Cd.
Victoria, Tam. – El segundo informe
del neoleonés JAIME RODRÍGUEZ, el Bronco, permitió conocer el sentimiento
ciudadano que hoy priva en torno a su desempeño como primer mandatario
independiente del México contemporáneo.
La gente sencilla lo sigue saludando.
Los partidos lo cuestionan con severidad, en particular la bancada panista del
congreso local.
Cuestionan su decisión de abandonar el
cargo para buscar la Presidencia, en la misma modalidad independiente, contando
ya con registro ante el INE.
No olvidan que en campaña se significó
como un crítico severo de los políticos que brincan de un cargo a otro, sin
concluir sus mandatos. Los “chapulines”, a los que JAIME tanto fustigó.
Por tal razón se escuchó fuerte entre la
legislatura de dicho estado la exigencia de que “si se va, ya no regrese.”
Se confirma, pues, la expectativa comentada
aquí desde la llegada del “Bronco” al poder. Los independientes enfrentarán siempre
un hándicap muy difícil en aquellos cargos donde exista división de poderes.
Concretamente, en gubernaturas y la primera magistratura del país.
Y lo hemos visto en otras latitudes del
planeta. Jefes de gobierno, nacional o provincial, que llegan maniatados, al
carecer de un grupo parlamentario capaz de garantizarles un mínimo de
gobernabilidad.
Parecen condenados al choque permanente
con el legislativo. Máxime cuando se tiene ese carácter frontal, de chispa
rápida, respuesta pronta y agresiva, como el del “Bronco”.
EXPERIMENTO
FALLIDO
Para fines de reflexión, tiene interés
la experiencia sin precedentes que hoy se vive (y sufre) en el vecino estado de
Nuevo León.
Ello, en la víspera de una elección
federal donde por primera vez competirán con registro legal candidatos
independientes al cargo que hoy detenta ENRIQUE PEÑA NIETO.
Mencioné en la columna de ayer que
habría ya enlistada una veintena de aspirantes sin partido. Aunque el diario
EXCELSIOR, hasta el mediodía de este martes, contabilizaba 31 (con nombres y
apellidos) y alguien más comentaba en redes (sin dar fuente) que podrían llegar
a 45.
Vaya marabunta. El conteo definitivo lo
sabremos a la medianoche del sábado cuando cierre el plazo. Con seguridad, en las
primeras planas del domingo.
Y, bueno, si los independientes cargan
con la dificultad de ejercer el mando donde exista el contrapeso de un poder
legislativo (federal, estatal) cabe preguntar en qué tareas serían más viables.
Con limitaciones, en el legislativo
(curul local y federal, escaño senatorial) en cuyos corredores acaso pudieran
encontrar cierto apoyo entre las bancadas, sin modificar su carácter de llaneros
solitarios.
Y, por supuesto, en las municipalidades.
La razón es que buena parte de la asamblea local (el cabildo) es votada en la
misma boleta y urna del alcalde.
Antes aún de elecciones y campañas, en
fecha previa al registro, los candidatos a jefes edilicios tienen mano en la integración
de sus planillas. Los futuros síndicos y regidores.
La gobernabilidad de un alcalde
independiente estaría, pues, garantizada, al contar con una mayoría de fieles
en la comuna, a los cuáles se añaden algunos regidores de oposición, de manera
proporcional.
Ya lo comenté aquí. Hace tiempo el
exalcalde laredano HORACIO GARZA propuso una reforma constitucional para que
los cabildos fueran votados en otra urna, con el fin de otorgarles mayor
autonomía.
De esta manera no le deberían al alcalde
su cargo. Desde luego, jamás progresó la idea de HORACIO, pero queda como
referente útil.
El caso es que, bajo las reglas del
juego vigentes, la planilla municipal resultaría el nicho idóneo para quienes
tienen inquietudes de participar en política, sin la venia de un partido.
Veremos cuántos se apuntan en Tamaulipas,
con qué perfiles y antecedentes, ideas, proyectos y programas.