miércoles, 28 de febrero de 2018

Tercera embestida


Cd. Victoria, Tam. – Sin minimizar la responsabilidad que en ello tenga RICARDO ANAYA, lo cierto es que hoy soporta una nueva guerra mediática (la tercera) desde que empezó a coleccionar enemigos poderosos como FELIPE CALDERÓN, ENRIQUE PEÑA NIETO, VICENTE FOX y hasta TOÑO MEADE.
Con FELIPE rompió lanzas desde 2015, cuando (en alianza con GUSTAVO MADERO) le cerró el paso a MARGARITA para impedirle competir por una diputación federal.
La historia posterior nos dirá que RICARDO se sacudió después a MADERO, continuando solo su muy particular batalla contra el matrimonio CALDERÓN ZAVALA.
Antes aún de que MARGARITA renunciara al PAN (octubre de 2017) importa recordar que la confrontación abierta entre FELIPE y RICARDO se agudizó en 2016, por los millares de espots que (bajo pretexto de difusión partidista) promovían la imagen de ANAYA.
De esa época data la primera oleada de expedientes bizarros que llegaron a la prensa nacional con lujo de estrategia, en tiempo simultáneo y con diversidad de géneros periodísticos, reportajes, crónicas, notas, columnas y hasta caricaturas apuntando al mismo objetivo.
Insólito afán por denunciar con pelos y señales el costoso tren de vida que llevaría su familia en Estados Unidos. Cobertura completa, con datos privados (gastos personales, renta de inmuebles, colegiaturas) que trascienden lo periodístico y parecen filtrados por fuentes de inteligencia.
En aquel 2016, el ataque ocurrió al tiempo en que FELIPE CALDERÓN despotricaba contra RICARDO desde la red de TWITTER. Lo cual difícilmente podría ser interpretado como simple coincidencia.
Con cierta lógica se pensó en FELIPE como la mano que mecía esa cuna. Y era comprensible, si recordamos que su esposa MARGARITA tiene años abrigando aspiraciones de competir por la Presidencia y ambos veían al joven dirigente como un obstáculo.
En ese tiempo la cúpula albiazul transitaba todavía sobre la inercia amigable que les dejó el llamado “Pacto por México”, aquel acuerdo legislativo (PRI, PAN, PRD) logrado por PEÑA NIETO al arranque de su gobierno.
Por ello la principal sospecha recayó sobre CALDERÓN y no en los enclaves priístas (Los Pinos, Bucareli, Insurgentes norte).
Distinta fue la segunda confrontación, la de 2017. De nueva cuenta, diversos medios capitalinos, movidos por un raro automatismo, abrieron (¡al unísono!) viejos y nuevos expedientes de ANAYA, con acusaciones de riqueza inexplicable, empresas familiares en prosperidad instantánea y temas afines.
Aunque en esta segunda ocasión, el personaje afectado interpretó los hechos de una manera distinta. Señaló en otra dirección, de manera inequívoca culpó al presidente PEÑA.
Poco quedaba ya de aquella relación gentil con Los Pinos que, en los tiempos del pacto, había trazado RICARDO a la diestra de MADERO.
Así llegamos a la embestida actual, tercera al hilo, se diría que “la de este año” (oiga usted, una por año) fechada en el presente febrero de 2018.
Es la más abundante en datos, por cierto. En lugar de pertenencias menciona negocios. Ya no es tema el estilo de vida sino las presuntas empresas fantasma, el lavado de dinero.
Amén del amigo cómplice, el empresario MANUEL BARREIRO, hoy señalado (y fichado) por PGR como presunto cerebro financiero de triangulaciones multimillonarias en paraísos fiscales.
Si al respecto existen (o no) pruebas, ya será otra historia. Por lo pronto, la duda primaria es cuál de sus adversarios habría cocinado este nuevo golpe. En que trinchera.
¿Antiguos resabios de CALDERÓN?, ¿Estrategas de MEADE que aún sueñan con trepar al segundo lugar en las encuestas?, ¿O acaso el cuarto de guerra de MORENA, ante el temor de que ANAYA empieza a pisarle los talones?
Preocupante el panorama. En etapa precoz se observa demasiado turbio el ambiente político nacional, para unas campañas que (ojo) todavía no empiezan.