martes, 6 de marzo de 2012

Biden, el confesor


Cd. Victoria, Tam.- JOE BIDEN es un abogado norteño de Pensilvania con una larga carrera legislativa, tiene 69 años, ha sido cinco veces senador y, en este camino, le ha tocado presidir el estratégico Comité de Relaciones Exteriores de la cámara alta (U.S. Senate Committee on Foreign Relations).
Y algo raro en un político anglosajón, pertenece a la Iglesia Católica Romana (además de Los Pinos, visitó esta vez la Basílica de Guadalupe) a diferencia de OBAMA que es congregacional (una rama de la fe presbiteriana) y de GEORGE BUSH que es metodista.
El señor BIDEN egresó de la armada con grado de capitán y es un experto en esa rama de la agenda internacional que pasa por el seguimiento escrupuloso del Congreso.
Por su postura favorable al aborto es considerado un liberal, aunque en asuntos como la defensa nacional se recuerda su línea dura cuando apoyó las guerras de BUSH en Irak y Afganistán, así como la ofensiva de CLINTON en Kosovo.
Siguiendo la tradición de los vicepresidentes estadounidenses (desde los tiempos de ROCKEFELLER) mister BIDEN se asoma al traspatio latinoamericano para observar las tendencias de la vida política y conocerlas en la viva voz de sus principales actores.
Por ello este lunes el hombre vino a desempeñar un papel que conoce bien como legislador formado en el paciente oficio de auscultar, dar audiencias (hearings) y poner oído a quien tenga algo que informar sobre asuntos relevantes.
A eso vino, a escuchar y se reunió con cuatro personajes centrales del momento político mexicano como son el Presidente FELIPE CALDERÓN y tres de los aspirantes a sucederlo. 
El primero fue CALDERÓN, un hombre que está prácticamente de salida, le quedan ocho meses y pico de gestión y ya no representa gran cosa en la agenda de un gobierno norteamericano que busca reelegirse y tiene en perspectiva cuatro años más de historia.
El vicepresidente empezó, pues, con FELIPE al filo del mediodía en Los Pinos, donde hablaron de migración, pero, sobre todo, se escuchó la voz de CALDERÓN reclamando (one more time) por el tráfico de armas.
Más importante era ver a los candidatos. Durante la tarde del mismo lunes, JOE BIDEN recibió en su cuarto de hotel a ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, ENRIQUE PEÑA NIETO y JOSEFINA VAZQUEZ MOTA.
El primero fue LOPEZ OBRADOR, el candidato más débil de los partidos grandes (el tercer lugar) y el más alejado ideológicamente de BIDEN.
Fiel a su estilo, AMLO elaboró un documento de casi 12 mil golpes (el equivalente a tres columnas como la que está usted leyendo) donde expone su programa de gobierno en los más diversos rubros, desde la promesa de no incrementar los impuestos, hasta la generación de empleo, la soberanía alimentaria y sus planes para la industria petrolera.
Se diría que fue excesivo el reporte de AMLO, tomando en cuenta que su destinatario es el representante de un gobierno extranjero, quien legalmente nada tiene que hacer en una elección mexicana.
Después de FELIPE y AMLO tocó el turno a ENRIQUE PEÑA NIETO, primer lugar en las intenciones del voto. 
El priísta después destacaría dos puntos, (1) el combate firme a la inseguridad que se propone desarrollar en caso de ganar la elección y (2) la oportunidad de explorar la relación bilateral para una integración más productiva en América del Norte
En su momento, JOSEFINA VAZQUEZ MOTA, segundo lugar en las en cuestas, se presentó con una agenda que pudiera interpretarse como una ampliación de las preocupaciones calderonistas: indocumentados, lavado de dinero, impunidad y corrupción.
Al salir, VAZQUEZ MOTA añadió que BIDEN “ve con normalidad que México pueda tener presidenta.”
Y bueno, la nota chusca de la jornada fue la queja que boletinó la oficina de prensa de GABRIEL QUADRI, el candidato de Nueva Alianza, por “no haber recibido invitación para participar en las reuniones con el vicepresidente”.
Parece un acto de discriminación y acaso lo sea pero, caray, ese uno por ciento que hoy luce QUADRI no da para más. Cuestión de estaturas.