Cd.
Victoria.- Importante su trayectoria, indiscutible
su triunfo, la doctora MAKI ORTIZ DOMÍNGUEZ, alcaldesa de Reynosa, parece
olvidar que la legitimidad no es un bien que se conquiste de una vez por todas y
para siempre.
Por el contrario, debe refrendarse cada
día con las decisiones y acciones de gobierno. Entre ellas, el respeto al marco
jurídico que norma su administración, al cuál (no debe olvidar) juró cumplir y
hacer cumplir cuando asumió el cargo.
Leyes y reglamentos que no se hicieron
por capricho y tampoco pueden quedar en letra muerta.
Están para acatarse y por ello su poder
como jefa edilicia tiene contrapesos claros en instituciones como el cabildo y
el congreso local.
Ciertamente, reside en la presidencia la
facultad de elegir colaboradores, aunque dicho poder no está exento de
contraindicaciones.
Ni puede ni debe ignorar que para ciertos
cargos se exigen perfiles donde existen requisitos como son la escolaridad, la
experiencia y hasta los años de residencia local.
Ni preparación ni colmillo le faltan a
MAKI para entender todo esto. Egresada de medicina en el Tecnológico de
Monterrey, la voluntariosa dama tiene además una maestría en salud pública por
la Universidad de Cataluña y un diplomado en administración por el propio
ITESM.
A sus 54 años cumplidos, su hoja de
servicios luce cuatro cargos de elección popular: regidora, diputada federal,
senadora y alcaldesa. En la cámara alta presidió la Comisión Nacional de Salud.
Antes fue Subsecretaria de Integración de
la Secretaría de Salud federal, entre 2006 y 2011, bajo la administración
calderonista.
DURA
DE ACATAR
Pero mire lo que son las cosas. Esa
legendaria fortaleza de carácter que le ha servido para alcanzar sus metas
profesionales y sobreponerse a toda suerte de dificultades, tiene un lado
oscuro que es la terquedad.
La doctora no quiere aceptar que su
disputa por el nombramiento incorrecto de colaboradores no es una bronca
personal ni con el congreso, ni con sus regidores ni tampoco con su paisano el
gobernador CABEZA DE VACA.
Su problema es con la legislación misma y
cuesta trabajo creer que no lo comprenda ella que ha sido legisladora dos
veces.
Y bueno, ya le hablaron de todas las
maneras posibles. Le han tenido consideraciones excesivas acaso por tratarse de
una distinguida militante panista, paisana del Jefe del Ejecutivo estatal.
¿Qué parte de la palabra “no” se le
dificulta en entender?
El diferendo ya llegó al Congreso del
Estado que preside CARLOS GARCÍA GONZÁLEZ, donde el diputado JOAQUÍN HERNÁNDEZ
CORREA ya le fijó un plazo de diez días a la edil reynosense para que rinda un
informe puntual sobre el estado que guarda la designación de su equipo.
Es decir, la selección de los
funcionarios que la acompañaran en su gobierno, nudo gordiano de este
caprichoso, inútil, improductivo forcejeo entre voluntades.
LO
QUE SIGUE
Y mire usted que es el segundo exhorto y
no quiere ceder. Acaso esté esperando que le hablen en un idioma distinto. Más
ríspido, incluso.
A como van las cosas, se podría suscitar
en Tamaulipas un conflicto digno de las primeras planas nacionales, donde una
alcaldesa recién llegada pueda ser sometida a juicio político en el Congreso
por desobedecer las reglas elementales que tutelan la designación de un gabinete.
Amonestación, amago de sanciones que
podrían llegar a la revocación de mando. ¿En que momento dará su brazo a
torcer?
Porque si de algo debe estar segura (y ya
se lo demostraron) es que la autoridad estatal jamás cejará en su empeño y esto
lo hace por estricto cumplimiento de su obligación legal.
Acaso olvide MAKI que el hilo se rompe
siempre por lo más delgado y que en este “tour de force” la parte más finita de
la dichosa hebra es precisamente ella.