viernes, 10 de febrero de 2012

La moralina, su doble filo


Cd. Victoria, Tam.- El candidato de las izquierdas ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR prometió este jueves cambiar de nombre a la Secretaría de la Función Pública y bautizarla (si el voto lo favorece) en SHCC, esto es: Secretaría de la Honestidad y Combate a la Corrupción, para la cuál propuso a la excontralora del Distrito Federal BERTHA LUJÁN URANGA.
Extravagante, el nombre parecería afectado de un tufo electorero, pese a que el combate a la corrupción representa un reclamo genuino de la gente, junto a la seguridad y el empleo.
Riesgoso, el desplante parece una invitación a que adversarios y malquerientes hurguen de nuevo en los escándalos de inmoralidad que sacudieron al gobierno del PEJE en el Distrito Federal.
Broncas de grueso calibre que involucraron a personajes de primerísimo nivel, entre ellos quienes fungían en ese tiempo como secretario de Finanzas, GUSTAVO PONCE, la presidenta nacional del PRD y exjefa de gobierno capitalino ROSARIO ROBLES, el principal operador legislativo RENE BEJARANO, el delegado de Tlalpan CARLOS IMAZ y, desde luego, el contratista argentino CARLOS AHUMADA.
Y aunque no hay elementos para pensar que AMLO se haya enriquecido con el cargo, la sacudida dejó una huella tan profunda en la memoria colectiva que resulta, a todas, luces, contraproducente el pretender ahora incorporar la honestidad prístina como bandera proselitista.
Por prioritario que sea este renglón, en todo caso se demuestra en el ejercicio del mando, pues lucirlo como bandera política nos remite a las reiteradas promesas de honradez que han hecho, al menos, los últimos cinco presidentes, desde que MIGUEL DE LA MADRID propuso su fallida “renovación moral”.
En términos de táctica propagandística, ANDRES MANUEL estaría abriendo un flanco fácil de vulnerar, la memoria de aquellos videoescándalos que sacudieron a su administración en 2004.
Y si alguien pregunta por qué razón el asunto no alcanzó proporciones todavía mayores, necesario es recordar que la habilidad corruptora de AHUMADA se extendía hacia todos los partidos (incluyendo a Los Pinos) y por ello acabaron echándole tierra.
Este jueves en REFORMA, el ex-canciller JORGE CASTAÑEDA expuso su duda en torno al efecto causado por el nuevo discurso amoroso de LOPEZ OBRADOR en las intenciones del voto.
Dijo: “Muchos consideran que la inmovilidad de AMLO en las encuestas desde noviembre, el fracaso de su república amorosa y la cantidad de barbaridades que dice casi garantizan que no rebasará el tope de 20%.”
Tajante el juicio, se antoja prematuro, tomando en cuenta que las campañas ni siquiera han empezado y la lista de candidatos todavía luce incompleta, si recordamos que aún nos resta por conocer el candidato (candidata) que lanzará el PANAL a la Presidencia.
Faltaría por ver como se comporta el electorado cuando ya esté el menú completo y caminando, la cuarteta de abanderados recorriendo el país y sus ofertas políticas en proceso franco de difusión, con las respectivas estrategias publicitarias, espots incluidos. 
Sin embargo CASTAÑEDA señala algo importante: la indiferencia de la gente ante el discurso amoroso de ANDRES MANUEL.
Indiferencia que yo empataría con actitudes como incredulidad, suspicacia, desconfianza y duda. A ratos también burla.
Y esto no solamente ocurre porque la gente tenga memoria de la actitud belicista adoptada por AMLO durante la contienda del 2006.
También cuenta el hecho de que su garra pendenciera aflore incluso hoy (2012) cuando se refiere a sus adversarios, a quienes descalifica, etiqueta, desprecia, con la misma devoción maniquea y reduccionista de hace seis años.
Desde luego, es factible una tarea de campaña sin calificativos hirientes ni adjetivaciones sistemáticas contra quienes buscan lo mismo. Un trabajo proselitista fundado en propuestas, en el México que desea y no en el México que odia.
Veremos si LOPEZ OBRADOR es capaz de mostrar verdaderamente un cambio de fondo y no solamente un endeble barniz de imagen.