Cd.
Victoria, Tam. – La polémica se
desató a lo largo del miércoles 14 de febrero, fue tema de medios los días
jueves y viernes, para tornarse escándalo el fin de semana.
En pleno “día de la amistad”, el expresidente
FOX descargó desde Twitter una pestilente letanía de insultos contra todo un
sector del electorado que simpatiza con AMLO.
Empleó argumentos que ya le conocíamos,
como sus recurrentes diatribas sobre el populismo, Venezuela y temas aledaños.
Aunque esta vez con una diferencia
sustantiva. El que haya profundizado el empleo de exabruptos, su redacción
descuidada, errática, ruin.
Provocación abierta de un hombre que
parecería pedir a gritos el linchamiento virtual de los agraviados, como
efectivamente ocurrió.
Sus propios simpatizantes pusieron en
duda que fuera él quien escribía esos tuits. “Le hackearon la cuenta, ese no es
FOX.”
Pero ocurre que, en caso de hackeo, lo
habríamos sabido a las pocas horas o al día siguiente (jueves 15), mediante el
consabido comunicado a los medios. Puesto que no hubo aclaración, nada impide
creer que el hombre de las botas fue el autor del desaguisado.
Más aún, porque intentó justificarse horas
después, alegando que sus mensajes habrían sido “un experimento social digital”,
para observar la respuesta de las redes.
Pretexto ranchero y sin credibilidad
alguna. El susodicho no se distingue como estudioso de la opinión pública ni de
temáticas cercanas.
No es (en suma) estudioso de nada. Por
tanto, tampoco le cuadra la inquietud del provocador que deliberadamente incita
a determinada audiencia para estudiar los efectos.
Y esto es algo que comenté online, en
alguno de los foros que se abrieron ex-profeso. En el fondo, se trata de la
misma diarrea mental que le conocimos siendo presidente.
Difundida ahora sin freno por el
vertedero de Twitter, de manera muy similar a los delirios nocturnos de DONALD
TRUMP.
También apunté que, si algo revela
VICENTE en dicho episodio, es que el deterioro de su salud mental está
escalando. Alarmante erosión en el ejercicio del lenguaje, en todos sus
aspectos. Ortografía, vocabulario, gramática, sintaxis.
Ausencia de discernimiento, su voluntad
expresiva parece conectar directamente con los intestinos. Un ejemplo, entre
varios…
-“hey perrada twitera de lopitos,
probemos si pueden responder sus tonterías más rápido, tienen 30 segundos, un,
dos, tres arrancan… a ver quien dice mas groserías.”
Al respecto, las interpretaciones varían.
Aunque si de algo podemos estar seguros es que ni fue hackeado, ni hubo experimento
alguno.
Parece, más bien, apanicado, febril.
Acaso sea necesario leer el más reciente libro del reportero RAUL OLMOS (“FOX,
negocios a la sombra del poder”, Grijalbo & Random House, 2017) para entender
la dimensión de los intereses ligados al personaje y su clan, hoy en peligro
ante el inminente cambio de régimen.
El vaquero tiene un expediente abierto en
la PGR desde tiempos de FELIPE CALDERÓN, por delitos económicos graves como
evasión fiscal, lavado de dinero, operaciones con recursos de procedencia
dudosa, tráfico de influencias, donaciones de empresas fantasma.
Corrupción, en suma. Y mire usted, lo
más llamativo es que quien ordenó la investigación fue un gobierno panista. El
caso sigue vigente, no ha sido cerrado ni prescrito y podría ser retomado en
cualquier momento.
En particular, si el resultado de los
próximos comicios le es adverso, en una contienda donde el candidato de VICENTE
(el del PRI, TOÑO MEADE) marcha en tercer lugar.
Para colmo, el puntero (AMLO) lo odia y
el segundo lugar (RICARDO ANAYA) trae por consejero cercano a DIEGO FERNÁNDEZ, viejo
enemigo de FOX.
Acaso por ello, su fase maniaca de
miércoles y jueves habría durado más de lo común, causando estragos mayúsculos en
su imagen pública. Y todo indica que lo peor está por venir.