Cd.
Victoria.- La baja estadística de popularidad que
observa el presidente PEÑA NIETO acaso
pudiera indicarnos el tipo de estrategia que eventualmente seguiría el PRI rumbo
al 2018.
Por principio, se retomaría la fórmula de
1988, cuando un devaluado presidente DE LA MADRID hacía lo posible porque el
país (según sus propias palabras) no se le deshiciera entre las manos, mientras
impulsaba a su delfín CARLOS SALINAS.
Se buscó, entonces, posicionar al
candidato, la persona antes que al partido. Si para lograrlo tuvo además que
escamotearle votos a sus rivales CÁRDENAS y CLOUTHIER, eso ya es otra historia.
En segundo lugar, estrenando ahora el
marco jurídico que permite las candidaturas independientes, el alto mando tricolor
tendría la intención de permitir (fomentar, incluso) el mayor número de opciones
posible.
Los minipartidos ya no irían aliados de una
fuerza mayor sino que harían suyas las aspiraciones de alguna figura nacional,
entre las muchas que hoy día confiesan abiertamente sus anhelos.
Y esto va desde el señor FERNÁNDEZ NOROÑA
hasta PEDRITO FERRIZ, JORGE CASTAÑEDA, ROSARIO ROBLES, MANLIO FABIO BELTRONES,
RICARDO MONREAL y el reaparecido MARCELO EBRARD.
Pero también gobernadores en ejercicio como
JAIME, el Bronco, RODRÍGUEZ de Nuevo León, GRACO RAMÍREZ de Morelos, SILVANO
AUREOLES de Michoacán y MANUEL VELAZCO de Chiapas, más los que se acumulen.
ABANICO
AMPLIO
Entre esa jungla variopinta de opciones
tendrían que moverse los abanderados de los partidos mayores, a saber:
Por el PAN, quien resulte triunfador (a) en
la terna formada por MARGARITA ZAVALA, RAFAEL MORENO VALLE y RICARDO ANAYA.
Por el PRI, si la apuesta fuera un
político, la decisión andaría entre MIGUEL ANGEL OSORIO y ERUVIEL ÁVILA, sin
olvidar a CESAR CAMACHO.
Si, en cambio, la decisión de Los Pinos
apunta (con altísimo riesgo) a un tecnócrata, tendríamos que pensar en JOSE
ANTONIO MEADE y AURELIO NUÑO.
Por MORENA va AMLO, punto, no hay mucho
que añadir.
Dentro del PRD, todo indica que el jefe
de gobierno capitalino MIGUEL ANGEL MANCERA se ha ido quedando sin oponentes.
Las figuras de la izquierda ven más
próxima su promoción en algún partido menor que disputarle el oxígeno a MANCERA,
sabiendo que carga en sus alforjas el presupuesto para medios de la capital
mexicana.
Curiosamente, MIGUEL ANGEL ha consolidado
su control del PRD sin ser miembro de este partido pues ganó en 2012 como
candidato ciudadano del Sol Azteca.
La pregunta, entre tantas, es si la
pretendida fracción del voto antipriísta tendría resultado a escala nacional.
TAMAULIPAS,
EJEMPLO
Al respecto, los ojos de la capital
mexicana debieran conocer más a fondo lo que ocurrió en el proceso electoral
tamaulipeco, incluyendo la lista de candidatos, el desempeño de los mismos, el perfil
de los debates y, finalmente, la votación.
El lector recordará que la contienda
arrancó con ocho abanderados, siete de partido y un independiente que
finalmente declinó en favor del panista CABEZA DE VACA.
Y mire usted, ni JORGE VALDEZ del PRD, ni
ARMANDO VERA del PT, ni GUSTAVO CÁRDENAS del PMC, ni HECTOR GARZA de MORENA, ni
ABDIES PINEDA del PES pudieron evitar que CABEZA DE VACA derrotara con
amplísimo margen al tricolor BALTAZAR HINOJOSA.
Desde luego, son dos elecciones distintas
y la polarización de fuerzas que vimos en Tamaulipas no representa
necesariamente lo que pueda ocurrir a escala nacional.
Pero la enseñanza sirve. Si el enjambre
de minicandidatos que veamos en 2018 no levanta campañas con fuerza, identidad
y propuesta definida, el elector ajustará su percepción del menú para enfocarse
únicamente en las dos o tres opciones reales: PRI, PAN, MORENA.
Los demás serán como los cacahuates,
muchos, ruidosos y sin peso alguno.