Cd.
Victoria, Tam. – La reestructuración del
SNTE y la ratificación del jalisciense JUAN DÍAZ DE LA TORRE en la dirigencia
nacional son noticias que profundizan el misterio en torno al papel que jugarán
los maestros en la contienda electoral.
Habrá que ver los malabares del actual secretario
de la sección XXX tamaulipeca RIGOBERTO GUEVARA VÁZQUEZ, cuyo disfraz
institucional enfrenta ahora un severo conflicto de intereses.
A medida que avancen las campañas,
RIGOBERTO podría quedar crucificado entre sus compromisos con el gobernador
panista CABEZA DE VACA y los acuerdos nacionales con el régimen de PEÑA NIETO, tras
cristalizar la alianza PRI-PANAL.
Para colmo (y más allá de lo que digan
las cúpulas) la infantería del profesorado parece estar mordiendo el anzuelo lanzado
por LÓPEZ OBRADOR cuando prometió derogar la reforma educativa, si el voto le
favorece.
En este entorno de ambigüedad
partidista, ocurre la reelección de JUANITO DÍAZ, durante la asamblea gremial
en Puerto Vallarta, con ligeras reformas que en buena medida nos recuerdan la consigna
gatopardesca del siciliano LAMPEDUSA, “cambiar para seguir igual.”
Paradoja sustantiva de un organismo que
le apuesta a la transformación en aras de la continuidad. El grupo de DÍAZ se
pertrecha tras un blindaje que consolida el cargo de presidente sindical, ideado
por ELBA ESTHER GORDILLO, por encima de la secretaría general.
Se recordará que GORDILLO cayó en
desgracia en la campaña presidencial de 2012, tras su desencuentro con el
entonces candidato ENRIQUE PEÑA NIETO, al romperse el proyecto de coalición con
el PANAL, ante la desmesurada cuota de cargos legislativos exigidos por la chiapaneca,
a cambio de su apoyo.
De última hora, Nueva Alianza se sacó de
la manga la candidatura de un perfecto desconocido, el ingeniero GABRIEL
QUADRI, académico capitalino de ideas neoliberales y presencia mínima.
El PRI coaligado con el PVEM ganaría la contienda,
llevándose PEÑA NIETO el 38.2% de los votos, contra el 31.5% de AMLO, el 14.8%
de la panista JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA y un triste 2.2% para QUADRI.
Y aunque PEÑA haría gala de buena
diplomacia con GORDILLO entre la elección (primero de julio) y la toma de
posesión (primero de diciembre), la suerte estaba echada.
Sus discrepancias en torno a la reforma
educativa estallaron finalmente el 26 de febrero de 2013, cuando ELBA es
capturada por elementos de la PGR en el aeropuerto de Toluca, por un listado amplio
de delitos financieros.
Dos días después, el 28 de febrero, asumía
el mando JUAN DÍAZ DE LA TORRE, el hasta entonces fiel escudero, discreto brazo
derecho de la maestra, a quien (con la misma frialdad cortesana) traicionó y
sustituyó.
Se repitió la historia de los relevos
anteriores. ELBA ESTHER era cómplice cercanísima de CARLOS JONGUITUD cuando lo
desplazó de la dirigencia (abril de 1989) por orden del presidente SALINAS.
El propio JONGUITUD se había apoderado
de la cúpula sindical en septiembre de 1972, con el apoyo de hombres armados, bajo
los auspicios de LUIS ECHEVERRÍA.
De linaje corporativo, autoritario y
priísta, el sindicalismo magisterial sobrevivió a la alternancia gracias al voto
dispuesto por ELBA en favor de VICENTE FOX, en 2000.
Traición a su partido (en efecto) que no
le impedirá ser diputada federal y jefa de la fracción tricolor en San Lázaro, secretaria
general del mismo PRI, dirigente educativa y promotora abierta del PANAL.
No extraña, entonces, que PEÑA fuese el
impulsor de JUANITO DÍAZ en aquel 2013. Sucesión similar a las anteriores, con
tintes de nota roja, ruptura, escándalo y traiciones.
El mandato de DÍAZ es joven todavía,
apenas lleva cinco años en el poder y ha sido reelecto para gobernar hasta 2024.
Coincidencia curiosa, el mismo año al
que se proyecta el entrante periodo del cacique petrolero CARLOS ROMERO
DESCHAMPS.