteridad, las razones del otro, la otredad, el ser distinto que busca lo mismo.
Problema grave que el jefe de la nación luzca casado con la idea de que un eventual retorno del PRI a Palacio Nacional sería un desastre de proporciones telúricas no solamente para el PAN sino para todo el país.
Exageración narcisista, acaso sus fantasmas lo lleven a pensar que si algo es malo para él habrá de serlo también para el mundo o la galaxia.
Dicho temor está presente en los discursos de FELIPE, en su obstinado tesón por cerrarle el paso a PEÑA NIETO, en el jugueteo mañoso con la estadística y el uso torcido de la justicia contra sus adversarios.
Finalmente, aunque hoy CALDERÓN no lo crea, “hay vida después de la alternancia” y el mundo no acaba con una derrota, por aparatosa que parezca.
Siempre será mejor dejar fluir los vientos de la historia que encapricharse en impedirlos. Resistirse a ellos desde ese cargo pone en serio riesgo a las instituciones republicanas.
Alguien tendría que decírselo. Por el bien de México, saque las manos de las urnas señor Presidente.