Cd.
Victoria, Tam. – Del primer informe gubernamental,
cada sector de la opinión pública tamaulipeca tendrá razones propias para justificar
su aplauso, manifestar sus dudas o documentar su disgusto, dependencia por
dependencia.
Entre lo memorable, habría que mencionar
esa campaña montada contra los tentáculos financieros que dan soporte a la vida
delictiva.
La tenaz ofensiva contra casinos, negocios
de apuestas, table-dancings, antros clandestinos, contrabando de bebidas embriagantes
y hasta taxis piratas, marca, en su conjunto, un umbral interesante en el
ámbito regional.
Aunque deberán perseverar en ello, si
recordamos que se trata de prácticas recurrentes, cuyos operadores (y burocracia
cómplice) poseen una amplia experiencia en el ramo.
Amén de un diversificado arsenal de
artimañas para burlar la ley. Al primer parpadeo, se multiplicarán de nuevo.
Por lo pronto, habrá que considerar tales
medidas como puntos a favor del gobierno que preside CABEZA DE VACA.
Añádase a ello la depuración de los “fiats”
notariales. Acción enfocada contra aquellos elementos de tan estratégica
actividad coludidos con el despojo violento de inmuebles.
INSEGURIDAD
Sin embargo, la nota roja no parece
tener descanso y los hechos de sangre se suceden uno tras otro en todo el
Estado.
La transformación de los viejos cárteles
jerárquicamente estructurados en federaciones de bandas pequeñas con notable autonomía
de mandos representa un desafío aún sin respuesta en los tres niveles de
gobierno.
El fenómeno se origina con el
descabezamiento de las grandes organizaciones impulsado por FELIPE CALDERÓN y después
con PEÑA NIETO.
Pulverización que dificulta las tareas
de inteligencia, ante grupos de identidad mutable y con un modelo de
organización horizontal.
Se diría que han perdido aplicación los
viejos nombres que servían para identificar a los cárteles y trazar un mapa de
sus territorios.
A la subdivisión y consecuente aparición
de identidades nuevas, se añade un fenómeno aún más difícil de prevenir.
Los grupos que no necesitan siquiera un
nombre para operar y, desde el apremio de sus necesidades elementales, delinquen
sin bandera que los identifique.
Otra medida adoptada por CABEZA DE VACA
en el primer año de su administración es la redistribución de los internos
penitenciarios.
En ocasiones enfrentando resistencias
legalmente sustentadas, como los amparos tramitados en tiempo y forma contra
los traslados.
Aun así, el plan de reubicar fuera del
estado a reos federales de alta peligrosidad podría rendir frutos visibles si
se logra en número suficiente para restar presión a las sobrepobladas cárceles tamaulipecas.
NOCHES
VIOLENTAS
Y bueno, en esta capital parece un lugar
común decir que la vida nocturna se encuentra mermada y (por momentos) en
peligro de extinción, ante los problemas de inseguridad ya conocidos.
Aunque no solo antros y restaurantes comparten
riesgos. Se ha vuelto costumbre el que grupos armados lleguen a reventar celebraciones
familiares o estudiantiles en salones de fiestas.
Al respecto, cabe preguntar qué responsabilidad
tendría el ayuntamiento cuerudo al permitir la construcción o apertura de este
tipo de espacios en zonas habitacionales.
Una estimación somera calcula en más de
cien los lugares de este corte, tan solo en la capital cueruda, entre palapas,
salones cerrados o semicerrados.
En muchos casos sin exigirles
estacionamiento propio ni (algo elemental, hoy día) caseta de vigilancia con
sus respectivas videocámaras, al menos durante las horas que transcurra el
festejo.
A las molestias naturales de los vecinos
por el bullicio, el estrépito musical y la saturación vehicular, ahora hay que
añadir el terror sembrado por la delincuencia.
El caso amerita una respuesta
institucional.