Cd.
Victoria, Tam. – Sin minimizar la
responsabilidad que en ello tenga RICARDO ANAYA, lo cierto es que hoy soporta una
nueva guerra mediática (la tercera) desde que empezó a coleccionar enemigos
poderosos como FELIPE CALDERÓN, ENRIQUE PEÑA NIETO, VICENTE FOX y hasta TOÑO
MEADE.
Con FELIPE rompió lanzas desde 2015,
cuando (en alianza con GUSTAVO MADERO) le cerró el paso a MARGARITA para impedirle
competir por una diputación federal.
La historia posterior nos dirá que RICARDO
se sacudió después a MADERO, continuando solo su muy particular batalla contra
el matrimonio CALDERÓN ZAVALA.
Antes aún de que MARGARITA renunciara al
PAN (octubre de 2017) importa recordar que la confrontación abierta entre FELIPE
y RICARDO se agudizó en 2016, por los millares de espots que (bajo pretexto de difusión
partidista) promovían la imagen de ANAYA.
De esa época data la primera oleada de
expedientes bizarros que llegaron a la prensa nacional con lujo de estrategia, en
tiempo simultáneo y con diversidad de géneros periodísticos, reportajes,
crónicas, notas, columnas y hasta caricaturas apuntando al mismo objetivo.
Insólito afán por denunciar con pelos y
señales el costoso tren de vida que llevaría su familia en Estados Unidos. Cobertura
completa, con datos privados (gastos personales, renta de inmuebles,
colegiaturas) que trascienden lo periodístico y parecen filtrados por fuentes
de inteligencia.
En aquel 2016, el ataque ocurrió al
tiempo en que FELIPE CALDERÓN despotricaba contra RICARDO desde la red de TWITTER.
Lo cual difícilmente podría ser interpretado como simple coincidencia.
Con cierta lógica se pensó en FELIPE
como la mano que mecía esa cuna. Y era comprensible, si recordamos que su
esposa MARGARITA tiene años abrigando aspiraciones de competir por la
Presidencia y ambos veían al joven dirigente como un obstáculo.
En ese tiempo la cúpula albiazul transitaba
todavía sobre la inercia amigable que les dejó el llamado “Pacto por México”,
aquel acuerdo legislativo (PRI, PAN, PRD) logrado por PEÑA NIETO al arranque de
su gobierno.
Por ello la principal sospecha recayó
sobre CALDERÓN y no en los enclaves priístas (Los Pinos, Bucareli, Insurgentes
norte).
Distinta fue la segunda confrontación,
la de 2017. De nueva cuenta, diversos medios capitalinos, movidos por un raro
automatismo, abrieron (¡al unísono!) viejos y nuevos expedientes de ANAYA, con acusaciones
de riqueza inexplicable, empresas familiares en prosperidad instantánea y temas
afines.
Aunque en esta segunda ocasión, el personaje
afectado interpretó los hechos de una manera distinta. Señaló en otra
dirección, de manera inequívoca culpó al presidente PEÑA.
Poco quedaba ya de aquella relación
gentil con Los Pinos que, en los tiempos del pacto, había trazado RICARDO a la
diestra de MADERO.
Así llegamos a la embestida actual, tercera
al hilo, se diría que “la de este año” (oiga usted, una por año) fechada en el
presente febrero de 2018.
Es la más abundante en datos, por cierto.
En lugar de pertenencias menciona negocios. Ya no es tema el estilo de vida sino
las presuntas empresas fantasma, el lavado de dinero.
Amén del amigo cómplice, el empresario MANUEL
BARREIRO, hoy señalado (y fichado) por PGR como presunto cerebro financiero de triangulaciones
multimillonarias en paraísos fiscales.
Si al respecto existen (o no) pruebas,
ya será otra historia. Por lo pronto, la duda primaria es cuál de sus
adversarios habría cocinado este nuevo golpe. En que trinchera.
¿Antiguos resabios de CALDERÓN?, ¿Estrategas
de MEADE que aún sueñan con trepar al segundo lugar en las encuestas?, ¿O acaso
el cuarto de guerra de MORENA, ante el temor de que ANAYA empieza a pisarle los
talones?
Preocupante el panorama. En etapa precoz
se observa demasiado turbio el ambiente político nacional, para unas campañas
que (ojo) todavía no empiezan.