Cd. Victoria, Tam.- Si hubiera que preguntar cuál de los cuatro aspirantes formales a la Presidencia tiene encima el mayor número de etiquetas negativas, sin menoscabo de duda estaríamos hablando del abanderado priísta ENRIQUE PEÑA NIETO.
Su presunta condición de títere o marioneta de intereses oscuros es acaso la más socorrida por malquerientes y deturpadores del mexiquense.
Le endilgan que carece de voluntad y criterio propio, pues todo lo que dice, hace o logra es producto de sus guionistas, diseñadores, financieros y patrocinadores.
Así piensa el llamado “círculo rojo” en las redes sociales y, desde luego, así lo repite hasta el cansancio ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
¿Quiénes serían los dueños o regenteadores de esa marca registrada, modelo para armar o empresa itinerante llamada PEÑA NIETO, según dicha versión?
Desde luego, Televisa, aunque también cierta entidad brumosa a la que llaman Grupo Atlacomulco, a lo cuál se añadirían en primerísima fila personajes siniestros como CARLOS SALINAS DE GORTARI y (hasta hace poco) ELBA ESTHER GORDILLO.
Se menciona también a un sindicato de gobernadores priístas, aunque las opiniones varían entre quienes ubican a tan tenebroso club en posición superior, colateral o subordinada, es decir, en calidad de jefes, socios o meros operadores.
Se diría que esta es la descripción más común del abanderado tricolor desde su último bienio como gobernador mexiquense. El disfraz diseñado por sus enemigos.
Acaso por ello, a un mes de que empiecen las campañas, creo que sería un buen ejercicio intelectual preguntarnos que tanto responde el ser real a la imagen que le han confeccionado desde la acera opuesta.
En enero pasado dediqué varias columnas consecutivas al perfil de quienes ya figuraban como aspirantes a la Presidencia.
En la colaboración dedicada a PEÑA NIETO (viernes 6 de enero) señalé que pese al mar de tinta dedicado a su figura, habría un gran desconocimiento en cuanto a su perfil verdadero.
Sus contornos me parecían entonces harto difusos y por ello encabecé mi trabajo de ese día con el título: “Identidad nebulosa: Peña Nieto”.
Entonces escribí:
“Ninguno de los cinco aspirantes resulta más difícil de identificar y, por ende, de precisar las cualidades señeras que lo distinguen como individuo, que el ex-gobernador mexiquense y abanderado del PRI ENRIQUE PEÑA NIETO.”
Para añadir:
“La personalidad esencial de PEÑA NIETO sigue siendo un enigma, en buena medida por (1) la coraza caracterológica que su disciplina personal auto-impuso, pero también (2) el alud de simplificaciones que le han sobrepuesto sus críticos, cartabones que lejos de describirlo, lo distorsionan y ocultan.”
Eso opiné hace poco menos de dos meses. Tengo ahora algunas observaciones que agregar aunque, desde luego, serán más amplias en cuanto el PEÑA NIETO de carne y hueso pueda manifestarse en los venideros meses de campaña.
Llama la atención que ese “títere” de los poderes fácticos del que hablan los medios esté dando muestras de una sana independencia de criterio con algunas decisiones significativas, a saber:
(1) El relevo fulminante de su líder partidista HUMBERTO MOREIRA, en cuanto los escándalos de corrupción en el gobierno de Coahuila se convirtieron en problemas de imagen para su partido.
(2) Su inesperado divorcio de ELBA ESTHER GORDILLO, efectuado por la vía más económica posible, sin desgarres ni recriminaciones mutuas.
(3) Más recientemente, la exclusión de al menos cuatro ex-gobernadores del PRI que se consideraban “cinchos” para cargos legislativos, como son el oaxaqueño ULISES RUIZ, el poblano MARIO MARÍN, el veracruzano FIDEL HERRERA y el propio HUMBERTO MOREIRA.
(4) La relación abierta que PEÑA NIETO sostiene con el ex-presidente ERNESTO ZEDILLO, acaso el enemigo más notable de CARLOS SALINAS.
Cabría preguntar, entonces, que tanto sabemos de los candidatos más allá de sus caricaturas o si tenemos una opinión pública que hace de los estigmas su referencia única.